El machetazo que Adalberto San Juan Franco le propinó a una línea eléctrica mientras podaba un árbol, le costó la vida, pues luego de recibir la potente descarga cayó de aproximadamente cuatro metros de altura.
El machetazo que Adalberto San Juan Franco le propinó a una línea eléctrica mientras podaba un árbol, le costó la vida, pues luego de recibir la potente descarga cayó de aproximadamente cuatro metros de altura.
“No sabemos si lo mató el corrientazo o el golpe que sufrió el caer del árbol”, indicó uno de los familiares del podador que resultó muerto el sábado pasado a las 3:00 de la tarde en una residencia ubicada en la manzana 18 del barrio Mareigua, al sur de la ciudad.
Aunque Adalberto San Juan de inmediato fue trasladado al hospital ‘Eduardo Arredondo Daza’ sede San Martín, allí los médicos dijeron que había llegado sin signos vitales.
EL PILÓN conoció que Adalberto San Juan Franco, de 50 años, era oriundo de Cartagena y tenía 34 años en Valledupar, donde se ganaba la vida como podador de árboles.
Ayer los familiares reclamaron sus restos en el instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde los peritos tratan de establecer si el hombre murió electrocutado o por un trauma en la cabeza al caer del árbol.
Llamado de atención
Mónica Hoyos Batista, jefe del Distrito Cesar de Electricaribe señaló que las personas al laborar cerca de las líneas se pueden presentar graves quemaduras y hasta la muerte.
“En estos hechos no sólo se pone en peligro la vida de las personas que trabajan en inmediaciones de las redes, sino que se afecta la eficiente prestación del servicio de energía, provocando oscilaciones de voltaje y por ende el daño de electrodomésticos” anotó Hoyos Batista.
Agregó que el Reglamento Técnico de Instalaciones Eléctricas, RETIE, establece cuáles son las distancias mínimas que deben tener las construcciones en relación con las redes de energía y que pese a la existencia de esta normatividad, es común ver que las medidas y recomendaciones contenidas en el RETIE, no son tenidas en cuenta por algunos constructores al momento de desarrollar obras de ampliación, remodelación, incluso, en proyectos totalmente nuevos, poniendo en riesgo la vida las personas.
El machetazo que Adalberto San Juan Franco le propinó a una línea eléctrica mientras podaba un árbol, le costó la vida, pues luego de recibir la potente descarga cayó de aproximadamente cuatro metros de altura.
El machetazo que Adalberto San Juan Franco le propinó a una línea eléctrica mientras podaba un árbol, le costó la vida, pues luego de recibir la potente descarga cayó de aproximadamente cuatro metros de altura.
“No sabemos si lo mató el corrientazo o el golpe que sufrió el caer del árbol”, indicó uno de los familiares del podador que resultó muerto el sábado pasado a las 3:00 de la tarde en una residencia ubicada en la manzana 18 del barrio Mareigua, al sur de la ciudad.
Aunque Adalberto San Juan de inmediato fue trasladado al hospital ‘Eduardo Arredondo Daza’ sede San Martín, allí los médicos dijeron que había llegado sin signos vitales.
EL PILÓN conoció que Adalberto San Juan Franco, de 50 años, era oriundo de Cartagena y tenía 34 años en Valledupar, donde se ganaba la vida como podador de árboles.
Ayer los familiares reclamaron sus restos en el instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde los peritos tratan de establecer si el hombre murió electrocutado o por un trauma en la cabeza al caer del árbol.
Llamado de atención
Mónica Hoyos Batista, jefe del Distrito Cesar de Electricaribe señaló que las personas al laborar cerca de las líneas se pueden presentar graves quemaduras y hasta la muerte.
“En estos hechos no sólo se pone en peligro la vida de las personas que trabajan en inmediaciones de las redes, sino que se afecta la eficiente prestación del servicio de energía, provocando oscilaciones de voltaje y por ende el daño de electrodomésticos” anotó Hoyos Batista.
Agregó que el Reglamento Técnico de Instalaciones Eléctricas, RETIE, establece cuáles son las distancias mínimas que deben tener las construcciones en relación con las redes de energía y que pese a la existencia de esta normatividad, es común ver que las medidas y recomendaciones contenidas en el RETIE, no son tenidas en cuenta por algunos constructores al momento de desarrollar obras de ampliación, remodelación, incluso, en proyectos totalmente nuevos, poniendo en riesgo la vida las personas.