Por estos días, los cambios en los hábitos de los consumidores, como consecuencia de la inflación, ha sido tema de análisis por muchos expertos y motivo de informes especiales en algunos medios de comunicación.
Por estos días, los cambios en los hábitos de los consumidores, como consecuencia de la inflación, ha sido tema de análisis por muchos expertos y motivo de informes especiales en algunos medios de comunicación.
Según estos informes, el sector que más ha sentido el impacto de la inflación es el de la gastronomía en razón a que el consumo de algunos alimentos ha sufrido diversas modificaciones por aquello de los altos costos, tomando relevancia la demanda de las comidas rápidas.
En Valledupar, pese a que el sector gastronómico ha mostrado un auge importante en los últimos tiempos, este fenómeno también ha sido evidente y por ello resultó una bocanada de oxígeno los eventos folclóricos musicales desarrollados el reciente fin de semana en esta ciudad, los cuales permitieron un promedio de ventas muy significativas que, según el reporte oficial que entregó la Cámara de Comercio de Valledupar, reportó una cifra de 16.658 domicilios de comidas en 113 establecimientos con aplicaciones de pedidos.
Entre tanto, en el contexto de la cotidianidad, los restaurantes en Valledupar han sido impactados por la inflación que ha originado modificaciones en el comportamiento de los consumidores, quienes se ven obligados a redefinir sus hábitos de gasto y ajustarse a una realidad económica en constante cambio.
Al igual que en todo el país, en Valledupar a medida que los precios de bienes y servicios se elevan, los consumidores se encuentran en una encrucijada financiera, enfrentando decisiones difíciles y repensando su enfoque tradicional hacia las compras. Este cambio, impulsado por la necesidad de estirar cada peso, refleja una adaptación pragmática a la nueva realidad económica.
Todo ello ha desencadenado el resurgimiento de la mentalidad ahorrativa. Los consumidores, conscientes de la volatilidad del mercado, están optando por acumular ahorros y ser más selectivos en sus compras y gastos en productos alimenticios.
Se conocen historias en la que los miembros de una familia al momento de decidir el sitio o restaurante, para ir a comer en grupo, el criterio de selección que prevalece es el del ahorro, es decir, se inclinan por acudir al que ofrezca comida más económica, antes que la calidad o la buena sazón.
Pero en medio de esto, también esta el dilema que viven los empresarios gastronómicos, en el sentido de sortear los altos precios de los insumos utilizados para preparar sus productos, ahí les corresponde hacer un buen ejercicio matemático que les permita mantener calidad, cantidad, bajos precios y buen gusto.
En resumen, la inflación nos obliga a todos, tanto a los de la oferta como a los de la demanda, hacer ajustes que atiendan a ese efecto propio de la inflación, fenómeno que ha actuado como un agente de cambio en los patrones de consumo. Lo importante es saber enfrentar la situación.
De todo ello se puede rescatar la enseñanza aportada por la inflación, tal es la de someternos a una permanente reevaluación de prioridades y una adaptación creativa por parte de los consumidores y del mismo mercado. Esa debe ser la ruta que ha de seguir el sector gastronómico de Valledupar.
Por estos días, los cambios en los hábitos de los consumidores, como consecuencia de la inflación, ha sido tema de análisis por muchos expertos y motivo de informes especiales en algunos medios de comunicación.
Por estos días, los cambios en los hábitos de los consumidores, como consecuencia de la inflación, ha sido tema de análisis por muchos expertos y motivo de informes especiales en algunos medios de comunicación.
Según estos informes, el sector que más ha sentido el impacto de la inflación es el de la gastronomía en razón a que el consumo de algunos alimentos ha sufrido diversas modificaciones por aquello de los altos costos, tomando relevancia la demanda de las comidas rápidas.
En Valledupar, pese a que el sector gastronómico ha mostrado un auge importante en los últimos tiempos, este fenómeno también ha sido evidente y por ello resultó una bocanada de oxígeno los eventos folclóricos musicales desarrollados el reciente fin de semana en esta ciudad, los cuales permitieron un promedio de ventas muy significativas que, según el reporte oficial que entregó la Cámara de Comercio de Valledupar, reportó una cifra de 16.658 domicilios de comidas en 113 establecimientos con aplicaciones de pedidos.
Entre tanto, en el contexto de la cotidianidad, los restaurantes en Valledupar han sido impactados por la inflación que ha originado modificaciones en el comportamiento de los consumidores, quienes se ven obligados a redefinir sus hábitos de gasto y ajustarse a una realidad económica en constante cambio.
Al igual que en todo el país, en Valledupar a medida que los precios de bienes y servicios se elevan, los consumidores se encuentran en una encrucijada financiera, enfrentando decisiones difíciles y repensando su enfoque tradicional hacia las compras. Este cambio, impulsado por la necesidad de estirar cada peso, refleja una adaptación pragmática a la nueva realidad económica.
Todo ello ha desencadenado el resurgimiento de la mentalidad ahorrativa. Los consumidores, conscientes de la volatilidad del mercado, están optando por acumular ahorros y ser más selectivos en sus compras y gastos en productos alimenticios.
Se conocen historias en la que los miembros de una familia al momento de decidir el sitio o restaurante, para ir a comer en grupo, el criterio de selección que prevalece es el del ahorro, es decir, se inclinan por acudir al que ofrezca comida más económica, antes que la calidad o la buena sazón.
Pero en medio de esto, también esta el dilema que viven los empresarios gastronómicos, en el sentido de sortear los altos precios de los insumos utilizados para preparar sus productos, ahí les corresponde hacer un buen ejercicio matemático que les permita mantener calidad, cantidad, bajos precios y buen gusto.
En resumen, la inflación nos obliga a todos, tanto a los de la oferta como a los de la demanda, hacer ajustes que atiendan a ese efecto propio de la inflación, fenómeno que ha actuado como un agente de cambio en los patrones de consumo. Lo importante es saber enfrentar la situación.
De todo ello se puede rescatar la enseñanza aportada por la inflación, tal es la de someternos a una permanente reevaluación de prioridades y una adaptación creativa por parte de los consumidores y del mismo mercado. Esa debe ser la ruta que ha de seguir el sector gastronómico de Valledupar.