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Columnista - 27 junio, 2012

Reforma judicial: una vergüenza

Por: Basilio Padilla Después de leer y comenzar a interpretar algunos de los ‘micos’ agregados a la reforma judicial, mi primera pregunta fue: ¿quiénes de nuestros congresistas votaron a favor del proyecto de Ley y por qué no explican su posición a la ciudadanía del Cesar? La reforma a la justicia que aprobó el Congreso […]

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Por: Basilio Padilla

Después de leer y comenzar a interpretar algunos de los ‘micos’ agregados a la reforma judicial, mi primera pregunta fue: ¿quiénes de nuestros congresistas votaron a favor del proyecto de Ley y por qué no explican su posición a la ciudadanía del Cesar?

La reforma a la justicia que aprobó el Congreso de la República ha agitado de una manera tal al país que quizás ni los mismos congresistas tenían idea. Todo esto indica que estamos leyendo más y queremos estar al tanto de muchas cosas que pasan. ¡Qué lástima que en las elecciones a cargos públicos no reine más el voto de opinión, basado en los planteamientos programáticos de los candidatos y la percepción de honestidad y honorabilidad que se tenga de ellos!

El acto legislativo de la reforma consta de 29 artículos y para propósitos de su interpretación, los analistas lo han dividido en dos componentes: uno judicial y el otro político, caso en el cual los congresistas metieron tanto la mano hasta lograr hacer que sea bien difícil actuar contra ellos. Es decir, que los padres de la patria hicieron todo lo posible por ampararse con la Ley que ellos mismos arreglaron. No es de extrañar esta actitud en momentos en que muchos de ellos se encuentran cuestionados por paramilitarismo, favoritismo, peculado y hasta por narcotráfico. Por otro lado, los cambios que introdujeron en la reforma a la Justicia y que favorecerán a la rama legislativa, no solo tendrán que ver con las normas por las que políticamente operan, sino también que desde lo judicial también les influirá de manera positiva.

Uno de los temas más discutidos y criticados es el llamado la “silla vacía”. En la reforma política de 2009 se tuvo en cuenta como requisito para la aplicación de la “silla vacía” y de la responsabilidad de las organizaciones políticas, que esta se daría solo cuando ya haya una sentencia condenatoria o una imposición de medida de aseguramiento durante el período para el cual se fue elegido. Con los nuevos cambios esto será más difícil que suceda porque para perder la investidura se deberá verificar el dolo o la culpa con que se haya actuado y la sanción deberán atender el principio de la proporcionalidad. En este sentido la “silla vacía” que, por ejemplo en la actual legislatura se le aplicó al senador Javier Cáceres Leal, a quien le quitaron la investidura, sería mucho más difícil de que se dé de ahora en adelante. Además se crea la doble instancia para juzgar a los parlamentarios en el Consejo de Estado. La decisión de segunda instancia será adoptada con los votos de las tres quintas partes de los consejeros de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo con exclusión de los consejeros que hubieran conocido el asunto en primera instancia. Los resultados se podrían traducir en la siguiente forma: se acaba con la pérdida de investidura y se excluye a la Sala Penal de la Corte Suprema de las investigaciones por la parapolítica, los carteles de la contratación y la debacle en la salud. Además se establecen beneficios adicionales para los investigados y se abre la puerta a la excarcelación de los parapolíticos y los responsables de graves delitos cometidos contra el Estado.

Curioso es el hecho de que después de la indignación que ha causado este episodio, la mayor parte de los congresistas que la firmaron, ahora la quieren denunciar alegando que no se dieron cuenta de la introducción de los ‘micos’. Esto evidencia la falta de honestidad con que ellos firmaron esa nueva Ley, la que, supuestamente, ni han leído. La renuncia del ministro de justicia Juan Carlos Esguerra, el repudio total del presidente Juan Manuel Santos y la indignación de la mayoría de los ciudadanos en todo el país, causarán en alguna forma el hundimiento de esta reforma. Sin embargo, la discusión de los elementos que condujeron a este vergonzoso episodio debe darse a muy corto plazo. Es hora de preguntarnos ¿A quiénes estamos eligiendo como congresistas?, ¿Será que el cuerpo legislativo necesita una reforma estructural?, ¿Es hora de ponerle límite al tiempo de servicio de sus miembros para evitar el abuso del poder? Invito a nuestros congresistas a que inicien este debate y que en sus entrevistas radiales y escritas den respuestas precisas a los temas de discusión que con todo respeto propongo.

