Otra embarrada más de Gustavo Petro -no la llamo de la manera adecuada por respeto a mis lectores-. El presidente es ingenuo, tonto, termina haciendo el ridículo con ejecutorias como la del software Pegasus.
Otra embarrada más de Gustavo Petro -no la llamo de la manera adecuada por respeto a mis lectores-. El presidente es ingenuo, tonto, termina haciendo el ridículo con ejecutorias como la del software Pegasus. Obviamente esto fue una cortina de humo, que efectivamente desvió la atención del país nacional -recordemos que estábamos en pleno paro camionero y se sentía ya un gran desabastecimiento- pero que al ejecutivo y a Colombia, les salió cara.
Lamento reiterar que resulta increíble, raya en lo absurdo y estúpido, que un personaje como Petro, que ha vivido de nosotros desde que se amnistió al M-19, no entienda cómo funciona el Estado colombiano, cómo está articulado y cuáles son las consecuencias lógicas de desconocer esto. El presidente tiene el cerebro “tostado” de tanto perico y muestra de ello es que comete errores tan graves, que afectan la soberanía -de la que tanto le gusta hablar- y que en últimas repercuten en la lucha contra la delincuencia, especialmente el narcotráfico. Como debe tantos favores, porque los hampones cerraron filas para apoyarlo -recordemos las grabaciones de los delincuentes que desde las cárceles daban instrucciones a la gente de votar por Petro-, éstos deben estar felices porque como daño colateral, Colombia quedó desprotegida para investigar transacciones de dineros mal habidos.
Recordemos que Petro, en una alocución presidencial en ‘prime time’, acusó al gobierno del presidente Duque de haber comprado, en efectivo, el software Pegasus a una empresa israelí -llamada NSO-, por 11 millones de dólares. Argumentaba violación de derechos de los investigados gracias a ese programa y denunciaba que no aparecía en la contabilidad del estado esa erogación. Sustentaba lo anterior con maniobras sucias y encubiertas del gobierno anterior para investigar a su campaña presidencial; decía que este hecho resultaba ser de suma gravedad y que Iván Duque le debía muchas explicaciones a la nación. ¡Todo era mentira!
En el afán por producir noticias que “le bajaran el tono” al paro camionero, buscó con sus secuaces cómo enlodar al uribismo -con el que sigue obsesionado pero que al mismo tiempo es admirado por su hija Andrea-, e hizo el ridículo. Otro desaguisado como aquellos a los que ya nos tiene acostumbrados. Petro genera pesar, dolor, es triste saber que Colombia está en manos de un personaje tan apocado, que se va quedando solo, estos 27 meses de gobierno lo han desplumado. Recordemos lo que sucedía en los tiempos en que la fallecida Piedad Córdoba salía a hablar mal de Colombia en seminarios en el exterior y a exigir sanciones de organismos multilaterales por el hecho de que gobernaba la derecha con sobrado apoyo popular. Petro es el peor enemigo de Colombia, de la institucionalidad, del estado de derecho, el gran país que fuimos ha mordido el polvo gracias a él.
Mientras tanto, Marco Rubio, senador republicano por la Florida desde 2011, será el nuevo secretario de Estado -equivalente a nuestro canciller- de Donald Trump. Que se atenga Petro porque Rubio lo ha despellejado vivo, lo conoce bien, sabe cómo combatirlo; dimensiona la amenaza que Petro representa para la región y para el orden mundial que Trump espera, gracias a Dios, reestablecer. Se le pone a Petro “el dulce a mordiscos” y empezará a sentir “el agua al cuello”. Lo mismo pasará con Maduro, deben estar muy preocupados en Caracas; tanto así, que están vendiendo Monómeros al mejor postor porque vislumbran una reducción en su precio bajo el nuevo gobierno de los Estados Unidos, que asumirá en enero del 2025. Han sido varias las expresiones irrespetuosas, muy a su estilo, que Petro ha proferido sobre quien regresará a la Casa Blanca, sobre quien recuperó el Senado y sobre quien mantuvo la Cámara de Representantes en manos republicanas, conservadoras. ¡Pues a tragárselas! Y, por el otro lado, Milei y Bukele, los presidentes de Argentina y El Salvador respectivamente, estarán de plácemes celebrando el retorno de la derecha al ejecutivo norteamericano. ¡Pues nos unimos a ellos, en hora buena! ¡Welcome back Mr. Trump!
Por: Jorge Eduardo Ávila.
