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Editorial - 19 marzo, 2011

La seguridad es un asunto de todos

Vuelve y juega, nuevamente debemos referirnos a la inseguridad, el principal problema que tiene Valledupar, al igual que las principales ciudades del país. Se trata de un monstruo de mil cabezas, difícil de atacar… Una vez es la delincuencia común, otra vez es el narcotráfico y ahora, según se afirma con insistencia, es la delincuencia […]

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Vuelve y juega, nuevamente debemos referirnos a la inseguridad, el principal problema que tiene Valledupar, al igual que las principales ciudades del país. Se trata de un monstruo de mil cabezas, difícil de atacar…
Una vez es la delincuencia común, otra vez es el narcotráfico y ahora, según se afirma con insistencia, es la delincuencia organizada, a través de las ya famosas bandas criminales.
Para algunos, las soluciones a este flagelo deben ser de carácter nacional, ya que toca tareas esenciales del Ministerio de Defensa, del Ejército Nacional, de la Policía y de muchas otras agencias del Estado, incluyendo la Fiscalía General de la Nación y la rama judicial.
Pero, sin desconocer lo anterior, no podemos sentarnos a esperar que desde Bogotá nos llegue la fórmula mágica a un problema también local, tan complejo y difícil de manejar. Es imperioso insistir en la búsqueda de soluciones desde el nivel municipal y departamental, sin desconocer las competencias y las atribuciones jurídicas, políticas y administrativas de cada uno.

En buena hora, la academia en Valledupar decidió metérsele al problema. Es destacable que espacios propios de la sociedad civil se traduzcan en foros-taller, como el de “Política pública y seguridad ciudadana”, con la participación de las autoridades y de un grupo de expertos en la materia, quienes han estado al frente de estrategias de seguridad en ciudades problemáticas y más grandes, como Medellín, Bogotá o Cali.
El esfuerzo realizado desde la academia, en este caso por la Fundación Universitaria del Área Andina, debe convertirse en ejercicio más continuo y sistemático también por parte de otras Universidades y de otros actores de esta naturaleza.

El trabajo conjunto entre esta institución universitaria y la Alcaldía es un buen ejemplo de las alianzas público-privadas, que han de gestarse para que procesos de esta índole prosperen y lleguen a las fibras más íntimas de la sociedad.

Y así como la academia asume el reto de organizar, promover y propiciar este tipo de espacios el llamado es para otros actores: la seguridad es un compromiso de todos y no sólo de las autoridades.
Pero, así como resaltamos la actitud de la academia, debemos lamentar y criticar la ausencia de los gremios económicos, cuando estos son de las principales víctimas de la acción de los delincuentes.
Estas organizaciones eran las primeras llamadas a denunciar el problema y a colaborar con las autoridades y otros sectores sociales en la búsqueda de soluciones efectivas, que es lo que está esperando la gente.

También es lamentable la ausencia de la gran mayoría de los concejales, ante un problema crucial de Valledupar.  Igualmente, los candidatos a la Alcaldía brillaron por su ausencia y a muy pocos se les vio sentados hasta el final del evento, tomando atenta nota de las que pueden ser las mejores estrategias y sugerencias en esta materia tan delicada.
Sabemos que las soluciones no son fáciles, es un problema de años, que toca muchos aspectos de policía, sociales, económicos y jurídicos, que la Constitución y la Ley le asignan al Congreso de la República y al Gobierno Nacional. Pero hay muchos otros temas que se pueden y deben trabajar desde la órbita local, como los relacionados con la reconstrucción del tejido social, programas sociales para la juventud y la niñez, que podrían desarrollar la Alcaldía y la Gobernación, con el apoyo de las entidades del nivel central.
En Valledupar, como también en el resto del Cesar, existen varios grupos de población vulnerables que requiere una atención urgente, focalizada y efectiva del Estado, como es el caso de los desplazados, los reinsertados y los desempleados comunes y corrientes.
En el Foro-taller se destacó el tema de la Cárcel de Máxima Seguridad, las secuelas del paramilitarismo, el hecho de ser zona de frontera, con una tradición de contrabando e ilegalidad, que son factores facilitadores de violencia e inseguridad.
Todo lo anterior es válido. Pero ya llegó la hora de pasar de las palabras a los hechos.  La gente está cansada de excusas, las autoridades tienen que actuar, comenzando por la Policía que debe realizar más retenes, controles y persuadir al delincuente, que se sienta la presencia de la Ley y la autoridad en las calles; si se necesitan más recursos económicos, técnicos y humanos que lo digan.
Pero el tema no es sólo de la Policía, ni más faltaba, se requieren políticas para esa juventud desesperanzada, opciones para los grupos vulnerables antes señalados, y – por supuesto-, sobre esto debemos insistir, una actitud preventiva y alerta por parte de la comunidad y el valor civil para denunciar y colaborar adecuada, oportuna y desinteresadamente con las autoridades. La seguridad es un asunto de todos.

