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Columnista - 26 noviembre, 2024

Era Dorada de Trump

Se obligará a los medios periodísticos a informar con veracidad y no a desinformar como lo hacen en la actualidad, ha enfatizado el electo presidente norteamericano, consciente de lo catastrófico que es la guerra de la desinformación, agenciada por malos periodistas y medios de comunicación cuando lanzan noticias falsas que crean un ambiente de discordia en un universo de ignorancia.

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¡No más guerras! Trump jura ponerle fin a los actuales conflictos que nos  tienen ad portas de la III Guerra Mundial nuclear, desafío que en teoría resulta maravilloso, pero llevarlo a la práctica implicaría reversar de entrada 6.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, decisión asumida por Joe Biden antes de que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, y lo propio se requiere para parar la guerra entre Israel, Hamás y Hezbolá en la franja de Gaza y el Líbano, no suministrando armas, pero la confrontación bélica es un negocio y un afán desmedido de poder.

Se obligará a los medios periodísticos a informar con veracidad y no a desinformar como lo hacen en la actualidad, ha enfatizado el electo presidente norteamericano, consciente de lo catastrófico que es la guerra de la desinformación, agenciada por malos periodistas y medios de comunicación cuando lanzan noticias falsas que crean un ambiente de discordia en un universo de ignorancia.

Dios, Patria, Familia y Educación, son premisas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien promete acabar la ideología de género, adoctrinamiento en las escuelas y colegios y la homosexualización de niños y jóvenes, hasta desterrar el cambio de sexo y otras aberraciones que detesta la misma pluralidad y diversidad social, como esperar a que el menor crezca para saber si es niño o niña, cuando el sexo lo determina es el órgano genital.

Cerrar las fronteras e iniciar el proceso de deportación más grande en la historia de los Estados Unidos, en aras de procurar una inmigración legal y ordenada, es otra de las apuestas de Donald Trump, quien se muestra diametralmente contrario al Acuerdo de París, que ha llamado “Farsa verde climática”, para producir petróleo y gas como nunca; criterio contrapuesto a la ONU y ambientalistas que atribuyen la catástrofe ambiental al cambio climático, derivada de la exploración y explotación de recursos fósiles.

Ha subrayado bajar la inflación y eliminar los impuestos reemplazándolos por tarifas a países que quieran exportar sus productos a los EEUU, es decir, no se limita a enunciar problemas, como solemos hacer, sino a proponer soluciones, pero igual se empeña en despolitizar el Departamento de Justicia, el FBI, la CIA y el Pentágono y expulsar del sistema de justicia a todos los jueces, fiscales y magistrados corruptos.

Retornar a los Estados Unidos las empresas productoras más grandes del planeta y generar millones de empleos de buena calidad, articulan su agenda de gobierno, promesas con las que logró convencer al electorado de su país, obteniendo los mayores réditos políticos para gobernar a la supernación en la era Dorada. Le dijo pan al pan y vino al vino, como bajar los impuestos, desfinanciar la guerra y garantizar la libertad de culto, ideas que calaron y que, de ser aterrizadas y materializadas, salvo algunas excepciones, contribuirían a un mundo mejor.

Luego de la enorme e impensada diferencia electoral entre Donald Trump y Kamala Harris en los comicios recientes, asignatura en la que se rajaron las encuestas, y sin perogrulladas de algo tan sabido y conocido que resulta tonto decirlo, renuente a las profecías y sabido de que es muy fácil ser sabio después del evento, consigna el proverbio inglés, el electo presidente estadounidense en la previa a su mandato mueve el ajedrez con holgura, al ganar el voto popular, la presidencia, la Cámara de Representantes, el Senado y los estados bisagra.

Tiene como punta de lanza a Robert Kennedy para meter en cintura a las farmacéuticas y acabar con la usura en la salud; abierto opositor a las vacunas, las que ha comparado con el asesinato de seis millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial, convencido de que el Covid fue “un golpe de Estado”, y que las vacunas provocan autismo, en contraposición a la ciencia que registra 6.000 millones de personas vacunadas en el planeta contra el covid-19, sin que los efectos secundarios de la vacuna comprometan la vida de las personas, pero cuando la ideología pasa por encima de la evidencia científica, escalan los debates al terreno político.

El magnate, Elon Musk, el hombre más rico del orbe, tiene la misión de achicar el tamaño del Estado y llevarlo a su más mínima expresión con auditorías y algoritmos financieros de avanzada; abanico en el que también figuran el latino Marco Rubio, perfilado secretario de Estado y otros nombres que estructuran el gabinete que asumirá funciones el 20 de enero, fecha que coincide con la Fiesta en Corraleja, en Sincelejo, en lo que a Colombia respecta.

Por: Miguel Aroca Yepes.

