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Columnista - 6 mayo, 2024

“Estoy pagando caro lo que barato compré”: Leandro Díaz

Leandro Díaz, a diferencia de Escalona, era un pensador cuyos versos no son más que reflexiones de la vida; Escalona romántico y descriptivo, Leandro romántico y soñador donde la poesía no solo se conmovía con los sentimientos profundos ante sus versos, sino con el peso de la sabiduría que hacen parte de la vida sana […]

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Leandro Díaz, a diferencia de Escalona, era un pensador cuyos versos no son más que reflexiones de la vida; Escalona romántico y descriptivo, Leandro romántico y soñador donde la poesía no solo se conmovía con los sentimientos profundos ante sus versos, sino con el peso de la sabiduría que hacen parte de la vida sana y que solo los años da.

Un compadre querido me decía alguna vez…

Me descuidé bastante en no enseñar con tiempo cuál era el camino correcto que debían recorrer mis hijos y he aquí el resultado: unos cayeron en las debilidades del modernismo: las drogas; otros abandonaron sus estudios pues nunca sintieron la necesidad latente de la educación; y los demás, apenas empezaron a sentir el peso de las dificultades de la vida, la carencia de recursos económicos y de los años, terminaron por rendirse ante la desidia, y el fracaso les abrió las puertas con una facilidad única, al tiempo que la misma sociedad le cerraba las suyas para darles a entender que la incapacidad, no solo rechaza, si no que conduce a la miseria en especial cuando los valores morales y las reglas intocables del hogar se hubieron de enseñar con tiempo y a tiempo y no se percataron de su existencia, pues las vidas sin  carencia de necesidades básicas y con los vacíos del alma, cuando no están dirigidas cómo deben ser se entierran por siempre y para siempre. 8

Estoy pagando caro lo que barato compré, continuaba diciendo para dar a entender que la abundancia económica con la falta de educación había vencido por completo, apartando a sus hijos del camino de la dignidad. Dicen que el hombre resiente al contemplar su caída y esto es la realidad que trae la tristeza de la carencia de ejemplos, cuando dedicamos gran parte de la vida a los temas de la materia y abandonamos el espíritu del hogar con sus enseñanzas que con tanto fervor predicaron y practicaron nuestros abuelos.

Es lo mismo que el que ama sin perseguir un amor. Esto indica que el amor no se compra, se busca, se lucha y en ello está la verdadera satisfacción que conduce a la felicidad

Para poder escribir sobre algo, normalmente necesito de dos temas: los sentimientos por las cosas que aprendí en su momento oportuno que a través de los recuerdos me mueven algunas lágrimas y los versos de un buen son vallenato de esos que sacuden el alma y sacan las emociones del corazón, que para describir algo, solo se necesita expresar lo que se siente y esto hace que las palabras no se escondan en el pensamiento y salgan precisas para desarrollar cualquier idea 

Y continuaba diciendo mi compadre: “A veces estoy resentido y trato de consolarme, pero comprendo que es tarde recuperar lo perdido, en especial cuando meditabundo, quejumbroso y agobiado veo que las penas se rebelan contra mí”.

No hizo sino cantarme un son de Leandro. No hizo sino contarme lo que barato compró, por ello yo aconsejo que desde la primera edad los padres que no tienen tiempo para guiar por el camino correcto a sus hijos y los maestros de escuelas consecuentes, enséñenles por lo menos, tanto a sus hijos como alumnos, un son vallenato de Leandro Díaz y verán que dará buenos resultados. 

La educación con vallenatos entra, y así, no tener que pronunciar aquella expresión de la cartilla primaria de otros tiempos, de doña Clorita, que replicaba, pero al son de una regla de carreto, diciendo… “la letra con sangre entra”.

Los vallenatos son por lo general canciones en donde la sabiduría popular resalta y que, convirtiéndose en ejemplos, nos inspiran y terminan dirigiendo nuestras decisiones de vida.

La base de la educación son los padres que como cabeza de hogar con sus reglas, costumbres y consejos la hacen, pero si se ayudan con sones vallenatos, mejor.

Por: Fausto Cotes N.

