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Columnista - 24 abril, 2024

Marcha contra Petro, un mensaje de muerte

Las marchas y las protestas constituyen un derecho constitucional, son las únicas formas de reunirse masivamente para denunciar y compartir las cuitas sociales. Sin embargo, tradicionalmente estas han sido reprimidas; de ingrata recordación fueron las de 2021 cuando centenares dejóvenes fueron asesinados, encarcelados y mutilados; incluso, varias mujeres fueron violadas por miembros de la policía. Todo quedó impune.  En cambio, en el gobierno […]

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Las marchas y las protestas constituyen un derecho constitucional, son las únicas formas de reunirse masivamente para denunciar y compartir las cuitas sociales. Sin embargo, tradicionalmente estas han sido reprimidas; de ingrata recordación fueron las de 2021 cuando centenares dejóvenes fueron asesinados, encarcelados y mutilados; incluso, varias mujeres fueron violadas por miembros de la policía. Todo quedó impune. 

En cambio, en el gobierno progresista de Gustavo Petro estas muestras populares de expresión han sido respetadas pese a que han servido para insinuar el crimen contra él mismo, elegido con la mayor votación de la historia. En la marcha del 21/04/2024, fue simulado el sepelio de Gustavo Petro, un féretro con coronas desfiló sin dolientes, nadie de los organizadores de estas exequias se opuso a tan macabra escena antropofágica. El mensaje subliminal es que a Petro hay que matarlo, única forma de detener el cambio y la moralización de la Nación. Este es un estadio patológico de una oposición que no sabe perder. A muchos caminantes se les veía el odio, sus rasgos psicosomáticos los delataba, a algunos periodistas los insultaron y escupieron, cualquiera podría imaginar que estaba presente la oficina de Envigado, solo les faltó mostrar las AK-47 porque primera línea sí tuvieron.  Así han actuado siempre los santanderistas; previamente al ataque contra Bolívar en el palacio de San Carlos, no hicieron una marcha, pero difundieron una criminal poesía de precaria métrica que decía: “Si a Bolívar, la letra con que empieza y aquella con que acaba le quitamos, OLIVA, símbolo de paz hallamos… Esto significa que cortar al tirano la cabeza y los pies debemos…”. Y cumplieron con su macabro plan, ellos, antes que Pablo Escobar, inventaron el sicariato. 

Hoy los Vargas Tejada y los Santander están vivos y con nuevas formas de intimidar, la consigna de no dejar terminar el mandato constitucional de Petro está en la agenda, vivo o muerto, se busca, como en las películas del oeste. Las cartillas y los métodos están probados: Uribe Uribe, Gaitán, Pardo Leal, Jaramillo Ossa, Pizarro, todos progresistas, son muestras de esta siniestra práctica criminal. Nunca se pudo determinar la autoría intelectual en ninguno de ellos, sí hay crímenes perfectos. Y como dijo el ‘expara’ Ernesto Báez, “sin la ayuda del Estado no es posible hacer una vuelta grande”. Ellos son el Estado así no manejen su chequera y no tener la dirección del gobierno. 

La marcha del domingo pasado se dice que fue subsidiada, muchos de los que allí estaban no pertenecían al club El Nogal, debe haberles costado una fortuna; se vio nutrida en Bogotá, Medellín y Bucaramanga; el presidente Petro estimó en 250.000 personas asistentes en todo el país, el 2.3 % de la votación que le pusieron a Hernández, pírrica. No se descarta una nueva versión de la masacre de El Salado a nivel urbano, muchos de sus inspiradores estaban allí, el síndrome del bogotazo está presente. Nunca habían marchado en 200 años usurpando el poder, decían que esto invitaba al odio; ahora se dan cuenta de que Colombia es un país con muchos problemas y que es necesario marchar, ahora con otro objetivo, para que no se resuelvan y esto solo se daría si Petro no está. ¡Inaudito!

El próximo 1° de mayo el pueblo debería dar muestras de si quiere o no que el cambio ocurra. Si no, nuestra esperanza estará perdida, no habrá una nueva oportunidad.

Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
24 abril, 2024

Marcha contra Petro, un mensaje de muerte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Las marchas y las protestas constituyen un derecho constitucional, son las únicas formas de reunirse masivamente para denunciar y compartir las cuitas sociales. Sin embargo, tradicionalmente estas han sido reprimidas; de ingrata recordación fueron las de 2021 cuando centenares dejóvenes fueron asesinados, encarcelados y mutilados; incluso, varias mujeres fueron violadas por miembros de la policía. Todo quedó impune.  En cambio, en el gobierno […]


Las marchas y las protestas constituyen un derecho constitucional, son las únicas formas de reunirse masivamente para denunciar y compartir las cuitas sociales. Sin embargo, tradicionalmente estas han sido reprimidas; de ingrata recordación fueron las de 2021 cuando centenares dejóvenes fueron asesinados, encarcelados y mutilados; incluso, varias mujeres fueron violadas por miembros de la policía. Todo quedó impune. 

En cambio, en el gobierno progresista de Gustavo Petro estas muestras populares de expresión han sido respetadas pese a que han servido para insinuar el crimen contra él mismo, elegido con la mayor votación de la historia. En la marcha del 21/04/2024, fue simulado el sepelio de Gustavo Petro, un féretro con coronas desfiló sin dolientes, nadie de los organizadores de estas exequias se opuso a tan macabra escena antropofágica. El mensaje subliminal es que a Petro hay que matarlo, única forma de detener el cambio y la moralización de la Nación. Este es un estadio patológico de una oposición que no sabe perder. A muchos caminantes se les veía el odio, sus rasgos psicosomáticos los delataba, a algunos periodistas los insultaron y escupieron, cualquiera podría imaginar que estaba presente la oficina de Envigado, solo les faltó mostrar las AK-47 porque primera línea sí tuvieron.  Así han actuado siempre los santanderistas; previamente al ataque contra Bolívar en el palacio de San Carlos, no hicieron una marcha, pero difundieron una criminal poesía de precaria métrica que decía: “Si a Bolívar, la letra con que empieza y aquella con que acaba le quitamos, OLIVA, símbolo de paz hallamos… Esto significa que cortar al tirano la cabeza y los pies debemos…”. Y cumplieron con su macabro plan, ellos, antes que Pablo Escobar, inventaron el sicariato. 

Hoy los Vargas Tejada y los Santander están vivos y con nuevas formas de intimidar, la consigna de no dejar terminar el mandato constitucional de Petro está en la agenda, vivo o muerto, se busca, como en las películas del oeste. Las cartillas y los métodos están probados: Uribe Uribe, Gaitán, Pardo Leal, Jaramillo Ossa, Pizarro, todos progresistas, son muestras de esta siniestra práctica criminal. Nunca se pudo determinar la autoría intelectual en ninguno de ellos, sí hay crímenes perfectos. Y como dijo el ‘expara’ Ernesto Báez, “sin la ayuda del Estado no es posible hacer una vuelta grande”. Ellos son el Estado así no manejen su chequera y no tener la dirección del gobierno. 

La marcha del domingo pasado se dice que fue subsidiada, muchos de los que allí estaban no pertenecían al club El Nogal, debe haberles costado una fortuna; se vio nutrida en Bogotá, Medellín y Bucaramanga; el presidente Petro estimó en 250.000 personas asistentes en todo el país, el 2.3 % de la votación que le pusieron a Hernández, pírrica. No se descarta una nueva versión de la masacre de El Salado a nivel urbano, muchos de sus inspiradores estaban allí, el síndrome del bogotazo está presente. Nunca habían marchado en 200 años usurpando el poder, decían que esto invitaba al odio; ahora se dan cuenta de que Colombia es un país con muchos problemas y que es necesario marchar, ahora con otro objetivo, para que no se resuelvan y esto solo se daría si Petro no está. ¡Inaudito!

El próximo 1° de mayo el pueblo debería dar muestras de si quiere o no que el cambio ocurra. Si no, nuestra esperanza estará perdida, no habrá una nueva oportunidad.

Luis Napoleón de Armas P.