La llegada de gobiernos de izquierda o progresistas a América Latina tras 200 años de manejo del poder y de la economía de los Estados por un reducido clan de familias, ha colocado las alarmas y elaborado las estrategias para su defenestración. Hace algunos años esto lo hacían los militares, pero eran golpes sangrientos no presentables y se precisaban estrategias “blandas”.
La llegada de gobiernos de izquierda o progresistas a América Latina tras 200 años de manejo del poder y de la economía de los Estados por un reducido clan de familias, ha colocado las alarmas y elaborado las estrategias para su defenestración. Hace algunos años esto lo hacían los militares, pero eran golpes sangrientos no presentables y se precisaban estrategias “blandas”.
En 1999 fue publicado el libro “Un Restricted Wafare” (Una guerra jurídica restringida) que, alimentado por las tesis de Joseph Goebbels, formula una ofensiva para retomar el poder en una forma sutil. De ahí surgió el concepto de “Lawfare” o golpe blando que contiene tres frentes de batalla sincrónicos que actúan como una constrictor: 1) Guerra psicológica orientada a influir en la psicología y emociones de la población. 2) Guerra mediática para lograr el control de la opinión pública. 3) Guerra judicial que busca criminalizar y perseguir al presidente a través de instrumentos legales y penales.
Esta estrategia resultó eficaz en Perú con Pedro Castillo, en Brasil con Lula Da Silva y Vilma Russell y en Argentina con Cristina Fernández. También se le ha aplicado a López Obrador en México, a Xiomara Castro en Honduras; en Guatemala intentaron impedir la posesión del presidente electo Bernardo Arévalo, han intentado desestabilizar a Boris en Chile y Gustavo Petro, en este momento, está sometido a este algoritmo político y criminal para derrocarlo. Claro, tumbar así a un presidente elegido libremente no es que sea tan blando, es concluyente y duro como la cruenta, es un eufemismo que burla al elector.
Todo está servido y caminando con el silencio cómplice de los EE. UU., la doctrina Monroe está vigente. En Colombia la estrategia es sistemática, nuestra clase dominante es poderosa y preparada y en gran parte vinculada con la delincuencia; por eso Gustavo Petro hace tiempo viene hablando del Estado mafioso y ya se sabe que esta acusación no es gratuita. Cuando vemos el trabajo que están haciendo los otros poderes del Estado, todos a uno como en Fuente Ovejuna, vemos que todas estas instituciones tienen comportamientos atípicos, algo así como un contubernio, para impedir que el país cambie y se mantenga una situación criminal; las puertas giratorias que tienen para emplear familiares alimentan estas conductas, pero este privilegio, que Petro les quiere quitar, lo defenderán a capa y espada; la chequera del Estado es muy apetecida.
En el día D, las FF. MM., que están formadas para “defender las instituciones”, pero imbuidas en el sofisma del enemigo interno, apoyarían el “Lawfare”. El único poder que tiene Petro es el del pueblo que lo eligió, pero no quieren que participe porque “no se deben permitir las presiones”. ¿Cuáles presiones? Ninguna institución del Estado puede estar por encima del constituyente primario, a este se debe la democracia y la única forma de exigir es la protesta pública.
Luis Napoleón de Armas P.
La llegada de gobiernos de izquierda o progresistas a América Latina tras 200 años de manejo del poder y de la economía de los Estados por un reducido clan de familias, ha colocado las alarmas y elaborado las estrategias para su defenestración. Hace algunos años esto lo hacían los militares, pero eran golpes sangrientos no presentables y se precisaban estrategias “blandas”.
La llegada de gobiernos de izquierda o progresistas a América Latina tras 200 años de manejo del poder y de la economía de los Estados por un reducido clan de familias, ha colocado las alarmas y elaborado las estrategias para su defenestración. Hace algunos años esto lo hacían los militares, pero eran golpes sangrientos no presentables y se precisaban estrategias “blandas”.
En 1999 fue publicado el libro “Un Restricted Wafare” (Una guerra jurídica restringida) que, alimentado por las tesis de Joseph Goebbels, formula una ofensiva para retomar el poder en una forma sutil. De ahí surgió el concepto de “Lawfare” o golpe blando que contiene tres frentes de batalla sincrónicos que actúan como una constrictor: 1) Guerra psicológica orientada a influir en la psicología y emociones de la población. 2) Guerra mediática para lograr el control de la opinión pública. 3) Guerra judicial que busca criminalizar y perseguir al presidente a través de instrumentos legales y penales.
Esta estrategia resultó eficaz en Perú con Pedro Castillo, en Brasil con Lula Da Silva y Vilma Russell y en Argentina con Cristina Fernández. También se le ha aplicado a López Obrador en México, a Xiomara Castro en Honduras; en Guatemala intentaron impedir la posesión del presidente electo Bernardo Arévalo, han intentado desestabilizar a Boris en Chile y Gustavo Petro, en este momento, está sometido a este algoritmo político y criminal para derrocarlo. Claro, tumbar así a un presidente elegido libremente no es que sea tan blando, es concluyente y duro como la cruenta, es un eufemismo que burla al elector.
Todo está servido y caminando con el silencio cómplice de los EE. UU., la doctrina Monroe está vigente. En Colombia la estrategia es sistemática, nuestra clase dominante es poderosa y preparada y en gran parte vinculada con la delincuencia; por eso Gustavo Petro hace tiempo viene hablando del Estado mafioso y ya se sabe que esta acusación no es gratuita. Cuando vemos el trabajo que están haciendo los otros poderes del Estado, todos a uno como en Fuente Ovejuna, vemos que todas estas instituciones tienen comportamientos atípicos, algo así como un contubernio, para impedir que el país cambie y se mantenga una situación criminal; las puertas giratorias que tienen para emplear familiares alimentan estas conductas, pero este privilegio, que Petro les quiere quitar, lo defenderán a capa y espada; la chequera del Estado es muy apetecida.
En el día D, las FF. MM., que están formadas para “defender las instituciones”, pero imbuidas en el sofisma del enemigo interno, apoyarían el “Lawfare”. El único poder que tiene Petro es el del pueblo que lo eligió, pero no quieren que participe porque “no se deben permitir las presiones”. ¿Cuáles presiones? Ninguna institución del Estado puede estar por encima del constituyente primario, a este se debe la democracia y la única forma de exigir es la protesta pública.
Luis Napoleón de Armas P.