Hace algunos años Barranquilla, la capital del Atlántico y ciudad emblemática de la Costa Caribe, era una de las ciudades con mayores problemas entre las capitales de departamento de todo el país. En efecto, la corrupción, la ineficiencia y la desconfianza de los ciudadanos en su clase dirigente tenían a la “Puerta de Oro de Colombia” en una situación calamitosa.
Hace algunos años Barranquilla, la capital del Atlántico y ciudad emblemática de la Costa Caribe, era una de las ciudades con mayores problemas entre las capitales de departamento de todo el país. En efecto, la corrupción, la ineficiencia y la desconfianza de los ciudadanos en su clase dirigente tenían a la “Puerta de Oro de Colombia” en una situación calamitosa.
Varias administraciones consecutivas la habían llevado a ese estado; dejando atrás años de historia, de progreso y desarrollo, teniendo en cuenta que fue la ciudad donde se inició la aviación comercial en el país, importante y dinámico puerto clave para la economía nacional, cuna de importantes escritores, periodistas y poetas, etc; cualidades por las cuales se había labrado un puesto en la geografía, la historia y la economía nacional.
Ante esa situación, los barranquilleros se pellizcaron, habían tocado fondo, y eligieron como Alcalde, a un joven ejecutivo procedente del sector privado, Alex Char Chaljub, que le imprimió un nuevo impulso a su ciudad, a la casa del Junior, a la casa de la selección, y decidió aplicar un estilo de gerencia del sector privado; con eficiencia, transparencia y decisión, y a pesar de haber encontrado la ciudad en Ley 550, logró ganarse la confianza de los ciudadanos, y en particular de los contribuyentes, recuperó el recaudo de los impuestos y las finanzas de la ciudad, desmontó varias concesiones leoninas que la tenían amarrada y pudo volver a invertir en obras públicas, salud y educación, para darle de nuevo brillo a la legendaria Barranquilla.
Alex Char logró volver a darle altura a esa ciudad; y – en su momento- fue considerado uno de los mejores alcaldes del país. Supo trabajar en llave con el entonces gobernador del Atlántico, Eduardo Verano De la Rosa, y con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Hoy Char es asesor del Presidente Juan Manuel Santos y puede contar este caso de buen ejemplo de gestión pública.
Una mujer menuda, una economista que trabajaba en el sector financiero, Elsa Noguera De la Espriella, fue, en buena parte, el artífice de la gestión de Char. Al punto, que este la propuso como candidata a la Vicepresidencia en la fórmula de Germán Vargas Lleras, en las elecciones de 2010, por el movimiento Cambio Radical.
Hoy, Noguera De la Espriella, es la Alcaldesa de Barranquilla; una mujer sencilla, pequeña, con una apariencia frágil, pero con una gran fortaleza y a quien es los barranquilleros le reconocieron su aporte a la administración de Char y la eligieron para remplazarlo.
La alcaldesa de la capital del Atlántico vino a Valledupar el pasado fin de semana, para firmar con el Alcalde de Valledupar, Fredys Socarrás Reales, un convenio de cooperación que busca compartir experiencias exitosas y ayudarle a la capital del Cesar a salir de la aguda crisis en que se encuentra.
Ella, con la autoridad que le confiere su experiencia como Secretaria de Hacienda, está convencida de que Valledupar debe acogerse a la Ley 550, para buscar reestructurar sus deudas, conseguir más liquidez y evitar el embargo de sus cuentas y bienes, y poder adelantar el programa de desarrollo “Transformando a Valledupar”, con el que se ha comprometido Socarrás Reales; pero aclara: “la decisión es de ustedes, de los vallenatos”. Dice que Barranquilla tiene mucho que aprender, también, de Valledupar, de su planeación, de su arborización y hasta de su Festival.
En su opinión, la Ley 550 es una decisión y un proceso difícil, pero considera que es una buena alternativa para ordenar una situación caótica, desde el punto financiero y jurídico, que viene de varias administraciones atrás; de mandatarios que hipotecaron el futuro de Valledupar y que la llevaron a la situación por todos conocida: sin plata, expuesta a demandas y a embargos y sin poder atender las más apremiantes necesidades de sus ciudadanos.
Valledupar tiene mucho que aprender de la experiencia reciente de Barranquilla.
