Si la ciudadanía quiere dar el vuelco hacia lo positivo, debe dedicar más tiempo a la reflexión rigurosa sobre el calvario que ha recorrido en los últimos años y dejar de lado la emoción y la pasión.
Muy a pesar de todas las circunstancias, parece que en Chiriguaná no hubiera pasado nada; un municipio que en las últimas décadas se acostumbró a vivir en medio de los escándalos de la corrupción, está esperando desde hace mes y medio que expidan los actos administrativos que rematen en la convocatoria a elecciones atípicas para escoger nuevo alcalde que debe completar el actual periodo.
Sin embargo, ya asoman los primeros aspirantes al cargo –conocidos de sobra-, normal que eso suceda, pero lo que no es normal es que, a pesar de la vorágine de desaciertos electorales y administrativos, la estrategia que utilizan es la misma de siempre: colmar de fotos las redes sociales con sus potenciales votantes, que se traduce en una competencia por demostrar quién suma más y guardar silencio ante los graves problemas que aquejan al municipio.
Ninguno de los aspirantes se manifiesta sobre la fallida construcción y adecuación de 19 colegios; mucho menos de cómo resolver la asfixiante deuda que arrastra el municipio, que según oficio de agosto de 2024, suscrito por el actual alcalde encargado, antes secretario de Hacienda, se puede desglosar así: déficit presupuestal, año 2024, de 28 mil millones; más de 546 obligaciones vencidas con mora superior a 90 días, cuyo valor asciende a 27 mil millones; el pasivo corriente de la entidad lo calcula en 62 mil millones; cuentas por pagar registradas en tesorería por $15.600 millones.
Un crédito vencido de tesorería por valor de 1.700 millones; saldo en bancos a esa fecha por menos de 1.067 millones y concluye el Alcalde (e) con esta frase lapidaria: “los ingresos corrientes de libre destinación son insuficientes para cubrir los gastos del Municipio de Chiriguaná“; qué hacer para reducir la alta tasa de pobreza y desempleo, la carencia de una sede Universitaria, la seguridad alimentaria, y lo más importante cómo volver a Chiriguaná un municipio viable y sostenible.
También aparecieron los borregos de siempre, los empresarios y capitalistas con expresiones de triunfo, sin ningún análisis sobre la delicada situación, me atrevo a decir que ni siquiera la conocen.
Es que además de las fotos, se debe abrir el debate público sobre lo esencial. Cómo se recibirá el municipio y cuál será el plan de acción a seguir para lo que resta del periodo de gobierno, eso es lo que la ciudadanía espera. No se puede aceptar la misma estrategia del discurso florido lleno de ofensas, frases huecas que con envidiable filigrana tejen en la tarima para nuevamente embaucar al auditorio y las invocaciones a Dios y a todo ser superior para reafirmar un compromiso que no se ha de cumplir.
De seguir el mismo camino del pasado, el cambio que anuncian será para que todo continúe igual, así se vaticina ya que los protagonistas son los mismos de las últimas cinco elecciones locales.
La grave situación fiscal, y por ende, un plan de desarrollo desfinanciado, la contratación “express” adjudicada a seis días de posesionado el Alcalde (e) amerita un capítulo riguroso y serio, no hay cupo para hablar de pavimento y ladrillo, obras y más obras de infraestructura inoficiosas, ni de los famosos mercados que no son estrategia para atacar la pobreza sino para calmar coyunturalmente un corto periodo de hambre, hay que ir más allá.
La palabra cambio ya perdió vigencia, Chiriguaná necesita una profunda transformación en todos sus estamentos, el continuismo y la revancha deben ser proscritos del accionar político. Si la ciudadanía quiere dar el vuelco hacia lo positivo, debe dedicar más tiempo a la reflexión rigurosa sobre el calvario que ha recorrido en los últimos años y dejar de lado la emoción y la pasión.
Si la ciudadanía quiere dar el vuelco hacia lo positivo, debe dedicar más tiempo a la reflexión rigurosa sobre el calvario que ha recorrido en los últimos años y dejar de lado la emoción y la pasión.
Muy a pesar de todas las circunstancias, parece que en Chiriguaná no hubiera pasado nada; un municipio que en las últimas décadas se acostumbró a vivir en medio de los escándalos de la corrupción, está esperando desde hace mes y medio que expidan los actos administrativos que rematen en la convocatoria a elecciones atípicas para escoger nuevo alcalde que debe completar el actual periodo.
Sin embargo, ya asoman los primeros aspirantes al cargo –conocidos de sobra-, normal que eso suceda, pero lo que no es normal es que, a pesar de la vorágine de desaciertos electorales y administrativos, la estrategia que utilizan es la misma de siempre: colmar de fotos las redes sociales con sus potenciales votantes, que se traduce en una competencia por demostrar quién suma más y guardar silencio ante los graves problemas que aquejan al municipio.
Ninguno de los aspirantes se manifiesta sobre la fallida construcción y adecuación de 19 colegios; mucho menos de cómo resolver la asfixiante deuda que arrastra el municipio, que según oficio de agosto de 2024, suscrito por el actual alcalde encargado, antes secretario de Hacienda, se puede desglosar así: déficit presupuestal, año 2024, de 28 mil millones; más de 546 obligaciones vencidas con mora superior a 90 días, cuyo valor asciende a 27 mil millones; el pasivo corriente de la entidad lo calcula en 62 mil millones; cuentas por pagar registradas en tesorería por $15.600 millones.
Un crédito vencido de tesorería por valor de 1.700 millones; saldo en bancos a esa fecha por menos de 1.067 millones y concluye el Alcalde (e) con esta frase lapidaria: “los ingresos corrientes de libre destinación son insuficientes para cubrir los gastos del Municipio de Chiriguaná“; qué hacer para reducir la alta tasa de pobreza y desempleo, la carencia de una sede Universitaria, la seguridad alimentaria, y lo más importante cómo volver a Chiriguaná un municipio viable y sostenible.
También aparecieron los borregos de siempre, los empresarios y capitalistas con expresiones de triunfo, sin ningún análisis sobre la delicada situación, me atrevo a decir que ni siquiera la conocen.
Es que además de las fotos, se debe abrir el debate público sobre lo esencial. Cómo se recibirá el municipio y cuál será el plan de acción a seguir para lo que resta del periodo de gobierno, eso es lo que la ciudadanía espera. No se puede aceptar la misma estrategia del discurso florido lleno de ofensas, frases huecas que con envidiable filigrana tejen en la tarima para nuevamente embaucar al auditorio y las invocaciones a Dios y a todo ser superior para reafirmar un compromiso que no se ha de cumplir.
De seguir el mismo camino del pasado, el cambio que anuncian será para que todo continúe igual, así se vaticina ya que los protagonistas son los mismos de las últimas cinco elecciones locales.
La grave situación fiscal, y por ende, un plan de desarrollo desfinanciado, la contratación “express” adjudicada a seis días de posesionado el Alcalde (e) amerita un capítulo riguroso y serio, no hay cupo para hablar de pavimento y ladrillo, obras y más obras de infraestructura inoficiosas, ni de los famosos mercados que no son estrategia para atacar la pobreza sino para calmar coyunturalmente un corto periodo de hambre, hay que ir más allá.
La palabra cambio ya perdió vigencia, Chiriguaná necesita una profunda transformación en todos sus estamentos, el continuismo y la revancha deben ser proscritos del accionar político. Si la ciudadanía quiere dar el vuelco hacia lo positivo, debe dedicar más tiempo a la reflexión rigurosa sobre el calvario que ha recorrido en los últimos años y dejar de lado la emoción y la pasión.