Por: Jorge Naín Ruiz Dos de aquellas creencias que se tenían respecto al vallenato quedaron revaluadas el pasado fin de semana, cuando en Bogotá se realizó el lanzamiento de la edición cuadragésima cuarta del Festival de la Leyenda Vallenata, en un acto soberbio, multitudinario, elegante y muy autentico. Viernes, sábado y domingo el imponente Teatro […]
Por: Jorge Naín Ruiz
Dos de aquellas creencias que se tenían respecto al vallenato quedaron revaluadas el pasado fin de semana, cuando en Bogotá se realizó el lanzamiento de la edición cuadragésima cuarta del Festival de la Leyenda Vallenata, en un acto soberbio, multitudinario, elegante y muy autentico.
Viernes, sábado y domingo el imponente Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo fue tomado por las cajas, las guacharacas y los acordeones, el sombrero vueltiao, las alpargatas y la vestimenta costeña, para mostrar y comprobar que el aporte de la cultura Caribe a la identidad nacional es y seguirá siendo digno de reconocimientos y admiración de propios y extraños.
Yo juraba que encontraría un teatro repleto de costeños, amigos y conocidos de la farándula y me equivoqué, de cabo a rabo, el ochenta por ciento de los asistentes no eran oriundos del Caribe colombiano; el teatro estaba lleno en su mayoría de rolos, pero también de boyacenses, paisas, tolimenses, santandereanos, caleños, llaneros y en general de todos los rincones de Colombia, con un solo propósito: Encontrarse con la muestra viva del folclor que durante el último siglo asumió la responsabilidad de la representación musical del País.
El otro paradigma que quedó atrás sobre el vallenato fue el considerarlo como una música de los estratos populares, el teatro estaba lleno con la crema y nata de la sociedad colombiana y no por ello dejaron de emocionarse, gritar y extasiarse con el baile, el canto y la representación de las costumbres del Valle del Cacique Upar.
Los momentos más emotivos del evento fueron aquellos en los que los juglares homenajeados en el próximo Festival Vallenato Leandro Díaz y Lorenzo Morales, subieron al escenario; allí el público se puso de pie y estalló en sonoro y prolongado aplauso, de aquellos que hacen erizar la piel, lo cual demuestra que el legado que dejan estos baluartes de nuestra música es de tal magnitud que todos los homenajes que se le hagan son pocos, ante su gran obra.
Estuvieron a la altura de este espectáculo inolvidable, los presentadores del evento María Lourdes Zimmerman y Carlos Mario Zabaleta, un joven promesa del canto vallenato, que demostró mucho talento al lado del Rey vallenato Ciro Meza Reales.
El evento fue un recorrido por las diversas etapas que ha tenido la música Vallenata y allí estuvieron representadas las distintas generaciones, iniciando por la de los juglares en cabeza de Leandro y Lorenzo, luego vendría la presentación de los primeros Reyes como Chemita Ramos, los hermanos Ciro y Álvaro Meza Reales, con la caja del insigne Pablo López, después vendrían quienes se han ceñido la corona de Rey de Reyes, Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina y Hugo Carlos Granados, este último acompañado nada menos que de la voz prodigiosa del hijo de Leandro, Ivo Luis Díaz, y de uno de los interpretes de canción inédita con mayor reconocimiento en Valledupar, Odasir Montenegro.
Comentario especial merece la presentación de uno de los precursores del vallenato romántico Gustavo Gutiérrez Cabello, quien con su original estilo, declamando apartes de sus canciones antes de cantarlas y entregando a las mujeres rosas rojas, hizo que el teatro se pusiera de pie y cantara con él sus éxitos, ovacionándolo y pidiendo a gritos otra, otra, otra…
No puedo pasar por alto la impecable presentación del grupo de danzas Chingalé, quien dio una soberbia demostración de cómo se bailan los distintos aires vallenatos y de la Escuela de Talentos Rafael Escalona, adscrita a la Fundación organizadora del Festival, conformada por niños que nos hicieron saber que hay vallenato para rato.
Reyes Vallenatos como “El Cachaco” Beto Jamaica y el actual “Luchito” Daza, le dieron paso a los reyes juveniles e infantil José Gustavo Gómez y Daniel de Jesús Holguín, quienes le sacaron las más hermosas notas al instrumento que hace arrugar el corazón y todo ello par invitarnos al Festival de la Leyenda Vallenata del 26 al 30 de Abril; allá estaremos.
COLOFÓN:
Al parecer pisé algunos callos al tratar, en mi columna anterior, el tema de los jurados del Festival Vallenato; pese a los comentarios desobligantes que he recibido, me sostengo en la tesis de que quien juzga y califica debe tener conocimiento del tema, así como criterios claros y bien definidos para hacerlo y si metí en un mismo costal a politiqueros, exministros, amas de casa, policías y juristas es porque considero que todos ellos si podrían ser jurados de un reinado de belleza, pero no de un concurso de acordeones, caja y guacharaca, cuando no pueden diferenciar un paseo rápido de un merengue, un son de un paseo lento y mucho menos tienen idea de lo que es “pelar un pito”.
