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General - 14 mayo, 2012

La pobreza, factor desventajoso para las madres cabeza de hogar

Lais Ester Mosquera es una madre cabeza de hogar que a pesar de haber sido golpeada por diferentes circunstancias de la vida, siempre mantiene una sonrisa a flor de labios y un fino humor que la hacen burlarse de sus propias desventuras.

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Lais Ester Mosquera es  una madre cabeza de hogar que a pesar de haber sido golpeada por diferentes circunstancias de la vida, siempre mantiene una  sonrisa a flor de labios y un fino humor que la hacen burlarse de sus propias desventuras.

Es huérfana de padre y madre, fue madre por primera vez a los 15 años  y con  el resto de su familia  pertenece a la  diáspora esparcida  en  la Costa Atlántica por  el  desplazamiento forzado.   A sus 32 años  ha recorrido muchas tierras,  el conflicto armado la sacó de su tierra natal en  Plato, Magdalena, y la llevó al Carmen de Bolívar, después  buscando nuevos horizontes se fue a Sincelejo y luego llegó a  Valledupar,  sola y  con tres  hijos.

Ya radicada en la ciudad trabajó en casas de familia, lavaba ropa por encargo, se desempeñó en oficios varios  y  mientras progresaba en las labores pudo terminar su bachillerato, pues tuvo acceso a los estudios cuando ya era mayor. Aquí conoció al papá de su último hijo con quien vivió por espacio de siete años, pero la relación terminó.

Posteriormente, hizo dos semestres de enfermería pero por cuestiones económicas no pudo seguir y decidió  hacer un curso de repostería.  En la actualidad está estudiando técnica en venta de productos  y servicios en el SENA y adelanta  las pasantías en una empresa de la ciudad,  con lo que se gana en las pasantías  está sosteniendo a su familia actualmente.

Tiene cuatro hijos: Heydi Carolina de 16 años quien vive en Cartagena, Luisa María de 13, Héctor Alexander 10 y Anderson de 9 años.  Inicialmente vivía en una casa arrendada donde tenían una pequeña venta de mercancía pero una noche aprovechando que  la veían sola, dos hombres se metieron a su casa, le robaron todo y le dieron una paliza que la mantuvo hospitalizada por más de 30 días.

Esta incapacidad, unido al robo de su sustento económico  hizo insostenible seguir pagando la casa por lo que  los vecinos le brindaron una casita de tabla que se llueve más adentro que afuera pero que según sus palabras es donde tiene que esperar  a que lleguen tiempos mejores.

“Siempre le preguntaba a Dios  por qué me  trataba así y me mandó la respuesta con mi propio hijo cuando me dijo: Mami tu eres la flor más hermosa que hay en el jardín de mi corazón”, dice. Y yo quejándome, agrega.

Señala que todas las cosas que le han pasado no sólo la han fortalecido sino que le han permitido entender que ella tiene un propósito en este mundo. “Todas las cosas que me han pasado es para ver qué tan fuertes somos y qué tan valientes podemos llegar a ser frente a la vida misma.  Lo que más anhelo  es una casa para mis hijos  pero Dios tiene un propósito para cada uno  y tengo que tener paciencia y esperar lo que  tiene para mí”.

 Su rol de madre

Al preguntarle cómo hace para ser papá y mamá al tiempo, sostiene que  es muy difícil  y a veces se queda sin fuerzas y le dan ganas de tirar la toalla. “Yo entro a las 7:30  de la mañana y  llego del trabajo  a  hacer el almuerzo   a medio día,  muchas veces mis hijos  comen a deshoras y  los fines de semana me toca hacer todas las labores de limpieza”.

Los momentos más gratos son los que tiene  con sus  hijos, porque comparte  muy poco tiempo con ellos, así que trata de que sean lo más agradable posible.    Los tiempos  más difíciles son cuando  no encuentra para la comida, cuanto está sin empleo y las  deudas le  salen por todas partes.

“De mis hijos me  encanta  cuando me levantan el ánimo en momentos  de depresión,   me dicen mami yo te amo, entonces entiendo que son ellos los que me dan aliento y fuerza para seguir adelante”, dice.

Lais Esther hace  parte de ese sector de la economía informal que se ha diseminado en la ciudad principalmente en la población femenina y que tiene que ingeniárselas para poder sostener su hogar.

Estadística del trabajo informal femenino en Valledupar

El 71% de la población femenina urbana de Valledupar se dedica  al trabajo informal, que representa  un sinnúmero de oficios con un salario escaso o nulo como es el caso de las amas de casa.

El 23% de las mujeres en Valledupar desempeñan un trabajo como  amas de casa.

El 28% se dedica a la venta de minutos

El 14% se dedica a oficios varios.

El 9% tiene ventas ambulantes

El 7 % se dedica a prestar servicios domésticos.

