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Columnista - 7 junio, 2024

¿Para qué esperar, si lo bueno se puede repetir?

Mientras algunas instituciones del Estado están en crisis, no solo por la falta de gestión en sus operaciones, sino también por el alto número de casos de corrupción, existe en el Departamento del Cesar una de ellas que está mostrando resultados, de aquellos inesperados por muchos, simplemente porque no se conocía la manera y forma […]

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Mientras algunas instituciones del Estado están en crisis, no solo por la falta de gestión en sus operaciones, sino también por el alto número de casos de corrupción, existe en el Departamento del Cesar una de ellas que está mostrando resultados, de aquellos inesperados por muchos, simplemente porque no se conocía la manera y forma de administrar academia.

Pues bien, se trata de la Universidad Popular del Cesar, aquella que estando en crisis en el periodo 2019-2021 y después de muchos intentos para elegir rector en propiedad, se logró levantar entre las cenizas y mostrar que lo que se necesitaba era dejar atrás los egos y las grandezas que estaban destruyendo nada más y nada menos que el futuro de muchos jóvenes del Cesar, La Guajira y Magdalena, entre otros.

Después de casi dos años de estar al frente de la Universidad Popular del Cesar, Rober Romero Ramírez, ha logrado demostrar no solo su capacidad de gestión sino el amor por la institución, al punto de convertirse en uno de los personajes más destacados y reconocidos de la región, condecorado y exaltado por su labor.

El pasado 29 de mayo se desarrolló su segunda rendición de cuentas y en un acto de audiencia pública mostro los avances y alcances de la Universidad, en su informe detallado se logró notar una gestión planificada, responsable, coherente, basados en unos procesos transparentes que han alcanzado nada más y nada menos la Acreditación en Alta Calidad de cuatro programas: Enfermería, Ingeniería Electrónica, Ingeniería Agroindustrial y Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, llegando a tener, por primera vez en la historia de la institución, cinco programas acreditados en Alta Calidad, además la ampliación de sus programas, como es el caso de Ingeniería Agropecuaria, en la Seccional Aguachica, eso demuestra que se está pensando en excelencia, pero sobre todo, que era necesario cambiar el chip, dando relevancia a la academia y no al ladrillo, porque la Universidad estaba embellecida físicamente en sus edificios, pero faltaba lo más importante, apostarle a su visión y misión institucional, y de esa manera mostrarla al mundo como una Universidad de calidad.

La apuesta del señor rector, para que la UPC pueda hacer presencia  en todos los rincones del Departamento del Cesar contribuyendo a la cobertura en educación superior y de esa manera darle la oportunidad de acceso a los jóvenes, demuestra que su único interés es que nuestra Alma Mater no esté diseñada solo para capitalinos sino para cada uno de los hijos del Departamento. 

A pesar de su insuficiente presupuesto, siendo un poco más de   165.000 millones, en donde se tiene que cubrir el gasto de 7 facultades, 23 carreras de pregrado, 15.700 estudiantes, 1.123 docentes y todo el gasto administrativo, la UPC ha demostrado en esta administración que los recursos alcanzan cuando no de malgastan y que el éxito de una administración pública está en la eficiencia de la ejecución de sus recursos.

Después de este corto resumen de los éxitos en la que se encuentra nuestra Universidad, vale la pena luchar para no dejar derrumbar  lo construido, para que los logros alcanzados sigan su marcha y para que el éxito académico sea la bandera de todos, porque no es fácil haber sacado de UCI una institución y permitir que las enfermedades de siempre acaben con su existencia, y es así como a boca llena y sin ningún temor digo “para qué esperar si lo bueno se puede repetir”.

Emiliano Piedrahita Porras 

Columnista
7 junio, 2024

¿Para qué esperar, si lo bueno se puede repetir?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Emiliano Piedrahita Porras

Mientras algunas instituciones del Estado están en crisis, no solo por la falta de gestión en sus operaciones, sino también por el alto número de casos de corrupción, existe en el Departamento del Cesar una de ellas que está mostrando resultados, de aquellos inesperados por muchos, simplemente porque no se conocía la manera y forma […]


Mientras algunas instituciones del Estado están en crisis, no solo por la falta de gestión en sus operaciones, sino también por el alto número de casos de corrupción, existe en el Departamento del Cesar una de ellas que está mostrando resultados, de aquellos inesperados por muchos, simplemente porque no se conocía la manera y forma de administrar academia.

Pues bien, se trata de la Universidad Popular del Cesar, aquella que estando en crisis en el periodo 2019-2021 y después de muchos intentos para elegir rector en propiedad, se logró levantar entre las cenizas y mostrar que lo que se necesitaba era dejar atrás los egos y las grandezas que estaban destruyendo nada más y nada menos que el futuro de muchos jóvenes del Cesar, La Guajira y Magdalena, entre otros.

Después de casi dos años de estar al frente de la Universidad Popular del Cesar, Rober Romero Ramírez, ha logrado demostrar no solo su capacidad de gestión sino el amor por la institución, al punto de convertirse en uno de los personajes más destacados y reconocidos de la región, condecorado y exaltado por su labor.

El pasado 29 de mayo se desarrolló su segunda rendición de cuentas y en un acto de audiencia pública mostro los avances y alcances de la Universidad, en su informe detallado se logró notar una gestión planificada, responsable, coherente, basados en unos procesos transparentes que han alcanzado nada más y nada menos la Acreditación en Alta Calidad de cuatro programas: Enfermería, Ingeniería Electrónica, Ingeniería Agroindustrial y Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, llegando a tener, por primera vez en la historia de la institución, cinco programas acreditados en Alta Calidad, además la ampliación de sus programas, como es el caso de Ingeniería Agropecuaria, en la Seccional Aguachica, eso demuestra que se está pensando en excelencia, pero sobre todo, que era necesario cambiar el chip, dando relevancia a la academia y no al ladrillo, porque la Universidad estaba embellecida físicamente en sus edificios, pero faltaba lo más importante, apostarle a su visión y misión institucional, y de esa manera mostrarla al mundo como una Universidad de calidad.

La apuesta del señor rector, para que la UPC pueda hacer presencia  en todos los rincones del Departamento del Cesar contribuyendo a la cobertura en educación superior y de esa manera darle la oportunidad de acceso a los jóvenes, demuestra que su único interés es que nuestra Alma Mater no esté diseñada solo para capitalinos sino para cada uno de los hijos del Departamento. 

A pesar de su insuficiente presupuesto, siendo un poco más de   165.000 millones, en donde se tiene que cubrir el gasto de 7 facultades, 23 carreras de pregrado, 15.700 estudiantes, 1.123 docentes y todo el gasto administrativo, la UPC ha demostrado en esta administración que los recursos alcanzan cuando no de malgastan y que el éxito de una administración pública está en la eficiencia de la ejecución de sus recursos.

Después de este corto resumen de los éxitos en la que se encuentra nuestra Universidad, vale la pena luchar para no dejar derrumbar  lo construido, para que los logros alcanzados sigan su marcha y para que el éxito académico sea la bandera de todos, porque no es fácil haber sacado de UCI una institución y permitir que las enfermedades de siempre acaben con su existencia, y es así como a boca llena y sin ningún temor digo “para qué esperar si lo bueno se puede repetir”.

Emiliano Piedrahita Porras