Una cruda realidad viven los  25 inspectores de  corregimientos del municipio de Valledupar, quienes denuncian la falta de implementos básicos para cumplir con las funciones por las que fueron seleccionados en concursos de mérito.

La falta de servicios públicos, equipos de cómputo y espacios dignos para trabajar son las principales carencias que afectan su labor.

“La condiciones que estamos atravesando los inspectores en corregimientos de Valledupar son inhumanas, que hemos soportado por diversas razones, lo que hace que no le brindemos una adecuada atención a las comunidades. Debido a que las condiciones laborales generan afectación en la atención que queremos brindar”, sostuvo Melissa Vidal, inspectora del corregimiento El Jabo.

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A esto se suma un salario que, según Vidal, no se ajusta a las responsabilidades y funciones que desempeñan, especialmente en zonas rurales.  “Lo que sucede es que anteriormente no era un requisito, y cuando se hizo ese reajuste con la Ley 1801 del 2016, no se hizo ese balance que debe haber entre funciones y salarios y se dejó el mismo salario que ya estaba asignado”, afirmó.

Las dificultades no solo se limitan a la falta de recursos. Frank Pinto, inspector de Sabana Crespo, señala que las autoridades indígenas se han opuesto a la labor de los inspectores en algunos corregimientos. Sin embargo, indica que se está trabajando en conjunto con las comunidades para encontrar soluciones.  “En estos días el diálogo se ha producido de la mejor manera con las comunidades indígenas, se ha estado trabajando desde casa indígena, dependiendo de las eventualidades que se presenten en el lugar. Posterior  a ello se van realizando consensos con las propias autoridades para mirar cómo se le sigue dando continuidad a ese trabajo mancomunado”, sostuvo.

Preocupado por la situación, el Concejo de Valledupar debatió el tema y busca soluciones para mejorar las condiciones de trabajo de los inspectores. El objetivo es que puedan brindar un mejor servicio a las comunidades que representan.

POR REDACCIÓN/EL PILÓN