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Columnista - 27 febrero, 2010

El loquito de al lado

Por: Julio Mario Cuando estuve en la milicia un teniente bien intenso que nos comandaba, nos enseñó la oración a la locura que reza así: ‘Hay locos que nacen locos, hay locos que locos son, hay locos por la locura y hay locos por el amor, hay locos que por tirárselas de locos, pasan la […]

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Por: Julio Mario

Cuando estuve en la milicia un teniente bien intenso que nos comandaba, nos enseñó la oración a la locura que reza así: ‘Hay locos que nacen locos, hay locos que locos son, hay locos por la locura y hay locos por el amor, hay locos que por tirárselas de locos, pasan la vida mejor’.
Estoy seguro que nuestro vecino el ahora ‘magnánimo’ señor Chávez tiene sus visos de locura, pero no tanto como le quiere hacer creer al mundo, no señor, el tipo no es ningún demente, que se las quiera tirar para pasar la fiesta encuero es otra cosa, que quiera infundir miedo y desestabilizar dándoselas de psicópata es muy distinto, el problema es que ya está aburriendo hasta a sus mismos compatriotas, pues se están cansando de ese tira y jale, de esa actitud beligerante y hasta necia, de la misma pendejada de siempre en ‘Aló Presidente’ en donde se las enfila contra nuestro Primer Mandatario, y por consiguiente contra nuestra nación.
Modestia aparte, he tenido la fortuna de hablar personalmente y casi que en privado con Uribe Vélez, (no una sino dos veces) la primera vez en mi querida ciudad, antes de su primer mandato, teniendo como escenario nuestro hermoso Balneario Hurtado y después de una reunión política en Tropicana Club,  en donde partimos en la caravana a acompañarlo pues quería darse un baño en el Guatapurí, gracias a Dios ese día mi amigo Carlos Dangond y yo tuvimos la suerte de llevar puestos calzoncillos bóxer, lo cual nos permitió acompañarlo a nadar en el rio, allí estuvimos más de media hora  charlando metidos en las frías aguas, solamente los tres.
Ese día conocí en carne propia su temperamento, pues una vez nos presentamos me preguntó por mi profesión y yo le contesté que era Periodista, enseguida se le iluminó el rostro, pues para nadie es secreto el interés de los políticos de relacionarse bien con los comunicadores, pero también noté su decepción al consultarme en que medio trabajaba y le respondí que en el momento no ejercía mi profesión porque estaba dedicado al comercio y ahí fue Troya, no me quiero ni acordar del regaño que me llevé, pues me dijo en tono fuerte que le parecía el colmo, y que entonces para que había estudiado esa carrera tan bonita, (gracias a ese sermón, hoy soy columnista de este diario).
La otra oportunidad fue años después en Barranquilla, en una fiesta privada en donde el tipo me sorprendió con su memoria prodigiosa, pues me saludó por mi apellido y me preguntó que si ya estaba ejerciendo, a lo que orgullosamente le contesté que sí,  enseguida me felicitó y ese día supe el porqué de su slogan de ‘Mano firme y corazón grande’.
Traigo a colación esta anécdota, porque me sorprende el hecho de la gran la cantidad de ofensas y cantaletas que este temperamental hombre le aguanta al loquito de al lado, tarde o temprano tenía que estallar y así ocurrió, en Cancún se rompió el cántaro y Chávez quedó como una pila de excremento, pues Uribe demostró que es cojonudo y que tiene los pantalones bien puestos, creo que por fin el venezolano se dio cuenta de que a este ‘chiquitico’ es mejor no volarle el bloque y que si de pronto no había reaccionado antes fue por pura diplomacia, haciendo lo posible por mejorar las relaciones bilaterales, pero en vista de que este ‘dictadorzuelo’ de pacotilla en vez de bajar un poco el tono, cada día se estaba poniendo más hostil,  tocó darle una cucharada de su propia medicina, y como que le sirvió el jalón de orejas pues ‘Don desquiciado’  está más tranquilo.
[email protected]

