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Columnista - 21 febrero, 2024

Segunda conquista de Palestina: la hace el “pueblo de Dios”

La primera conquista contra Palestina la hizo Josué contra Canaán al finalizar el éxodo por orden de Yahvé. Fue una guerra despiadada y cruel. Así hablaba Yahvé: “He aquí un pueblo que asaltará como leona, y como león se erguirá, no se acostará hasta que trague la presa y beba la sangre de los que  […]

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La primera conquista contra Palestina la hizo Josué contra Canaán al finalizar el éxodo por orden de Yahvé. Fue una guerra despiadada y cruel. Así hablaba Yahvé: “He aquí un pueblo que asaltará como leona, y como león se erguirá, no se acostará hasta que trague la presa y beba la sangre de los que  habrá degollado” (Núm 22:24). “La sitiarás y, una vez tomada, pasarás a to dos los varones al filo de la espada, pero las mujeres, los niños, los ganados y cuanto haya en la ciudad, todo será botín que tomarás para ti y podrás comer los despojos de tus enemigos, que Yahvé, tu dios, te da. En las ciudades de las gentes que Yahvé, tu dios, te da por heredad, no dejarás con vida a nadie de cuantos respiran” (Deut 20:10-18). 

¡Qué barbaridad! Esto fue una orden al saqueo, al canibalismo y a la destrucción. ¿Sería Yahvé un dios bueno? Según el Génesis, los israelitas siempre fueron invasores porque nunca tuvieron patria; el concepto de “Israel” solo apareció en tiempos de Saúl en el año 1050 a.C. Recuerdo de niño una expresión casera que a los niños callejeros les decían: “Pareces un judío errante”.

Sus primeras 22 generaciones nacieron en Irak, en especial en Ur de Caldea, donde Abraham y Jacob nacieron y se crearon, no en Israel, y de donde sus descendientes, relato bíblico, salieron para Egipto. Hasta 1945 los israelitas deambularon por todo el mundo porque no tenían una patria donde vivir, esta es una prueba histórica. Millones de ellos se refugiaron en Alemania y ya sabemos lo que pasó. Pero se les apareció Yahvé el malo: por una decisión parcial de EE. UU. y del Reino Unido, pasada la Segunda Guerra Mundial y 4.000 años después de la Tierra Prometida, los asilaron en tierra de los palestinos sin pedirles permiso. Desde entonces, sus verdaderos dueños han venido perdiendo terreno, los invasores los han desplazado. Esta es la estrategia del Cuco Común, un pájaro invasor que se apodera de los nidos ajenos botando sus huevos y pichones. 

Hoy estamos frente a la segunda conquista, mucho más cruel que la primera porque no perdona ni a los niños, ni a los enfermos ni a nadie, en contubernio con la mal llamada comunidad internacional que ha permitido este genocidio. Esta vez la orden no es bíblica, es real, la dio Benjamín Netanyahu. Al estado de Israel no hay quien lo ronde. La OTAN es un estado más de la unión americana, la ONU no tiene dientes para frenar esta masacre y sus signatarios no le paran bolas, bien lo ha dicho su director. 

Por su parte, Japón es un perro faldero de los EE. UU. que borró los testimonios de Hiroshima y Nagasaki y la comunidad árabe carece de solidaridad. Hoy, los que lloraban por Ucrania, ríen con la desaparición de los palestinos. El mismo dios, el mismo desplazado y el mismo conquistador en épocas diferentes. ¿Será posible que Israel sea el pueblo de Dios?

Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
21 febrero, 2024

Segunda conquista de Palestina: la hace el “pueblo de Dios”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

La primera conquista contra Palestina la hizo Josué contra Canaán al finalizar el éxodo por orden de Yahvé. Fue una guerra despiadada y cruel. Así hablaba Yahvé: “He aquí un pueblo que asaltará como leona, y como león se erguirá, no se acostará hasta que trague la presa y beba la sangre de los que  […]


La primera conquista contra Palestina la hizo Josué contra Canaán al finalizar el éxodo por orden de Yahvé. Fue una guerra despiadada y cruel. Así hablaba Yahvé: “He aquí un pueblo que asaltará como leona, y como león se erguirá, no se acostará hasta que trague la presa y beba la sangre de los que  habrá degollado” (Núm 22:24). “La sitiarás y, una vez tomada, pasarás a to dos los varones al filo de la espada, pero las mujeres, los niños, los ganados y cuanto haya en la ciudad, todo será botín que tomarás para ti y podrás comer los despojos de tus enemigos, que Yahvé, tu dios, te da. En las ciudades de las gentes que Yahvé, tu dios, te da por heredad, no dejarás con vida a nadie de cuantos respiran” (Deut 20:10-18). 

¡Qué barbaridad! Esto fue una orden al saqueo, al canibalismo y a la destrucción. ¿Sería Yahvé un dios bueno? Según el Génesis, los israelitas siempre fueron invasores porque nunca tuvieron patria; el concepto de “Israel” solo apareció en tiempos de Saúl en el año 1050 a.C. Recuerdo de niño una expresión casera que a los niños callejeros les decían: “Pareces un judío errante”.

Sus primeras 22 generaciones nacieron en Irak, en especial en Ur de Caldea, donde Abraham y Jacob nacieron y se crearon, no en Israel, y de donde sus descendientes, relato bíblico, salieron para Egipto. Hasta 1945 los israelitas deambularon por todo el mundo porque no tenían una patria donde vivir, esta es una prueba histórica. Millones de ellos se refugiaron en Alemania y ya sabemos lo que pasó. Pero se les apareció Yahvé el malo: por una decisión parcial de EE. UU. y del Reino Unido, pasada la Segunda Guerra Mundial y 4.000 años después de la Tierra Prometida, los asilaron en tierra de los palestinos sin pedirles permiso. Desde entonces, sus verdaderos dueños han venido perdiendo terreno, los invasores los han desplazado. Esta es la estrategia del Cuco Común, un pájaro invasor que se apodera de los nidos ajenos botando sus huevos y pichones. 

Hoy estamos frente a la segunda conquista, mucho más cruel que la primera porque no perdona ni a los niños, ni a los enfermos ni a nadie, en contubernio con la mal llamada comunidad internacional que ha permitido este genocidio. Esta vez la orden no es bíblica, es real, la dio Benjamín Netanyahu. Al estado de Israel no hay quien lo ronde. La OTAN es un estado más de la unión americana, la ONU no tiene dientes para frenar esta masacre y sus signatarios no le paran bolas, bien lo ha dicho su director. 

Por su parte, Japón es un perro faldero de los EE. UU. que borró los testimonios de Hiroshima y Nagasaki y la comunidad árabe carece de solidaridad. Hoy, los que lloraban por Ucrania, ríen con la desaparición de los palestinos. El mismo dios, el mismo desplazado y el mismo conquistador en épocas diferentes. ¿Será posible que Israel sea el pueblo de Dios?

Luis Napoleón de Armas P.