Editorial
19 marzo, 2011

La seguridad es un asunto de todos

Vuelve y juega, nuevamente debemos referirnos a la inseguridad, el principal problema que tiene Valledupar, al igual que las principales ciudades del país. Se trata de un monstruo de mil cabezas, difícil de atacar… Una vez es la delincuencia común, otra vez es el narcotráfico y ahora, según se afirma con insistencia, es la delincuencia […]


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Vuelve y juega, nuevamente debemos referirnos a la inseguridad, el principal problema que tiene Valledupar, al igual que las principales ciudades del país. Se trata de un monstruo de mil cabezas, difícil de atacar…
Una vez es la delincuencia común, otra vez es el narcotráfico y ahora, según se afirma con insistencia, es la delincuencia organizada, a través de las ya famosas bandas criminales.
Para algunos, las soluciones a este flagelo deben ser de carácter nacional, ya que toca tareas esenciales del Ministerio de Defensa, del Ejército Nacional, de la Policía y de muchas otras agencias del Estado, incluyendo la Fiscalía General de la Nación y la rama judicial.
Pero, sin desconocer lo anterior, no podemos sentarnos a esperar que desde Bogotá nos llegue la fórmula mágica a un problema también local, tan complejo y difícil de manejar. Es imperioso insistir en la búsqueda de soluciones desde el nivel municipal y departamental, sin desconocer las competencias y las atribuciones jurídicas, políticas y administrativas de cada uno.

En buena hora, la academia en Valledupar decidió metérsele al problema. Es destacable que espacios propios de la sociedad civil se traduzcan en foros-taller, como el de “Política pública y seguridad ciudadana”, con la participación de las autoridades y de un grupo de expertos en la materia, quienes han estado al frente de estrategias de seguridad en ciudades problemáticas y más grandes, como Medellín, Bogotá o Cali.
El esfuerzo realizado desde la academia, en este caso por la Fundación Universitaria del Área Andina, debe convertirse en ejercicio más continuo y sistemático también por parte de otras Universidades y de otros actores de esta naturaleza.

El trabajo conjunto entre esta institución universitaria y la Alcaldía es un buen ejemplo de las alianzas público-privadas, que han de gestarse para que procesos de esta índole prosperen y lleguen a las fibras más íntimas de la sociedad.

Y así como la academia asume el reto de organizar, promover y propiciar este tipo de espacios el llamado es para otros actores: la seguridad es un compromiso de todos y no sólo de las autoridades.
Pero, así como resaltamos la actitud de la academia, debemos lamentar y criticar la ausencia de los gremios económicos, cuando estos son de las principales víctimas de la acción de los delincuentes.
Estas organizaciones eran las primeras llamadas a denunciar el problema y a colaborar con las autoridades y otros sectores sociales en la búsqueda de soluciones efectivas, que es lo que está esperando la gente.

También es lamentable la ausencia de la gran mayoría de los concejales, ante un problema crucial de Valledupar.  Igualmente, los candidatos a la Alcaldía brillaron por su ausencia y a muy pocos se les vio sentados hasta el final del evento, tomando atenta nota de las que pueden ser las mejores estrategias y sugerencias en esta materia tan delicada.
Sabemos que las soluciones no son fáciles, es un problema de años, que toca muchos aspectos de policía, sociales, económicos y jurídicos, que la Constitución y la Ley le asignan al Congreso de la República y al Gobierno Nacional. Pero hay muchos otros temas que se pueden y deben trabajar desde la órbita local, como los relacionados con la reconstrucción del tejido social, programas sociales para la juventud y la niñez, que podrían desarrollar la Alcaldía y la Gobernación, con el apoyo de las entidades del nivel central.
En Valledupar, como también en el resto del Cesar, existen varios grupos de población vulnerables que requiere una atención urgente, focalizada y efectiva del Estado, como es el caso de los desplazados, los reinsertados y los desempleados comunes y corrientes.
En el Foro-taller se destacó el tema de la Cárcel de Máxima Seguridad, las secuelas del paramilitarismo, el hecho de ser zona de frontera, con una tradición de contrabando e ilegalidad, que son factores facilitadores de violencia e inseguridad.
Todo lo anterior es válido. Pero ya llegó la hora de pasar de las palabras a los hechos.  La gente está cansada de excusas, las autoridades tienen que actuar, comenzando por la Policía que debe realizar más retenes, controles y persuadir al delincuente, que se sienta la presencia de la Ley y la autoridad en las calles; si se necesitan más recursos económicos, técnicos y humanos que lo digan.
Pero el tema no es sólo de la Policía, ni más faltaba, se requieren políticas para esa juventud desesperanzada, opciones para los grupos vulnerables antes señalados, y – por supuesto-, sobre esto debemos insistir, una actitud preventiva y alerta por parte de la comunidad y el valor civil para denunciar y colaborar adecuada, oportuna y desinteresadamente con las autoridades. La seguridad es un asunto de todos.