Columnista
27 febrero, 2010

El loquito de al lado

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Por: Julio Mario Cuando estuve en la milicia un teniente bien intenso que nos comandaba, nos enseñó la oración a la locura que reza así: ‘Hay locos que nacen locos, hay locos que locos son, hay locos por la locura y hay locos por el amor, hay locos que por tirárselas de locos, pasan la […]


Por: Julio Mario

Cuando estuve en la milicia un teniente bien intenso que nos comandaba, nos enseñó la oración a la locura que reza así: ‘Hay locos que nacen locos, hay locos que locos son, hay locos por la locura y hay locos por el amor, hay locos que por tirárselas de locos, pasan la vida mejor’.
Estoy seguro que nuestro vecino el ahora ‘magnánimo’ señor Chávez tiene sus visos de locura, pero no tanto como le quiere hacer creer al mundo, no señor, el tipo no es ningún demente, que se las quiera tirar para pasar la fiesta encuero es otra cosa, que quiera infundir miedo y desestabilizar dándoselas de psicópata es muy distinto, el problema es que ya está aburriendo hasta a sus mismos compatriotas, pues se están cansando de ese tira y jale, de esa actitud beligerante y hasta necia, de la misma pendejada de siempre en ‘Aló Presidente’ en donde se las enfila contra nuestro Primer Mandatario, y por consiguiente contra nuestra nación.
Modestia aparte, he tenido la fortuna de hablar personalmente y casi que en privado con Uribe Vélez, (no una sino dos veces) la primera vez en mi querida ciudad, antes de su primer mandato, teniendo como escenario nuestro hermoso Balneario Hurtado y después de una reunión política en Tropicana Club,  en donde partimos en la caravana a acompañarlo pues quería darse un baño en el Guatapurí, gracias a Dios ese día mi amigo Carlos Dangond y yo tuvimos la suerte de llevar puestos calzoncillos bóxer, lo cual nos permitió acompañarlo a nadar en el rio, allí estuvimos más de media hora  charlando metidos en las frías aguas, solamente los tres.
Ese día conocí en carne propia su temperamento, pues una vez nos presentamos me preguntó por mi profesión y yo le contesté que era Periodista, enseguida se le iluminó el rostro, pues para nadie es secreto el interés de los políticos de relacionarse bien con los comunicadores, pero también noté su decepción al consultarme en que medio trabajaba y le respondí que en el momento no ejercía mi profesión porque estaba dedicado al comercio y ahí fue Troya, no me quiero ni acordar del regaño que me llevé, pues me dijo en tono fuerte que le parecía el colmo, y que entonces para que había estudiado esa carrera tan bonita, (gracias a ese sermón, hoy soy columnista de este diario).
La otra oportunidad fue años después en Barranquilla, en una fiesta privada en donde el tipo me sorprendió con su memoria prodigiosa, pues me saludó por mi apellido y me preguntó que si ya estaba ejerciendo, a lo que orgullosamente le contesté que sí,  enseguida me felicitó y ese día supe el porqué de su slogan de ‘Mano firme y corazón grande’.
Traigo a colación esta anécdota, porque me sorprende el hecho de la gran la cantidad de ofensas y cantaletas que este temperamental hombre le aguanta al loquito de al lado, tarde o temprano tenía que estallar y así ocurrió, en Cancún se rompió el cántaro y Chávez quedó como una pila de excremento, pues Uribe demostró que es cojonudo y que tiene los pantalones bien puestos, creo que por fin el venezolano se dio cuenta de que a este ‘chiquitico’ es mejor no volarle el bloque y que si de pronto no había reaccionado antes fue por pura diplomacia, haciendo lo posible por mejorar las relaciones bilaterales, pero en vista de que este ‘dictadorzuelo’ de pacotilla en vez de bajar un poco el tono, cada día se estaba poniendo más hostil,  tocó darle una cucharada de su propia medicina, y como que le sirvió el jalón de orejas pues ‘Don desquiciado’  está más tranquilo.
[email protected]