Brindemos altos honores por el artista Kajuma, un ángel entre la bruma con la magia de colores...
I
Brindemos altos honores
por el artista Kajuma,
un ángel entre la bruma
con la magia de colores.
Decano de los pintores,
maestro de la academia
conoce la polisemia
del arte y su evolución;
el pintar es su pasión
y su relax la bohemia.
II
El arte nunca termina
es una creación humana,
el espíritu se hermana
con la mente que germina.
El artista se ilumina
de pasión y de talento,
toma colores del viento
en radiante simetría
para pintar de poesía
la voz de su pensamiento.
III
En su trípode afinado
clasifica los colores
y el olor de los amores
en el lienzo embelesado.
Tantas cosas ha pintado
y dice con eufonía:
la pintura es la poesía
del silencio en esplendor,
de la imagen y el color
en infinita armonía.
IV
Kajuma hablando francés
con Johari Gautier Carmona,
dijo esta genial broma,
en fina ironía, lo ves:
Tres chisguetes de escocés
me resplandecen la mente
y me hacen más elocuente,
de hablar en tu voz nativa
del arte que me motiva
y vive en mí, eternamente.
Por José Atuesta Mindiola
Brindemos altos honores por el artista Kajuma, un ángel entre la bruma con la magia de colores...
I
Brindemos altos honores
por el artista Kajuma,
un ángel entre la bruma
con la magia de colores.
Decano de los pintores,
maestro de la academia
conoce la polisemia
del arte y su evolución;
el pintar es su pasión
y su relax la bohemia.
II
El arte nunca termina
es una creación humana,
el espíritu se hermana
con la mente que germina.
El artista se ilumina
de pasión y de talento,
toma colores del viento
en radiante simetría
para pintar de poesía
la voz de su pensamiento.
III
En su trípode afinado
clasifica los colores
y el olor de los amores
en el lienzo embelesado.
Tantas cosas ha pintado
y dice con eufonía:
la pintura es la poesía
del silencio en esplendor,
de la imagen y el color
en infinita armonía.
IV
Kajuma hablando francés
con Johari Gautier Carmona,
dijo esta genial broma,
en fina ironía, lo ves:
Tres chisguetes de escocés
me resplandecen la mente
y me hacen más elocuente,
de hablar en tu voz nativa
del arte que me motiva
y vive en mí, eternamente.
Por José Atuesta Mindiola