Mucho se ha hablado en el país en las últimas semanas del llamado ecoturismo, a raíz de un polémico proyecto de construcción de un moderno hotel en el Parque Tayrona, cerca de Santa Marta y al pie de la imponente Sierra Nevada, que lleva el mismo nombre. Inclusive se presentó un enfrentamiento entre el Presidente […]
Mucho se ha hablado en el país en las últimas semanas del llamado ecoturismo, a raíz de un polémico proyecto de construcción de un moderno hotel en el Parque Tayrona, cerca de Santa Marta y al pie de la imponente Sierra Nevada, que lleva el mismo nombre. Inclusive se presentó un enfrentamiento entre el Presidente Santos y su primo hermano doble, Francisco Santos Calderón, a raíz del inefable proyecto.
Pero más allá de lo anecdótico del hecho, lo importante es que ha quedado claro que el país no tiene una política clara en materia de ecoturismo, y lo que tiene en materia de turismo dista mucho de ser una política de Estado, en comparación a lo que tienen México y otros países de Centroamérica, para hablar de lo más cercana, en los cuales si se puede hablar – de verdad- de industria turística.
El sector tiene un viceministerio, que depende del Ministerio de Comercio e Industria, pero a Colombia le falta mucho por estructurar en serio una verdadera industria turística. Hay serias limitaciones en materia de infraestructura, seguridad, atención al turista, información y promoción del país como un todo y también de sus regiones, entre otros problemas. Existe algo de la misma, quizás, en Cartagena, Santa Marta y en la zona cafetera, fundamentalmente.
En el Cesar, los últimos gobiernos, pero en particular en el de Cristian Moreno Panezo, se ha tratado de avanzar en proyectos de fomento al turismo, hecho que hay que reconocer; pero de manera incipiente. Se habla de estimular el turismo a Manaure, a Pueblo Bello, como se hizo recientemente con unas sendas caravanas exitosas a estas dos bellas poblaciones.
Igualmente, se menciona el ecoturismo en el Cesar, pensando en la Sierra Nevada de Santa Marta, en poblaciones como Atánquez y Nabusímaque, entre muchas otras, y también en puntos del centro y sur del departamento, que en serio tienen bellos paisajes, ríos y ciénagas que se pueden explotar.
De otra parte, hace poco se conocieron los resultados de un diagnóstico, contratado por la Administración Municipal, en el que se señalan tanto las fortalezas como las debilidades del incipiente sector turístico de Valledupar. El estudio, como es apenas natural, ha generado diversas reacciones entre los empresarios del sector; unos a favor, otros en contra, pero con una actitud de defensa a ultranza del mismo.
Consideramos que el estudio debe ser objeto de un análisis cuidadoso y – a partir del mismo-, identificar una agenda de trabajo entre el sector privado vinculado al área turística y la administración municipal, que se inicia a partir de enero con el nuevo Alcalde, para mejorar los servicios turísticos en Valledupar y también en el Cesar.
A partir del Festival Vallenato se ha montado una infraestructura interesante, pero aún insuficiente. Se requieren más hoteles, más grandes, y sustanciales mejoras en la calidad de los servicios de algunos de ellos. Además, es necesario revisar otros aspectos como los restaurantes, servicios de transporte, guías y el tema de bares y discotecas, música vallenata en vivo, etc, que deberían considerarse en un plan de mejoramiento para el turismo en Valledupar.
El sector turístico tiene un margen interesante de crecimiento en Valledupar y el Cesar, indudablemente; pero se requiere una política coordinada entre los sectores privado y público, conjuntamente gobernación y alcaldías, con objetivos claros, líneas de crédito, capacitación de personal, promoción, divulgación, entre otros aspectos para lograr hacer interesante a Valledupar y el Cesar, como un destino turístico distinto, que vincula la música, la naturaleza, en el contexto de la Costa Atlántica y el país. Este es un sector sobre el cual pueden trabajar mucho de manera coordinada, insistimos, las administraciones territoriales próximas a iniciarse y que puede contribuir a generar más empleo permanente y no sólo de manera estacional durante el Festival Vallenato. Consideramos, por ejemplo, que en la ciudad se podrían presentar eventos musicales de envergadura durante las vacaciones de mitad y fin de año, y realizar eventos de vallenato juvenil, en guitarra y con bandas, entre otras opciones.