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14 mayo, 2012

La pobreza, factor desventajoso para las madres cabeza de hogar

Lais Ester Mosquera es una madre cabeza de hogar que a pesar de haber sido golpeada por diferentes circunstancias de la vida, siempre mantiene una sonrisa a flor de labios y un fino humor que la hacen burlarse de sus propias desventuras.


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Lais Ester Mosquera es  una madre cabeza de hogar que a pesar de haber sido golpeada por diferentes circunstancias de la vida, siempre mantiene una  sonrisa a flor de labios y un fino humor que la hacen burlarse de sus propias desventuras.

Es huérfana de padre y madre, fue madre por primera vez a los 15 años  y con  el resto de su familia  pertenece a la  diáspora esparcida  en  la Costa Atlántica por  el  desplazamiento forzado.   A sus 32 años  ha recorrido muchas tierras,  el conflicto armado la sacó de su tierra natal en  Plato, Magdalena, y la llevó al Carmen de Bolívar, después  buscando nuevos horizontes se fue a Sincelejo y luego llegó a  Valledupar,  sola y  con tres  hijos.

Ya radicada en la ciudad trabajó en casas de familia, lavaba ropa por encargo, se desempeñó en oficios varios  y  mientras progresaba en las labores pudo terminar su bachillerato, pues tuvo acceso a los estudios cuando ya era mayor. Aquí conoció al papá de su último hijo con quien vivió por espacio de siete años, pero la relación terminó.

Posteriormente, hizo dos semestres de enfermería pero por cuestiones económicas no pudo seguir y decidió  hacer un curso de repostería.  En la actualidad está estudiando técnica en venta de productos  y servicios en el SENA y adelanta  las pasantías en una empresa de la ciudad,  con lo que se gana en las pasantías  está sosteniendo a su familia actualmente.

Tiene cuatro hijos: Heydi Carolina de 16 años quien vive en Cartagena, Luisa María de 13, Héctor Alexander 10 y Anderson de 9 años.  Inicialmente vivía en una casa arrendada donde tenían una pequeña venta de mercancía pero una noche aprovechando que  la veían sola, dos hombres se metieron a su casa, le robaron todo y le dieron una paliza que la mantuvo hospitalizada por más de 30 días.

Esta incapacidad, unido al robo de su sustento económico  hizo insostenible seguir pagando la casa por lo que  los vecinos le brindaron una casita de tabla que se llueve más adentro que afuera pero que según sus palabras es donde tiene que esperar  a que lleguen tiempos mejores.

“Siempre le preguntaba a Dios  por qué me  trataba así y me mandó la respuesta con mi propio hijo cuando me dijo: Mami tu eres la flor más hermosa que hay en el jardín de mi corazón”, dice. Y yo quejándome, agrega.

Señala que todas las cosas que le han pasado no sólo la han fortalecido sino que le han permitido entender que ella tiene un propósito en este mundo. “Todas las cosas que me han pasado es para ver qué tan fuertes somos y qué tan valientes podemos llegar a ser frente a la vida misma.  Lo que más anhelo  es una casa para mis hijos  pero Dios tiene un propósito para cada uno  y tengo que tener paciencia y esperar lo que  tiene para mí”.

 Su rol de madre

Al preguntarle cómo hace para ser papá y mamá al tiempo, sostiene que  es muy difícil  y a veces se queda sin fuerzas y le dan ganas de tirar la toalla. “Yo entro a las 7:30  de la mañana y  llego del trabajo  a  hacer el almuerzo   a medio día,  muchas veces mis hijos  comen a deshoras y  los fines de semana me toca hacer todas las labores de limpieza”.

Los momentos más gratos son los que tiene  con sus  hijos, porque comparte  muy poco tiempo con ellos, así que trata de que sean lo más agradable posible.    Los tiempos  más difíciles son cuando  no encuentra para la comida, cuanto está sin empleo y las  deudas le  salen por todas partes.

“De mis hijos me  encanta  cuando me levantan el ánimo en momentos  de depresión,   me dicen mami yo te amo, entonces entiendo que son ellos los que me dan aliento y fuerza para seguir adelante”, dice.

Lais Esther hace  parte de ese sector de la economía informal que se ha diseminado en la ciudad principalmente en la población femenina y que tiene que ingeniárselas para poder sostener su hogar.

Estadística del trabajo informal femenino en Valledupar

El 71% de la población femenina urbana de Valledupar se dedica  al trabajo informal, que representa  un sinnúmero de oficios con un salario escaso o nulo como es el caso de las amas de casa.

El 23% de las mujeres en Valledupar desempeñan un trabajo como  amas de casa.

El 28% se dedica a la venta de minutos

El 14% se dedica a oficios varios.

El 9% tiene ventas ambulantes

El 7 % se dedica a prestar servicios domésticos.