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Columnista - 4 octubre, 2024

Israel, ¿juez y verdugo? 

Octubre arrancó con el ataque de Irán a Israel, provocando que Oriente Medio esté a un paso de una guerra total. El conflicto de Israel con Gaza, hamás, hezbollah e Irán, describe un vecindario con décadas de tensión.

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Octubre arrancó con el ataque de Irán a Israel, provocando que Oriente Medio esté a un paso de una guerra total. El conflicto de Israel con Gaza, hamás, hezbollah e Irán, describe un vecindario con décadas de tensión. Las raíces de este problema se remontan a 1947 o incluso antes. El Estado de Israel existe porque una resolución de Naciones Unidas le concedió ese derecho. Es el primer Estado moderno creado de esta manera. Desde entonces, Israel se adjudicó el derecho a ser juez y verdugo al mismo tiempo. 

Según una investigación de Oxfam, el ejército israelí ha asesinado a más mujeres y niños en el último año “que en el mismo período de cualquier otro conflicto de las dos últimas décadas”. Entre tanto, las instituciones que han guiado las relaciones internacionales y la solución de problemas globales desde mediados del siglo XX, son ineficientes, ineficaces, anacrónicas y, en algunos casos, simplemente obsoletas.

Con la confirmación de la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. En represalia por la muerte de su líder, Irán bajo la lógica sombría de la guerra atacó a Israel, asimismo, para defender a sus amigos. Irán se mostró fuerte antes que débil declinando cualquier asomo de pérdida de influencia y prestigio. Sin embargo, ahora debe esperar el contrataque aplastante anunciado por Benjamín Netanyahu.

Israel tiene un socio protector a muchos kilómetros de distancia. En 1967 el presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, manifestó que el apoyo de su país a la comunidad judía “es lo correcto”. La relación entre EE. UU. e Israel, es incondicional, inquebrantable y prácticamente incuestionable, han crecido en intensidad y de forma paulatina desde la declaración del Estado israelí en 1948. 

Durante el último año, la administración Biden ha luchado para evitar una guerra regional en Medio Oriente, por temor a que pudiera involucrar a Estados Unidos o causar estragos en la economía mundial. Este objetivo en el momento coincide con las elecciones presidenciales en Estados Unidos. 

El proceso electoral al parecer no restringió el discurso duro de la Casa Blanca, no obstante, tuvo una especie de encargo disuasivo para instar a Israel a calibrar su respuesta y a no contraatacar con tanta dureza. Después de retirarse de Afganistán, la administración Biden no tiene ningún deseo de verse arrastrada a otro conflicto en Oriente Medio.

En una crisis son escasas las posibilidades de que Estados Unidos se niegue a respaldar a Israel. Son reducidas por el hecho de que faltan poco más de un mes para las elecciones presidenciales estadounidenses. Kamala Harris ha coqueteado con adoptar una línea más dura con Netanyahu en Gaza. Donald Trump, afirma que el mundo estaba en paz durante su presidencia, pero que la “debilidad” de la administración Biden ha provocado guerras en Europa y Oriente Medio. 

No hace falta una bola de cristal para saber que, cuando llegue la respuesta israelí, la opinión se dividirá de forma instantánea y tajante. Imperativo decirle al mundo a qué se debe tanta indiferencia y por qué concede tan poco valor a las vidas exterminadas. También vendría bien ponerse en el lugar de los israelíes de vez en cuando, imaginando cómo sería estar rodeado de enemigos que sueñan con exterminarlos.  

Por Luis Elquis Díaz 

Columnista
4 octubre, 2024

Israel, ¿juez y verdugo? 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Octubre arrancó con el ataque de Irán a Israel, provocando que Oriente Medio esté a un paso de una guerra total. El conflicto de Israel con Gaza, hamás, hezbollah e Irán, describe un vecindario con décadas de tensión.


Octubre arrancó con el ataque de Irán a Israel, provocando que Oriente Medio esté a un paso de una guerra total. El conflicto de Israel con Gaza, hamás, hezbollah e Irán, describe un vecindario con décadas de tensión. Las raíces de este problema se remontan a 1947 o incluso antes. El Estado de Israel existe porque una resolución de Naciones Unidas le concedió ese derecho. Es el primer Estado moderno creado de esta manera. Desde entonces, Israel se adjudicó el derecho a ser juez y verdugo al mismo tiempo. 

Según una investigación de Oxfam, el ejército israelí ha asesinado a más mujeres y niños en el último año “que en el mismo período de cualquier otro conflicto de las dos últimas décadas”. Entre tanto, las instituciones que han guiado las relaciones internacionales y la solución de problemas globales desde mediados del siglo XX, son ineficientes, ineficaces, anacrónicas y, en algunos casos, simplemente obsoletas.

Con la confirmación de la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. En represalia por la muerte de su líder, Irán bajo la lógica sombría de la guerra atacó a Israel, asimismo, para defender a sus amigos. Irán se mostró fuerte antes que débil declinando cualquier asomo de pérdida de influencia y prestigio. Sin embargo, ahora debe esperar el contrataque aplastante anunciado por Benjamín Netanyahu.

Israel tiene un socio protector a muchos kilómetros de distancia. En 1967 el presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, manifestó que el apoyo de su país a la comunidad judía “es lo correcto”. La relación entre EE. UU. e Israel, es incondicional, inquebrantable y prácticamente incuestionable, han crecido en intensidad y de forma paulatina desde la declaración del Estado israelí en 1948. 

Durante el último año, la administración Biden ha luchado para evitar una guerra regional en Medio Oriente, por temor a que pudiera involucrar a Estados Unidos o causar estragos en la economía mundial. Este objetivo en el momento coincide con las elecciones presidenciales en Estados Unidos. 

El proceso electoral al parecer no restringió el discurso duro de la Casa Blanca, no obstante, tuvo una especie de encargo disuasivo para instar a Israel a calibrar su respuesta y a no contraatacar con tanta dureza. Después de retirarse de Afganistán, la administración Biden no tiene ningún deseo de verse arrastrada a otro conflicto en Oriente Medio.

En una crisis son escasas las posibilidades de que Estados Unidos se niegue a respaldar a Israel. Son reducidas por el hecho de que faltan poco más de un mes para las elecciones presidenciales estadounidenses. Kamala Harris ha coqueteado con adoptar una línea más dura con Netanyahu en Gaza. Donald Trump, afirma que el mundo estaba en paz durante su presidencia, pero que la “debilidad” de la administración Biden ha provocado guerras en Europa y Oriente Medio. 

No hace falta una bola de cristal para saber que, cuando llegue la respuesta israelí, la opinión se dividirá de forma instantánea y tajante. Imperativo decirle al mundo a qué se debe tanta indiferencia y por qué concede tan poco valor a las vidas exterminadas. También vendría bien ponerse en el lugar de los israelíes de vez en cuando, imaginando cómo sería estar rodeado de enemigos que sueñan con exterminarlos.  

Por Luis Elquis Díaz