Por: Jorge Naín Ruiz Dos de aquellas creencias que se tenían respecto al vallenato quedaron revaluadas el pasado fin de semana, cuando en Bogotá se realizó el lanzamiento de la edición cuadragésima cuarta del Festival de la Leyenda Vallenata, en un acto soberbio, multitudinario, elegante y muy autentico. Viernes, sábado y domingo el imponente Teatro […]
Por: Jorge Naín Ruiz
Dos de aquellas creencias que se tenían respecto al vallenato quedaron revaluadas el pasado fin de semana, cuando en Bogotá se realizó el lanzamiento de la edición cuadragésima cuarta del Festival de la Leyenda Vallenata, en un acto soberbio, multitudinario, elegante y muy autentico.
Viernes, sábado y domingo el imponente Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo fue tomado por las cajas, las guacharacas y los acordeones, el sombrero vueltiao, las alpargatas y la vestimenta costeña, para mostrar y comprobar que el aporte de la cultura Caribe a la identidad nacional es y seguirá siendo digno de reconocimientos y admiración de propios y extraños.
Yo juraba que encontraría un teatro repleto de costeños, amigos y conocidos de la farándula y me equivoqué, de cabo a rabo, el ochenta por ciento de los asistentes no eran oriundos del Caribe colombiano; el teatro estaba lleno en su mayoría de rolos, pero también de boyacenses, paisas, tolimenses, santandereanos, caleños, llaneros y en general de todos los rincones de Colombia, con un solo propósito: Encontrarse con la muestra viva del folclor que durante el último siglo asumió la responsabilidad de la representación musical del País.
El otro paradigma que quedó atrás sobre el vallenato fue el considerarlo como una música de los estratos populares, el teatro estaba lleno con la crema y nata de la sociedad colombiana y no por ello dejaron de emocionarse, gritar y extasiarse con el baile, el canto y la representación de las costumbres del Valle del Cacique Upar.
Los momentos más emotivos del evento fueron aquellos en los que los juglares homenajeados en el próximo Festival Vallenato Leandro Díaz y Lorenzo Morales, subieron al escenario; allí el público se puso de pie y estalló en sonoro y prolongado aplauso, de aquellos que hacen erizar la piel, lo cual demuestra que el legado que dejan estos baluartes de nuestra música es de tal magnitud que todos los homenajes que se le hagan son pocos, ante su gran obra.
Estuvieron a la altura de este espectáculo inolvidable, los presentadores del evento María Lourdes Zimmerman y Carlos Mario Zabaleta, un joven promesa del canto vallenato, que demostró mucho talento al lado del Rey vallenato Ciro Meza Reales.
El evento fue un recorrido por las diversas etapas que ha tenido la música Vallenata y allí estuvieron representadas las distintas generaciones, iniciando por la de los juglares en cabeza de Leandro y Lorenzo, luego vendría la presentación de los primeros Reyes como Chemita Ramos, los hermanos Ciro y Álvaro Meza Reales, con la caja del insigne Pablo López, después vendrían quienes se han ceñido la corona de Rey de Reyes, Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina y Hugo Carlos Granados, este último acompañado nada menos que de la voz prodigiosa del hijo de Leandro, Ivo Luis Díaz, y de uno de los interpretes de canción inédita con mayor reconocimiento en Valledupar, Odasir Montenegro.
Comentario especial merece la presentación de uno de los precursores del vallenato romántico Gustavo Gutiérrez Cabello, quien con su original estilo, declamando apartes de sus canciones antes de cantarlas y entregando a las mujeres rosas rojas, hizo que el teatro se pusiera de pie y cantara con él sus éxitos, ovacionándolo y pidiendo a gritos otra, otra, otra…
No puedo pasar por alto la impecable presentación del grupo de danzas Chingalé, quien dio una soberbia demostración de cómo se bailan los distintos aires vallenatos y de la Escuela de Talentos Rafael Escalona, adscrita a la Fundación organizadora del Festival, conformada por niños que nos hicieron saber que hay vallenato para rato.
Reyes Vallenatos como “El Cachaco” Beto Jamaica y el actual “Luchito” Daza, le dieron paso a los reyes juveniles e infantil José Gustavo Gómez y Daniel de Jesús Holguín, quienes le sacaron las más hermosas notas al instrumento que hace arrugar el corazón y todo ello par invitarnos al Festival de la Leyenda Vallenata del 26 al 30 de Abril; allá estaremos.
COLOFÓN:
Al parecer pisé algunos callos al tratar, en mi columna anterior, el tema de los jurados del Festival Vallenato; pese a los comentarios desobligantes que he recibido, me sostengo en la tesis de que quien juzga y califica debe tener conocimiento del tema, así como criterios claros y bien definidos para hacerlo y si metí en un mismo costal a politiqueros, exministros, amas de casa, policías y juristas es porque considero que todos ellos si podrían ser jurados de un reinado de belleza, pero no de un concurso de acordeones, caja y guacharaca, cuando no pueden diferenciar un paseo rápido de un merengue, un son de un paseo lento y mucho menos tienen idea de lo que es “pelar un pito”.