Hace algunos años Barranquilla, la capital del Atlántico y ciudad emblemática de la Costa Caribe, era una de las ciudades con mayores problemas entre las capitales de departamento de todo el país. En efecto, la corrupción, la ineficiencia y la desconfianza de los ciudadanos en su clase dirigente tenían a la “Puerta de Oro de Colombia” en una situación calamitosa.
Hace algunos años Barranquilla, la capital del Atlántico y ciudad emblemática de la Costa Caribe, era una de las ciudades con mayores problemas entre las capitales de departamento de todo el país. En efecto, la corrupción, la ineficiencia y la desconfianza de los ciudadanos en su clase dirigente tenían a la “Puerta de Oro de Colombia” en una situación calamitosa.
Varias administraciones consecutivas la habían llevado a ese estado; dejando atrás años de historia, de progreso y desarrollo, teniendo en cuenta que fue la ciudad donde se inició la aviación comercial en el país, importante y dinámico puerto clave para la economía nacional, cuna de importantes escritores, periodistas y poetas, etc; cualidades por las cuales se había labrado un puesto en la geografía, la historia y la economía nacional.
Ante esa situación, los barranquilleros se pellizcaron, habían tocado fondo, y eligieron como Alcalde, a un joven ejecutivo procedente del sector privado, Alex Char Chaljub, que le imprimió un nuevo impulso a su ciudad, a la casa del Junior, a la casa de la selección, y decidió aplicar un estilo de gerencia del sector privado; con eficiencia, transparencia y decisión, y a pesar de haber encontrado la ciudad en Ley 550, logró ganarse la confianza de los ciudadanos, y en particular de los contribuyentes, recuperó el recaudo de los impuestos y las finanzas de la ciudad, desmontó varias concesiones leoninas que la tenían amarrada y pudo volver a invertir en obras públicas, salud y educación, para darle de nuevo brillo a la legendaria Barranquilla.
Alex Char logró volver a darle altura a esa ciudad; y – en su momento- fue considerado uno de los mejores alcaldes del país. Supo trabajar en llave con el entonces gobernador del Atlántico, Eduardo Verano De la Rosa, y con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Hoy Char es asesor del Presidente Juan Manuel Santos y puede contar este caso de buen ejemplo de gestión pública.
Una mujer menuda, una economista que trabajaba en el sector financiero, Elsa Noguera De la Espriella, fue, en buena parte, el artífice de la gestión de Char. Al punto, que este la propuso como candidata a la Vicepresidencia en la fórmula de Germán Vargas Lleras, en las elecciones de 2010, por el movimiento Cambio Radical.
Hoy, Noguera De la Espriella, es la Alcaldesa de Barranquilla; una mujer sencilla, pequeña, con una apariencia frágil, pero con una gran fortaleza y a quien es los barranquilleros le reconocieron su aporte a la administración de Char y la eligieron para remplazarlo.
La alcaldesa de la capital del Atlántico vino a Valledupar el pasado fin de semana, para firmar con el Alcalde de Valledupar, Fredys Socarrás Reales, un convenio de cooperación que busca compartir experiencias exitosas y ayudarle a la capital del Cesar a salir de la aguda crisis en que se encuentra.
Ella, con la autoridad que le confiere su experiencia como Secretaria de Hacienda, está convencida de que Valledupar debe acogerse a la Ley 550, para buscar reestructurar sus deudas, conseguir más liquidez y evitar el embargo de sus cuentas y bienes, y poder adelantar el programa de desarrollo “Transformando a Valledupar”, con el que se ha comprometido Socarrás Reales; pero aclara: “la decisión es de ustedes, de los vallenatos”. Dice que Barranquilla tiene mucho que aprender, también, de Valledupar, de su planeación, de su arborización y hasta de su Festival.
En su opinión, la Ley 550 es una decisión y un proceso difícil, pero considera que es una buena alternativa para ordenar una situación caótica, desde el punto financiero y jurídico, que viene de varias administraciones atrás; de mandatarios que hipotecaron el futuro de Valledupar y que la llevaron a la situación por todos conocida: sin plata, expuesta a demandas y a embargos y sin poder atender las más apremiantes necesidades de sus ciudadanos.
Valledupar tiene mucho que aprender de la experiencia reciente de Barranquilla.