Mucho se ha hablado en el país en las últimas semanas del llamado ecoturismo, a raíz de un polémico proyecto de construcción de un moderno hotel en el Parque Tayrona, cerca de Santa Marta y al pie de la imponente Sierra Nevada, que lleva el mismo nombre. Inclusive se presentó un enfrentamiento entre el Presidente […]
Mucho se ha hablado en el país en las últimas semanas del llamado ecoturismo, a raíz de un polémico proyecto de construcción de un moderno hotel en el Parque Tayrona, cerca de Santa Marta y al pie de la imponente Sierra Nevada, que lleva el mismo nombre. Inclusive se presentó un enfrentamiento entre el Presidente Santos y su primo hermano doble, Francisco Santos Calderón, a raíz del inefable proyecto.
Pero más allá de lo anecdótico del hecho, lo importante es que ha quedado claro que el país no tiene una política clara en materia de ecoturismo, y lo que tiene en materia de turismo dista mucho de ser una política de Estado, en comparación a lo que tienen México y otros países de Centroamérica, para hablar de lo más cercana, en los cuales si se puede hablar – de verdad- de industria turística.
El sector tiene un viceministerio, que depende del Ministerio de Comercio e Industria, pero a Colombia le falta mucho por estructurar en serio una verdadera industria turística. Hay serias limitaciones en materia de infraestructura, seguridad, atención al turista, información y promoción del país como un todo y también de sus regiones, entre otros problemas. Existe algo de la misma, quizás, en Cartagena, Santa Marta y en la zona cafetera, fundamentalmente.
En el Cesar, los últimos gobiernos, pero en particular en el de Cristian Moreno Panezo, se ha tratado de avanzar en proyectos de fomento al turismo, hecho que hay que reconocer; pero de manera incipiente. Se habla de estimular el turismo a Manaure, a Pueblo Bello, como se hizo recientemente con unas sendas caravanas exitosas a estas dos bellas poblaciones.
Igualmente, se menciona el ecoturismo en el Cesar, pensando en la Sierra Nevada de Santa Marta, en poblaciones como Atánquez y Nabusímaque, entre muchas otras, y también en puntos del centro y sur del departamento, que en serio tienen bellos paisajes, ríos y ciénagas que se pueden explotar.
De otra parte, hace poco se conocieron los resultados de un diagnóstico, contratado por la Administración Municipal, en el que se señalan tanto las fortalezas como las debilidades del incipiente sector turístico de Valledupar. El estudio, como es apenas natural, ha generado diversas reacciones entre los empresarios del sector; unos a favor, otros en contra, pero con una actitud de defensa a ultranza del mismo.
Consideramos que el estudio debe ser objeto de un análisis cuidadoso y – a partir del mismo-, identificar una agenda de trabajo entre el sector privado vinculado al área turística y la administración municipal, que se inicia a partir de enero con el nuevo Alcalde, para mejorar los servicios turísticos en Valledupar y también en el Cesar.
A partir del Festival Vallenato se ha montado una infraestructura interesante, pero aún insuficiente. Se requieren más hoteles, más grandes, y sustanciales mejoras en la calidad de los servicios de algunos de ellos. Además, es necesario revisar otros aspectos como los restaurantes, servicios de transporte, guías y el tema de bares y discotecas, música vallenata en vivo, etc, que deberían considerarse en un plan de mejoramiento para el turismo en Valledupar.
El sector turístico tiene un margen interesante de crecimiento en Valledupar y el Cesar, indudablemente; pero se requiere una política coordinada entre los sectores privado y público, conjuntamente gobernación y alcaldías, con objetivos claros, líneas de crédito, capacitación de personal, promoción, divulgación, entre otros aspectos para lograr hacer interesante a Valledupar y el Cesar, como un destino turístico distinto, que vincula la música, la naturaleza, en el contexto de la Costa Atlántica y el país. Este es un sector sobre el cual pueden trabajar mucho de manera coordinada, insistimos, las administraciones territoriales próximas a iniciarse y que puede contribuir a generar más empleo permanente y no sólo de manera estacional durante el Festival Vallenato. Consideramos, por ejemplo, que en la ciudad se podrían presentar eventos musicales de envergadura durante las vacaciones de mitad y fin de año, y realizar eventos de vallenato juvenil, en guitarra y con bandas, entre otras opciones.