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Editorial - 17 mayo, 2012

El legado de Carlos Fuentes

La muerte de Carlos Fuentes sorprendió al mundo de la literatura, el periodismo y la cultura hispanoamericana, debido a que a pesar de tener 83 años su vitalidad era grande.

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La muerte de Carlos Fuentes sorprendió al mundo de la literatura, el periodismo y la cultura hispanoamericana, debido a que a pesar de tener 83 años su vitalidad era grande. Su obra constituye un gran legado para el periodismo y la literatura universal.
Carlos Fuentes Macías, recientemente había estado en Colombia, en el Hay Festival en Cartagena, y su energía, sus planteamientos sobre la realidad latinoamericana y mundial, sobre la literatura y la cultura, nada hacía presagiar sobre el final de sus días. Había Carlos Fuentes para rato.
Con el fallecimiento de Fuentes Macías se inicia el principio del fin del “boom” latinoamericano, que marcó la literatura hispana y mundial con una nueva forma de ver la vida y la literatura, con el famoso realismo mágico, como algunos lo denominaron. De esta tendencia literaria, si se pudiera considerar así, sólo quedan dos pesos pesados: el peruano Mario Vargas Llosa y el colombiano, Gabriel García Márquez, ambos premios nobel de literatura, y hoy enemistados luego de haber sido grandes amigos en su juventud. Ambos muy buenos amigos de Fuentes.
Aunque de ancestros mexicanos, Carlos Fuentes había nacido en Panamá, donde su padre era diplomático al servicio del Estado mexicano. Durante sus primeros años, su infancia y su juventud, debió viajar por varios países de América Latina, situación esta que le sirvió para complementar su visión y su cultural universal y cosmopolita.
Estudió derecho en la Universidad Autónoma de México, y luego economía en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza), pero su verdadera vocación eran el periodismo y la literatura. Sus obras muestran la realidad mexicana y latinoamericana, por medios de historias con un gran sustento real y una alta creatividad y originalidad. Se le considera un renovador de la literatura de su país, al lado de Juan Rulfo y Octavio Paz.
Cultivó los géneros de la novela, el cuento, el relato corto y el ensayo. Entre sus obras literarias, se destacan: La región más transparente, Terra Nostra, La Muerte de Artemio Cruz y Gringo Viejo, entre otras. Fue un colaborador permanente y muy activo de muchos periódicos y revistas de México, América Latina y Estados Unidos. Ganó el Premio Cervantes en 1987, y el Príncipe de Asturias en 1994, entre muchos otros premios en México y otros países de Latinoamérica. Para algunos de sus seguidores y admiradores, es otro de los latinoamericanos a los cuales le quedaron debiendo el Nobel, al igual que a Jorge Luis Borges.
Fue un gran amigo de Colombia, como país, y cultivó la amistad de muchos escritores, periodistas y políticos colombianos; entre estos, García Márquez y el propio Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón.
Entre sus últimas causas estaba el tema de la lucha contra el tráfico de drogas que ha sumido a su país e una triste espiral de violencia, similar a la que vivió Colombia en la década de los noventa. Fuentes se mostraba, al igual que muchas personalidades de la política de la cultura mundial, partidario de la despenalización del consumo y del tráfico, teniendo en cuenta los males mayores que está generando la prohibición absoluta que lidera Estados Unidos.
Es grande el legado de este escritor mexicano a la literatura y al periodismo universal. Sus obras literarias, sus ensayos y sus artículos periodísticos constituyen, sin duda alguna, un gran referente para las nuevas generaciones de periodistas y escritores que pueden abrevar en su obra una visión renovadora y liberadora de la realidad latinoamericana. Paz en la tumba de este maestro.

Editorial
17 mayo, 2012

El legado de Carlos Fuentes

La muerte de Carlos Fuentes sorprendió al mundo de la literatura, el periodismo y la cultura hispanoamericana, debido a que a pesar de tener 83 años su vitalidad era grande.


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La muerte de Carlos Fuentes sorprendió al mundo de la literatura, el periodismo y la cultura hispanoamericana, debido a que a pesar de tener 83 años su vitalidad era grande. Su obra constituye un gran legado para el periodismo y la literatura universal.
Carlos Fuentes Macías, recientemente había estado en Colombia, en el Hay Festival en Cartagena, y su energía, sus planteamientos sobre la realidad latinoamericana y mundial, sobre la literatura y la cultura, nada hacía presagiar sobre el final de sus días. Había Carlos Fuentes para rato.
Con el fallecimiento de Fuentes Macías se inicia el principio del fin del “boom” latinoamericano, que marcó la literatura hispana y mundial con una nueva forma de ver la vida y la literatura, con el famoso realismo mágico, como algunos lo denominaron. De esta tendencia literaria, si se pudiera considerar así, sólo quedan dos pesos pesados: el peruano Mario Vargas Llosa y el colombiano, Gabriel García Márquez, ambos premios nobel de literatura, y hoy enemistados luego de haber sido grandes amigos en su juventud. Ambos muy buenos amigos de Fuentes.
Aunque de ancestros mexicanos, Carlos Fuentes había nacido en Panamá, donde su padre era diplomático al servicio del Estado mexicano. Durante sus primeros años, su infancia y su juventud, debió viajar por varios países de América Latina, situación esta que le sirvió para complementar su visión y su cultural universal y cosmopolita.
Estudió derecho en la Universidad Autónoma de México, y luego economía en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra (Suiza), pero su verdadera vocación eran el periodismo y la literatura. Sus obras muestran la realidad mexicana y latinoamericana, por medios de historias con un gran sustento real y una alta creatividad y originalidad. Se le considera un renovador de la literatura de su país, al lado de Juan Rulfo y Octavio Paz.
Cultivó los géneros de la novela, el cuento, el relato corto y el ensayo. Entre sus obras literarias, se destacan: La región más transparente, Terra Nostra, La Muerte de Artemio Cruz y Gringo Viejo, entre otras. Fue un colaborador permanente y muy activo de muchos periódicos y revistas de México, América Latina y Estados Unidos. Ganó el Premio Cervantes en 1987, y el Príncipe de Asturias en 1994, entre muchos otros premios en México y otros países de Latinoamérica. Para algunos de sus seguidores y admiradores, es otro de los latinoamericanos a los cuales le quedaron debiendo el Nobel, al igual que a Jorge Luis Borges.
Fue un gran amigo de Colombia, como país, y cultivó la amistad de muchos escritores, periodistas y políticos colombianos; entre estos, García Márquez y el propio Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón.
Entre sus últimas causas estaba el tema de la lucha contra el tráfico de drogas que ha sumido a su país e una triste espiral de violencia, similar a la que vivió Colombia en la década de los noventa. Fuentes se mostraba, al igual que muchas personalidades de la política de la cultura mundial, partidario de la despenalización del consumo y del tráfico, teniendo en cuenta los males mayores que está generando la prohibición absoluta que lidera Estados Unidos.
Es grande el legado de este escritor mexicano a la literatura y al periodismo universal. Sus obras literarias, sus ensayos y sus artículos periodísticos constituyen, sin duda alguna, un gran referente para las nuevas generaciones de periodistas y escritores que pueden abrevar en su obra una visión renovadora y liberadora de la realidad latinoamericana. Paz en la tumba de este maestro.