Alfonso ‘Poncho’ Medina, líder comunal de Valledupar y presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Villa Haidith, fue asesinado el 10 de abril, en un acto que conmovió a la comunidad y reafirmó el peligro que corren aquellos que luchan por los derechos colectivos. Su vil asesinato se produjo en medio de múltiples denuncias realizadas por ´Poncho’ Medina, incluido el “robo” de áreas de cesión ubicadas en al barrio Villa Haidith, evidenciando una disputa sobre la propiedad de terrenos que oficialmente pertenecen al municipio.

Además, Medina había denunciado la presencia de vándalos y consumidores de drogas en áreas recreativas importantes para la comunidad, mostrando su compromiso con la seguridad y el bienestar de su barrio y de su comunidad.

Este asesinato provocó una respuesta institucional, con la oferta de una recompensa de hasta 70 millones de pesos por información que condujera a la captura de los responsables. De hecho, se dio una captura de la cual hoy, los vallenatos desconocemos que ha pasado con este, o si ha dado alguna información importante para la aclaración de este homicidio o si también para este caso aplicara el “vencimiento de términos”. Este crimen no solo refleja la lucha estéril contra la invasión de tierras y la defensa del espacio público, sino también los riesgos inherentes a la lucha comunal.

Hoy en conmemoración del aniversario de su asesinato, más que actos conmemorativos, es fundamental exigir justicia a través de una investigación eficaz, para esclarecer su crimen, abordar sus denuncias desde la institucionalidad, especialmente respecto a la claridad sobre las áreas de cesión. Y proteger a los líderes que, como él, buscan mejorar la calidad de vida de los vallenatos. Respetar, escuchar y respaldar a estos líderes es esencial para construir una sociedad más justa y transparente.

El legado de Alfonso ‘Poncho’ Medina debe motivarnos a todos a continuar su lucha por un Valledupar más justo y seguro, donde los derechos de la comunidad sean siempre priorizados y defendidos. Su sacrificio pone sobre el tapete la importancia crucial de apoyar a aquellos que se atreven a alzar la voz contra las injusticias, asegurando que sean vistos como aliados en la mejora de nuestra sociedad, no como blancos a silenciar.