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Columnista - 28 junio, 2012

Deterioro del Medio Ambiente es problema de todos

Por: Hernán Maestre Martínez* Valledupar Ciudad Ecológica de Colombia.  Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego. La última nueva realidad en la economía del mundo es la […]

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Por: Hernán Maestre Martínez*

Valledupar Ciudad Ecológica de Colombia.  Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
La última nueva realidad en la economía del mundo es la aplicación de la ecología transnacional. Afectado por la ecología, el amenazado hábitat de la raza humana habrá de ser progresivamente incluido en la política económica. Y cada vez más afectado por la ecología y por las políticas respecto a él, trascenderá las fronteras nacionales. Los daños principales para el hábitat humano son, cada vez en mayor grado global. Y así habrán de ser progresivamente las políticas necesarias para protegerlo y preservarlo. Hablamos todavía de protección ambiental como si fuera la protección de algo fuera- de y separado del hombre. Pero lo que se encuentra amenazado es la necesidad de supervivencia de la especie humana. Hasta el siglo XIX,  el desafío nunca finalizado era la protección de la humanidad y su hábitat contra las fuerzas de la naturaleza: epidemias, predadores, inundaciones y huracanes, entre otros. Esas fuerzas son todavía tan poderosas como siempre.
La reciente erupción del Sida, la nueva plaga, acallaría cualquier alarde sobre la conquista de la naturaleza. Pero desde el siglo XX ha aparecido una nueva necesidad: proteger a la naturaleza contra el hombre. La toma de conciencia de este problema apenas existió hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces la amenaza ha crecido de un modo explosivo y ha cambiado totalmente su carácter. Hoy en día hablamos de cumbres mundiales sobre el medio ambiente.
La mayoría de la gente ve el problema como si se moviera originariamente en su propio campo de visión, es decir, como una serie de acontecimientos locales, aislados y específicos, estos no son locales en sus consecuencias ya que sabemos ahora que la contaminación no conoce fronteras.
Para muchos constituye una creencia que la amenaza al medio ambiente y a la ecología afecta sólo a países desarrollados y, desde luego, como resultado de la industrialización, del automóvil de la opulencia. Pero la mayor catástrofe ecológica que viene produciéndose y la más difícil de contener y menos aún de hacer reversible es la destrucción de las selvas tropicales del planeta por los menos avanzados, los menos desarrollados, los más pobres habitantes de la Tierra.
En este aspecto, el nuevo rico Brasil, tiene una buena contribución con la destrucción de la selva amazónica para sembrar soya.
Debemos tener claro que la destrucción de la ecología, de la que depende la supervivencia de la humanidad es una responsabilidad común. Atajarla como si fuera una tarea nacional es inútil, aunque naturalmente, será necesario un buen plan de implementación, tanto a escala nacional, como local. No se emprenderá ninguna acción efectiva hasta que aceptemos que el deterioro del medio ambiente es problema de todos, esté donde esté, y nos amenaza a todos. Sólo los acuerdos transnacionales y la acción conjunta pueden primero detener y luego hacer reversible la destrucción del medio ambiente en y por los países en vía de desarrollo, en los que los daños son mayores, simplemente porque las amenazas a la ecología se deben más a la presión de la población que a la industria.
En cualquier caso, la protección al entorno requiere leyes ecológicas internacionales. De hecho la protección ambiental podría muy bien ser la propuesta más productiva de ayuda exterior y con éxito mucho mayor que la ayuda al desarrollo de las últimas cinco décadas.

NOTA BREVE:
La Cumbre de Río +20, otro fracaso o decepción que nos dejan estos eventos.

*Especialista en Gestión Ambiental

Columnista
28 junio, 2012

Deterioro del Medio Ambiente es problema de todos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Por: Hernán Maestre Martínez* Valledupar Ciudad Ecológica de Colombia.  Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego. La última nueva realidad en la economía del mundo es la […]


Por: Hernán Maestre Martínez*

Valledupar Ciudad Ecológica de Colombia.  Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
La última nueva realidad en la economía del mundo es la aplicación de la ecología transnacional. Afectado por la ecología, el amenazado hábitat de la raza humana habrá de ser progresivamente incluido en la política económica. Y cada vez más afectado por la ecología y por las políticas respecto a él, trascenderá las fronteras nacionales. Los daños principales para el hábitat humano son, cada vez en mayor grado global. Y así habrán de ser progresivamente las políticas necesarias para protegerlo y preservarlo. Hablamos todavía de protección ambiental como si fuera la protección de algo fuera- de y separado del hombre. Pero lo que se encuentra amenazado es la necesidad de supervivencia de la especie humana. Hasta el siglo XIX,  el desafío nunca finalizado era la protección de la humanidad y su hábitat contra las fuerzas de la naturaleza: epidemias, predadores, inundaciones y huracanes, entre otros. Esas fuerzas son todavía tan poderosas como siempre.
La reciente erupción del Sida, la nueva plaga, acallaría cualquier alarde sobre la conquista de la naturaleza. Pero desde el siglo XX ha aparecido una nueva necesidad: proteger a la naturaleza contra el hombre. La toma de conciencia de este problema apenas existió hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces la amenaza ha crecido de un modo explosivo y ha cambiado totalmente su carácter. Hoy en día hablamos de cumbres mundiales sobre el medio ambiente.
La mayoría de la gente ve el problema como si se moviera originariamente en su propio campo de visión, es decir, como una serie de acontecimientos locales, aislados y específicos, estos no son locales en sus consecuencias ya que sabemos ahora que la contaminación no conoce fronteras.
Para muchos constituye una creencia que la amenaza al medio ambiente y a la ecología afecta sólo a países desarrollados y, desde luego, como resultado de la industrialización, del automóvil de la opulencia. Pero la mayor catástrofe ecológica que viene produciéndose y la más difícil de contener y menos aún de hacer reversible es la destrucción de las selvas tropicales del planeta por los menos avanzados, los menos desarrollados, los más pobres habitantes de la Tierra.
En este aspecto, el nuevo rico Brasil, tiene una buena contribución con la destrucción de la selva amazónica para sembrar soya.
Debemos tener claro que la destrucción de la ecología, de la que depende la supervivencia de la humanidad es una responsabilidad común. Atajarla como si fuera una tarea nacional es inútil, aunque naturalmente, será necesario un buen plan de implementación, tanto a escala nacional, como local. No se emprenderá ninguna acción efectiva hasta que aceptemos que el deterioro del medio ambiente es problema de todos, esté donde esté, y nos amenaza a todos. Sólo los acuerdos transnacionales y la acción conjunta pueden primero detener y luego hacer reversible la destrucción del medio ambiente en y por los países en vía de desarrollo, en los que los daños son mayores, simplemente porque las amenazas a la ecología se deben más a la presión de la población que a la industria.
En cualquier caso, la protección al entorno requiere leyes ecológicas internacionales. De hecho la protección ambiental podría muy bien ser la propuesta más productiva de ayuda exterior y con éxito mucho mayor que la ayuda al desarrollo de las últimas cinco décadas.

NOTA BREVE:
La Cumbre de Río +20, otro fracaso o decepción que nos dejan estos eventos.

*Especialista en Gestión Ambiental