Columnista
27 junio, 2012

Reforma judicial: una vergüenza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Después de leer y comenzar a interpretar algunos de los ‘micos’ agregados a la reforma judicial, mi primera pregunta fue: ¿quiénes de nuestros congresistas votaron a favor del proyecto de Ley y por qué no explican su posición a la ciudadanía del Cesar? La reforma a la justicia que aprobó el Congreso […]


Por: Basilio Padilla

Después de leer y comenzar a interpretar algunos de los ‘micos’ agregados a la reforma judicial, mi primera pregunta fue: ¿quiénes de nuestros congresistas votaron a favor del proyecto de Ley y por qué no explican su posición a la ciudadanía del Cesar?

La reforma a la justicia que aprobó el Congreso de la República ha agitado de una manera tal al país que quizás ni los mismos congresistas tenían idea. Todo esto indica que estamos leyendo más y queremos estar al tanto de muchas cosas que pasan. ¡Qué lástima que en las elecciones a cargos públicos no reine más el voto de opinión, basado en los planteamientos programáticos de los candidatos y la percepción de honestidad y honorabilidad que se tenga de ellos!

El acto legislativo de la reforma consta de 29 artículos y para propósitos de su interpretación, los analistas lo han dividido en dos componentes: uno judicial y el otro político, caso en el cual los congresistas metieron tanto la mano hasta lograr hacer que sea bien difícil actuar contra ellos. Es decir, que los padres de la patria hicieron todo lo posible por ampararse con la Ley que ellos mismos arreglaron. No es de extrañar esta actitud en momentos en que muchos de ellos se encuentran cuestionados por paramilitarismo, favoritismo, peculado y hasta por narcotráfico. Por otro lado, los cambios que introdujeron en la reforma a la Justicia y que favorecerán a la rama legislativa, no solo tendrán que ver con las normas por las que políticamente operan, sino también que desde lo judicial también les influirá de manera positiva.

Uno de los temas más discutidos y criticados es el llamado la “silla vacía”. En la reforma política de 2009 se tuvo en cuenta como requisito para la aplicación de la “silla vacía” y de la responsabilidad de las organizaciones políticas, que esta se daría solo cuando ya haya una sentencia condenatoria o una imposición de medida de aseguramiento durante el período para el cual se fue elegido. Con los nuevos cambios esto será más difícil que suceda porque para perder la investidura se deberá verificar el dolo o la culpa con que se haya actuado y la sanción deberán atender el principio de la proporcionalidad. En este sentido la “silla vacía” que, por ejemplo en la actual legislatura se le aplicó al senador Javier Cáceres Leal, a quien le quitaron la investidura, sería mucho más difícil de que se dé de ahora en adelante. Además se crea la doble instancia para juzgar a los parlamentarios en el Consejo de Estado. La decisión de segunda instancia será adoptada con los votos de las tres quintas partes de los consejeros de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo con exclusión de los consejeros que hubieran conocido el asunto en primera instancia. Los resultados se podrían traducir en la siguiente forma: se acaba con la pérdida de investidura y se excluye a la Sala Penal de la Corte Suprema de las investigaciones por la parapolítica, los carteles de la contratación y la debacle en la salud. Además se establecen beneficios adicionales para los investigados y se abre la puerta a la excarcelación de los parapolíticos y los responsables de graves delitos cometidos contra el Estado.

Curioso es el hecho de que después de la indignación que ha causado este episodio, la mayor parte de los congresistas que la firmaron, ahora la quieren denunciar alegando que no se dieron cuenta de la introducción de los ‘micos’. Esto evidencia la falta de honestidad con que ellos firmaron esa nueva Ley, la que, supuestamente, ni han leído. La renuncia del ministro de justicia Juan Carlos Esguerra, el repudio total del presidente Juan Manuel Santos y la indignación de la mayoría de los ciudadanos en todo el país, causarán en alguna forma el hundimiento de esta reforma. Sin embargo, la discusión de los elementos que condujeron a este vergonzoso episodio debe darse a muy corto plazo. Es hora de preguntarnos ¿A quiénes estamos eligiendo como congresistas?, ¿Será que el cuerpo legislativo necesita una reforma estructural?, ¿Es hora de ponerle límite al tiempo de servicio de sus miembros para evitar el abuso del poder? Invito a nuestros congresistas a que inicien este debate y que en sus entrevistas radiales y escritas den respuestas precisas a los temas de discusión que con todo respeto propongo.