Columnista
26 noviembre, 2024

Era Dorada de Trump

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Se obligará a los medios periodísticos a informar con veracidad y no a desinformar como lo hacen en la actualidad, ha enfatizado el electo presidente norteamericano, consciente de lo catastrófico que es la guerra de la desinformación, agenciada por malos periodistas y medios de comunicación cuando lanzan noticias falsas que crean un ambiente de discordia en un universo de ignorancia.


¡No más guerras! Trump jura ponerle fin a los actuales conflictos que nos  tienen ad portas de la III Guerra Mundial nuclear, desafío que en teoría resulta maravilloso, pero llevarlo a la práctica implicaría reversar de entrada 6.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, decisión asumida por Joe Biden antes de que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, y lo propio se requiere para parar la guerra entre Israel, Hamás y Hezbolá en la franja de Gaza y el Líbano, no suministrando armas, pero la confrontación bélica es un negocio y un afán desmedido de poder.

Se obligará a los medios periodísticos a informar con veracidad y no a desinformar como lo hacen en la actualidad, ha enfatizado el electo presidente norteamericano, consciente de lo catastrófico que es la guerra de la desinformación, agenciada por malos periodistas y medios de comunicación cuando lanzan noticias falsas que crean un ambiente de discordia en un universo de ignorancia.

Dios, Patria, Familia y Educación, son premisas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien promete acabar la ideología de género, adoctrinamiento en las escuelas y colegios y la homosexualización de niños y jóvenes, hasta desterrar el cambio de sexo y otras aberraciones que detesta la misma pluralidad y diversidad social, como esperar a que el menor crezca para saber si es niño o niña, cuando el sexo lo determina es el órgano genital.

Cerrar las fronteras e iniciar el proceso de deportación más grande en la historia de los Estados Unidos, en aras de procurar una inmigración legal y ordenada, es otra de las apuestas de Donald Trump, quien se muestra diametralmente contrario al Acuerdo de París, que ha llamado “Farsa verde climática”, para producir petróleo y gas como nunca; criterio contrapuesto a la ONU y ambientalistas que atribuyen la catástrofe ambiental al cambio climático, derivada de la exploración y explotación de recursos fósiles.

Ha subrayado bajar la inflación y eliminar los impuestos reemplazándolos por tarifas a países que quieran exportar sus productos a los EEUU, es decir, no se limita a enunciar problemas, como solemos hacer, sino a proponer soluciones, pero igual se empeña en despolitizar el Departamento de Justicia, el FBI, la CIA y el Pentágono y expulsar del sistema de justicia a todos los jueces, fiscales y magistrados corruptos.

Retornar a los Estados Unidos las empresas productoras más grandes del planeta y generar millones de empleos de buena calidad, articulan su agenda de gobierno, promesas con las que logró convencer al electorado de su país, obteniendo los mayores réditos políticos para gobernar a la supernación en la era Dorada. Le dijo pan al pan y vino al vino, como bajar los impuestos, desfinanciar la guerra y garantizar la libertad de culto, ideas que calaron y que, de ser aterrizadas y materializadas, salvo algunas excepciones, contribuirían a un mundo mejor.

Luego de la enorme e impensada diferencia electoral entre Donald Trump y Kamala Harris en los comicios recientes, asignatura en la que se rajaron las encuestas, y sin perogrulladas de algo tan sabido y conocido que resulta tonto decirlo, renuente a las profecías y sabido de que es muy fácil ser sabio después del evento, consigna el proverbio inglés, el electo presidente estadounidense en la previa a su mandato mueve el ajedrez con holgura, al ganar el voto popular, la presidencia, la Cámara de Representantes, el Senado y los estados bisagra.

Tiene como punta de lanza a Robert Kennedy para meter en cintura a las farmacéuticas y acabar con la usura en la salud; abierto opositor a las vacunas, las que ha comparado con el asesinato de seis millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial, convencido de que el Covid fue “un golpe de Estado”, y que las vacunas provocan autismo, en contraposición a la ciencia que registra 6.000 millones de personas vacunadas en el planeta contra el covid-19, sin que los efectos secundarios de la vacuna comprometan la vida de las personas, pero cuando la ideología pasa por encima de la evidencia científica, escalan los debates al terreno político.

El magnate, Elon Musk, el hombre más rico del orbe, tiene la misión de achicar el tamaño del Estado y llevarlo a su más mínima expresión con auditorías y algoritmos financieros de avanzada; abanico en el que también figuran el latino Marco Rubio, perfilado secretario de Estado y otros nombres que estructuran el gabinete que asumirá funciones el 20 de enero, fecha que coincide con la Fiesta en Corraleja, en Sincelejo, en lo que a Colombia respecta.

Por: Miguel Aroca Yepes.