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Editorial - 10 diciembre, 2024

… pero, siguen los quemados con pólvora

Intento fallido. Desde estas líneas todos los años hemos planteado como propósito alcanzar la meta de cero quemados con pólvora durante las fiestas de fin de año en Valledupar y todo el Cesar, pero ha sido imposible lograrlo. Los resultados son frustrantes y muy lamentables.

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Intento fallido. Desde estas líneas todos los años hemos planteado como propósito alcanzar la meta de cero quemados con pólvora durante las fiestas de fin de año en Valledupar y todo el Cesar, pero ha sido imposible lograrlo. Los resultados son frustrantes y muy lamentables.

Según los reportes que se conocen, en la Noche de las Velitas se registraron 10 quemados con pólvora en el Cesar y ni qué decir de las cifras a nivel nacional, tanto que este lunes dos columnistas de El Tiempo, Hugo Acero Velázquez y Natalia Tobón, dedicaron sus espacios a ese tema, quienes plantean la posibilidad de prohibir de manera rotunda la manipulación de pólvora por parte de particulares y que su uso solo se limite a los expertos.

Todo indica que las campañas que se han implementado en los últimos años para reducir el uso de la pólvora en estas festividades no han dado los resultados esperados. A pesar de los esfuerzos por parte de autoridades, organizaciones civiles y medios de comunicación, los riesgos asociados con el uso irresponsable de estos productos siguen siendo una realidad.

Preocupa que las festividades que todavía faltan: Navidad y Año Nuevo, son aún más intensas y emotivas, lo que hace pensar que al incrementarse las manifestaciones de alegría y celebraciones igual aumentaría el uso de la pólvora.

De nada han servido los miles de mensajes persuasivos, explicaciones sobre los riesgos y graves consecuencias que representa manipular cualquier clase de pólvora. Tampoco ha valido el decreto 1297 de 2024, emitido por la Alcaldía de Valledupar, el cual reglamenta la manipulación, transporte, almacenamiento, comercialización, compra, venta y uso de pólvora, productos pirotécnicos, fuegos artificiales y globos aerostáticos en este municipio. Entonces ¿qué hay que hacer?
Tal parece que no hay solución a corto plazo debido a que una de las principales razones del fracaso de estas campañas es la falta de una estrategia integral que no solo se base en la prohibición o en el llamado al buen comportamiento, sino que también abarque aspectos educativos, regulatorios y de concientización a largo tiempo.

Es evidente que, por el momento, las campañas se han limitado a alertas puntuales, sin abordar las causas profundas de por qué la pólvora sigue siendo un elemento tan arraigado en nuestra cultura de celebraciones. Las estadísticas de víctimas continúan siendo alarmantes cada diciembre, y lo peor de todo es que, a pesar de las recomendaciones, el consumo y la venta ilegal siguen a la orden del día.

Para muchos, estallar cohetes es sinónimo de alegría, de compartir en familia, de manifestar la felicidad por el fin de un ciclo. Este arraigo cultural ha hecho que las campañas, por más bien intencionadas que sean, no lleguen a calar en la conciencia colectiva. A pesar de los esfuerzos de sensibilización, el consumo de pólvora sigue siendo una costumbre difícil de erradicar en nuestro territorio.

También hace falta sanciones efectivas para aquellos que violan las normativas sobre la venta y el uso de pólvora. La venta ilegal, en muchos casos, es tan extendida como la venta de otros productos de consumo diario, lo que dificulta el control. Las autoridades, muchas veces, no tienen la capacidad suficiente para regular y hacer cumplir las restricciones, lo que genera impunidad y deja a la población expuesta a un peligro constante. La prueba de ello es que el decreto municipal no se está cumpliendo, por el momento no hay reportes significativos de personas sancionadas.

Hay que replantear las cosas, de lo contrario seguirá en aumento la cifra de quemados con pólvora.

Editorial
10 diciembre, 2024

… pero, siguen los quemados con pólvora

Intento fallido. Desde estas líneas todos los años hemos planteado como propósito alcanzar la meta de cero quemados con pólvora durante las fiestas de fin de año en Valledupar y todo el Cesar, pero ha sido imposible lograrlo. Los resultados son frustrantes y muy lamentables.


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Intento fallido. Desde estas líneas todos los años hemos planteado como propósito alcanzar la meta de cero quemados con pólvora durante las fiestas de fin de año en Valledupar y todo el Cesar, pero ha sido imposible lograrlo. Los resultados son frustrantes y muy lamentables.

Según los reportes que se conocen, en la Noche de las Velitas se registraron 10 quemados con pólvora en el Cesar y ni qué decir de las cifras a nivel nacional, tanto que este lunes dos columnistas de El Tiempo, Hugo Acero Velázquez y Natalia Tobón, dedicaron sus espacios a ese tema, quienes plantean la posibilidad de prohibir de manera rotunda la manipulación de pólvora por parte de particulares y que su uso solo se limite a los expertos.

Todo indica que las campañas que se han implementado en los últimos años para reducir el uso de la pólvora en estas festividades no han dado los resultados esperados. A pesar de los esfuerzos por parte de autoridades, organizaciones civiles y medios de comunicación, los riesgos asociados con el uso irresponsable de estos productos siguen siendo una realidad.

Preocupa que las festividades que todavía faltan: Navidad y Año Nuevo, son aún más intensas y emotivas, lo que hace pensar que al incrementarse las manifestaciones de alegría y celebraciones igual aumentaría el uso de la pólvora.

De nada han servido los miles de mensajes persuasivos, explicaciones sobre los riesgos y graves consecuencias que representa manipular cualquier clase de pólvora. Tampoco ha valido el decreto 1297 de 2024, emitido por la Alcaldía de Valledupar, el cual reglamenta la manipulación, transporte, almacenamiento, comercialización, compra, venta y uso de pólvora, productos pirotécnicos, fuegos artificiales y globos aerostáticos en este municipio. Entonces ¿qué hay que hacer?
Tal parece que no hay solución a corto plazo debido a que una de las principales razones del fracaso de estas campañas es la falta de una estrategia integral que no solo se base en la prohibición o en el llamado al buen comportamiento, sino que también abarque aspectos educativos, regulatorios y de concientización a largo tiempo.

Es evidente que, por el momento, las campañas se han limitado a alertas puntuales, sin abordar las causas profundas de por qué la pólvora sigue siendo un elemento tan arraigado en nuestra cultura de celebraciones. Las estadísticas de víctimas continúan siendo alarmantes cada diciembre, y lo peor de todo es que, a pesar de las recomendaciones, el consumo y la venta ilegal siguen a la orden del día.

Para muchos, estallar cohetes es sinónimo de alegría, de compartir en familia, de manifestar la felicidad por el fin de un ciclo. Este arraigo cultural ha hecho que las campañas, por más bien intencionadas que sean, no lleguen a calar en la conciencia colectiva. A pesar de los esfuerzos de sensibilización, el consumo de pólvora sigue siendo una costumbre difícil de erradicar en nuestro territorio.

También hace falta sanciones efectivas para aquellos que violan las normativas sobre la venta y el uso de pólvora. La venta ilegal, en muchos casos, es tan extendida como la venta de otros productos de consumo diario, lo que dificulta el control. Las autoridades, muchas veces, no tienen la capacidad suficiente para regular y hacer cumplir las restricciones, lo que genera impunidad y deja a la población expuesta a un peligro constante. La prueba de ello es que el decreto municipal no se está cumpliendo, por el momento no hay reportes significativos de personas sancionadas.

Hay que replantear las cosas, de lo contrario seguirá en aumento la cifra de quemados con pólvora.