Otra embarrada más de Gustavo Petro -no la llamo de la manera adecuada por respeto a mis lectores-. El presidente es ingenuo, tonto, termina haciendo el ridículo con ejecutorias como la del software Pegasus.
Otra embarrada más de Gustavo Petro -no la llamo de la manera adecuada por respeto a mis lectores-. El presidente es ingenuo, tonto, termina haciendo el ridículo con ejecutorias como la del software Pegasus. Obviamente esto fue una cortina de humo, que efectivamente desvió la atención del país nacional -recordemos que estábamos en pleno paro camionero y se sentía ya un gran desabastecimiento- pero que al ejecutivo y a Colombia, les salió cara.
Lamento reiterar que resulta increíble, raya en lo absurdo y estúpido, que un personaje como Petro, que ha vivido de nosotros desde que se amnistió al M-19, no entienda cómo funciona el Estado colombiano, cómo está articulado y cuáles son las consecuencias lógicas de desconocer esto. El presidente tiene el cerebro “tostado” de tanto perico y muestra de ello es que comete errores tan graves, que afectan la soberanía -de la que tanto le gusta hablar- y que en últimas repercuten en la lucha contra la delincuencia, especialmente el narcotráfico. Como debe tantos favores, porque los hampones cerraron filas para apoyarlo -recordemos las grabaciones de los delincuentes que desde las cárceles daban instrucciones a la gente de votar por Petro-, éstos deben estar felices porque como daño colateral, Colombia quedó desprotegida para investigar transacciones de dineros mal habidos.
Recordemos que Petro, en una alocución presidencial en ‘prime time’, acusó al gobierno del presidente Duque de haber comprado, en efectivo, el software Pegasus a una empresa israelí -llamada NSO-, por 11 millones de dólares. Argumentaba violación de derechos de los investigados gracias a ese programa y denunciaba que no aparecía en la contabilidad del estado esa erogación. Sustentaba lo anterior con maniobras sucias y encubiertas del gobierno anterior para investigar a su campaña presidencial; decía que este hecho resultaba ser de suma gravedad y que Iván Duque le debía muchas explicaciones a la nación. ¡Todo era mentira!
En el afán por producir noticias que “le bajaran el tono” al paro camionero, buscó con sus secuaces cómo enlodar al uribismo -con el que sigue obsesionado pero que al mismo tiempo es admirado por su hija Andrea-, e hizo el ridículo. Otro desaguisado como aquellos a los que ya nos tiene acostumbrados. Petro genera pesar, dolor, es triste saber que Colombia está en manos de un personaje tan apocado, que se va quedando solo, estos 27 meses de gobierno lo han desplumado. Recordemos lo que sucedía en los tiempos en que la fallecida Piedad Córdoba salía a hablar mal de Colombia en seminarios en el exterior y a exigir sanciones de organismos multilaterales por el hecho de que gobernaba la derecha con sobrado apoyo popular. Petro es el peor enemigo de Colombia, de la institucionalidad, del estado de derecho, el gran país que fuimos ha mordido el polvo gracias a él.
Mientras tanto, Marco Rubio, senador republicano por la Florida desde 2011, será el nuevo secretario de Estado -equivalente a nuestro canciller- de Donald Trump. Que se atenga Petro porque Rubio lo ha despellejado vivo, lo conoce bien, sabe cómo combatirlo; dimensiona la amenaza que Petro representa para la región y para el orden mundial que Trump espera, gracias a Dios, reestablecer. Se le pone a Petro “el dulce a mordiscos” y empezará a sentir “el agua al cuello”. Lo mismo pasará con Maduro, deben estar muy preocupados en Caracas; tanto así, que están vendiendo Monómeros al mejor postor porque vislumbran una reducción en su precio bajo el nuevo gobierno de los Estados Unidos, que asumirá en enero del 2025. Han sido varias las expresiones irrespetuosas, muy a su estilo, que Petro ha proferido sobre quien regresará a la Casa Blanca, sobre quien recuperó el Senado y sobre quien mantuvo la Cámara de Representantes en manos republicanas, conservadoras. ¡Pues a tragárselas! Y, por el otro lado, Milei y Bukele, los presidentes de Argentina y El Salvador respectivamente, estarán de plácemes celebrando el retorno de la derecha al ejecutivo norteamericano. ¡Pues nos unimos a ellos, en hora buena! ¡Welcome back Mr. Trump!
Por: Jorge Eduardo Ávila.