Columnista
6 mayo, 2024

“Estoy pagando caro lo que barato compré”: Leandro Díaz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Fausto Cotes

Leandro Díaz, a diferencia de Escalona, era un pensador cuyos versos no son más que reflexiones de la vida; Escalona romántico y descriptivo, Leandro romántico y soñador donde la poesía no solo se conmovía con los sentimientos profundos ante sus versos, sino con el peso de la sabiduría que hacen parte de la vida sana […]


Leandro Díaz, a diferencia de Escalona, era un pensador cuyos versos no son más que reflexiones de la vida; Escalona romántico y descriptivo, Leandro romántico y soñador donde la poesía no solo se conmovía con los sentimientos profundos ante sus versos, sino con el peso de la sabiduría que hacen parte de la vida sana y que solo los años da.

Un compadre querido me decía alguna vez…

Me descuidé bastante en no enseñar con tiempo cuál era el camino correcto que debían recorrer mis hijos y he aquí el resultado: unos cayeron en las debilidades del modernismo: las drogas; otros abandonaron sus estudios pues nunca sintieron la necesidad latente de la educación; y los demás, apenas empezaron a sentir el peso de las dificultades de la vida, la carencia de recursos económicos y de los años, terminaron por rendirse ante la desidia, y el fracaso les abrió las puertas con una facilidad única, al tiempo que la misma sociedad le cerraba las suyas para darles a entender que la incapacidad, no solo rechaza, si no que conduce a la miseria en especial cuando los valores morales y las reglas intocables del hogar se hubieron de enseñar con tiempo y a tiempo y no se percataron de su existencia, pues las vidas sin  carencia de necesidades básicas y con los vacíos del alma, cuando no están dirigidas cómo deben ser se entierran por siempre y para siempre. 8

Estoy pagando caro lo que barato compré, continuaba diciendo para dar a entender que la abundancia económica con la falta de educación había vencido por completo, apartando a sus hijos del camino de la dignidad. Dicen que el hombre resiente al contemplar su caída y esto es la realidad que trae la tristeza de la carencia de ejemplos, cuando dedicamos gran parte de la vida a los temas de la materia y abandonamos el espíritu del hogar con sus enseñanzas que con tanto fervor predicaron y practicaron nuestros abuelos.

Es lo mismo que el que ama sin perseguir un amor. Esto indica que el amor no se compra, se busca, se lucha y en ello está la verdadera satisfacción que conduce a la felicidad

Para poder escribir sobre algo, normalmente necesito de dos temas: los sentimientos por las cosas que aprendí en su momento oportuno que a través de los recuerdos me mueven algunas lágrimas y los versos de un buen son vallenato de esos que sacuden el alma y sacan las emociones del corazón, que para describir algo, solo se necesita expresar lo que se siente y esto hace que las palabras no se escondan en el pensamiento y salgan precisas para desarrollar cualquier idea 

Y continuaba diciendo mi compadre: “A veces estoy resentido y trato de consolarme, pero comprendo que es tarde recuperar lo perdido, en especial cuando meditabundo, quejumbroso y agobiado veo que las penas se rebelan contra mí”.

No hizo sino cantarme un son de Leandro. No hizo sino contarme lo que barato compró, por ello yo aconsejo que desde la primera edad los padres que no tienen tiempo para guiar por el camino correcto a sus hijos y los maestros de escuelas consecuentes, enséñenles por lo menos, tanto a sus hijos como alumnos, un son vallenato de Leandro Díaz y verán que dará buenos resultados. 

La educación con vallenatos entra, y así, no tener que pronunciar aquella expresión de la cartilla primaria de otros tiempos, de doña Clorita, que replicaba, pero al son de una regla de carreto, diciendo… “la letra con sangre entra”.

Los vallenatos son por lo general canciones en donde la sabiduría popular resalta y que, convirtiéndose en ejemplos, nos inspiran y terminan dirigiendo nuestras decisiones de vida.

La base de la educación son los padres que como cabeza de hogar con sus reglas, costumbres y consejos la hacen, pero si se ayudan con sones vallenatos, mejor.

Por: Fausto Cotes N.