En 25 años La Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP, manifiesta su preocupación por los escasos avances judiciales conseguidos en el esclarecimiento del asesinato de Guillermo Cano Isaza, especialmente, después de ser declarado delito de lesa humanidad en julio de 2010. Mañana se cumplen 25 años del crimen del entonces director de El […]
En 25 años
La Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP, manifiesta su preocupación por los escasos avances judiciales conseguidos en el esclarecimiento del asesinato de Guillermo Cano Isaza, especialmente, después de ser declarado delito de lesa humanidad en julio de 2010.
Mañana se cumplen 25 años del crimen del entonces director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza. Su trabajo como periodista y posterior asesinato, significaron uno de los atentados más dolorosos contra la libertad de expresión y el periodismo en Colombia. Su fuerte crítica a los problemas que enfrentaba el país en aquel momento, no muy diferentes a los que se viven hoy: corrupción, narcotráfico, y violación a los derechos humanos por parte de sectores empresariales, mafiosos y políticos, llevó a que el 17 de diciembre de 1986 fuera silenciado.
El 2 de julio de 2010, la Fiscalía General de la Nación, declaró su homicidio delito de lesa humanidad, al considerar que fue una acción sistemática y generalizada contra El Espectador en esos años. Sin embargo, desde que se declaró imprescriptible, no ha habido resultados significantes que permitan identificar y judicializar a todos los responsables.
En un principio se responsabilizó al narcotraficante Pablo Escobar y en 1996 se condenó a Luis Carlos Molina, empresario cercano al cartel de Medellín, quien pagó cuatro años de cárcel por el asesinato. De todas formas, hay indicios que demuestran la posible participación de más personas en el magnicidio.
Este crimen, además de alimentar la autocensura durante años en el país, significó la desaparición, en manos del narcotráfico, de abogados, investigadores y jueces que trataron de esclarecer los hechos.
En 25 años La Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP, manifiesta su preocupación por los escasos avances judiciales conseguidos en el esclarecimiento del asesinato de Guillermo Cano Isaza, especialmente, después de ser declarado delito de lesa humanidad en julio de 2010. Mañana se cumplen 25 años del crimen del entonces director de El […]
En 25 años
La Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP, manifiesta su preocupación por los escasos avances judiciales conseguidos en el esclarecimiento del asesinato de Guillermo Cano Isaza, especialmente, después de ser declarado delito de lesa humanidad en julio de 2010.
Mañana se cumplen 25 años del crimen del entonces director de El Espectador, Guillermo Cano Isaza. Su trabajo como periodista y posterior asesinato, significaron uno de los atentados más dolorosos contra la libertad de expresión y el periodismo en Colombia. Su fuerte crítica a los problemas que enfrentaba el país en aquel momento, no muy diferentes a los que se viven hoy: corrupción, narcotráfico, y violación a los derechos humanos por parte de sectores empresariales, mafiosos y políticos, llevó a que el 17 de diciembre de 1986 fuera silenciado.
El 2 de julio de 2010, la Fiscalía General de la Nación, declaró su homicidio delito de lesa humanidad, al considerar que fue una acción sistemática y generalizada contra El Espectador en esos años. Sin embargo, desde que se declaró imprescriptible, no ha habido resultados significantes que permitan identificar y judicializar a todos los responsables.
En un principio se responsabilizó al narcotraficante Pablo Escobar y en 1996 se condenó a Luis Carlos Molina, empresario cercano al cartel de Medellín, quien pagó cuatro años de cárcel por el asesinato. De todas formas, hay indicios que demuestran la posible participación de más personas en el magnicidio.
Este crimen, además de alimentar la autocensura durante años en el país, significó la desaparición, en manos del narcotráfico, de abogados, investigadores y jueces que trataron de esclarecer los hechos.