Ante la confirmación por parte de la Oficina de administración oceánica y atmosférica de EEUU de la llegada del fenómeno de El Niño, caracterizado por la sequía y la baja pluviosidad, la ministra de minas y energía, Irene Vélez, se anticipó a anunciar que es inevitable un incremento en las tarifas de energía si, como se prevé, “se genera un impacto que se deriva de tener que utilizar las termoeléctricas.
Ante la confirmación por parte de la Oficina de administración oceánica y atmosférica de EEUU de la llegada del fenómeno de El Niño, caracterizado por la sequía y la baja pluviosidad, la ministra de minas y energía, Irene Vélez, se anticipó a anunciar que es inevitable un incremento en las tarifas de energía si, como se prevé, “se genera un impacto que se deriva de tener que utilizar las termoeléctricas.
Y no es para menos, dada la gran vulnerabilidad del sistema eléctrico colombiano frente al cambio climático, al depender en un 68% de la generación hídrica. Por ello hemos dicho que si bien es cierto no estamos ante la inminencia de un racionamiento de energía como el que padecimos entre los años 1992 y 1993, sí existe un elevado riesgo inmanente al sistema.
En condiciones de hidrología extrema, como la que se espera, obligará a apelar al respaldo del parque térmico cuyo costo de generación es más costoso, tanto más en cuanto que estamos ante una coyuntura internacional de altos precios tanto del carbón y como del gas natural, indispensables para su operación, de ser requeridas y despechadas sus plantas, que deben estar en condiciones óptimas para honrar sus compromisos de entrega de energía en firme a que las compromete la asignación del cargo por confiabilidad.
Ello repercutirá en mayores alzas de las que ya se vienen dando tanto en los precios en bolsa como en las tarifas de energía, debido al estrés al que está expuesto el sistema, debido a la estrechez entre la oferta de energía en firme, que no supera los 225 GWHD, para atender una demanda de 222 GWHD, a causa del atraso de la entrada de varios proyectos claves de generación. Mientras tanto, el consumo de energía creció a un ritmo de 3.34% en 2022 a 5.24% en 2023 y se acelerará aún más con la entrada de El Niño y sus altas temperaturas. De hecho, el precio en bolsa pasó de $374.24 el KWH en enero a los $823.6 en mayo.
Obviamente, el impacto va a ser mayor para los usuarios de aquellos mercados que como los de los operadores de red tienen una exposición en bolsa altísima, en algunos de ellos superior al 80%. Todas ellas están en riesgo de colapsar con la llegada de El Niño. A lo anterior se vienen a añadir los problemas de liquidez que afrontan todos los operadores de red debido a la enorme cartera que representa para ellos las alzas diferidas a sus usuarios bajo la modalidad de opción tarifaria, que ya supera los $6 billones, suma esta equivalente a dos veces los ingresos anuales de los mismos.
Además, las empresas distribuidoras de energía afrontan una delicada situación financiera debido a la mora en el giro por parte del Gobierno de los subsidios a los estratos 1, 2 y 3. Son $2.3 billones los que se le adeudan por este concepto, por eso ASOCODIS, que las agrupa y representa ha puesto el grito en el cielo y está en rogativa frente al alto gobierno.
Ante la confirmación por parte de la Oficina de administración oceánica y atmosférica de EEUU de la llegada del fenómeno de El Niño, caracterizado por la sequía y la baja pluviosidad, la ministra de minas y energía, Irene Vélez, se anticipó a anunciar que es inevitable un incremento en las tarifas de energía si, como se prevé, “se genera un impacto que se deriva de tener que utilizar las termoeléctricas.
Ante la confirmación por parte de la Oficina de administración oceánica y atmosférica de EEUU de la llegada del fenómeno de El Niño, caracterizado por la sequía y la baja pluviosidad, la ministra de minas y energía, Irene Vélez, se anticipó a anunciar que es inevitable un incremento en las tarifas de energía si, como se prevé, “se genera un impacto que se deriva de tener que utilizar las termoeléctricas.
Y no es para menos, dada la gran vulnerabilidad del sistema eléctrico colombiano frente al cambio climático, al depender en un 68% de la generación hídrica. Por ello hemos dicho que si bien es cierto no estamos ante la inminencia de un racionamiento de energía como el que padecimos entre los años 1992 y 1993, sí existe un elevado riesgo inmanente al sistema.
En condiciones de hidrología extrema, como la que se espera, obligará a apelar al respaldo del parque térmico cuyo costo de generación es más costoso, tanto más en cuanto que estamos ante una coyuntura internacional de altos precios tanto del carbón y como del gas natural, indispensables para su operación, de ser requeridas y despechadas sus plantas, que deben estar en condiciones óptimas para honrar sus compromisos de entrega de energía en firme a que las compromete la asignación del cargo por confiabilidad.
Ello repercutirá en mayores alzas de las que ya se vienen dando tanto en los precios en bolsa como en las tarifas de energía, debido al estrés al que está expuesto el sistema, debido a la estrechez entre la oferta de energía en firme, que no supera los 225 GWHD, para atender una demanda de 222 GWHD, a causa del atraso de la entrada de varios proyectos claves de generación. Mientras tanto, el consumo de energía creció a un ritmo de 3.34% en 2022 a 5.24% en 2023 y se acelerará aún más con la entrada de El Niño y sus altas temperaturas. De hecho, el precio en bolsa pasó de $374.24 el KWH en enero a los $823.6 en mayo.
Obviamente, el impacto va a ser mayor para los usuarios de aquellos mercados que como los de los operadores de red tienen una exposición en bolsa altísima, en algunos de ellos superior al 80%. Todas ellas están en riesgo de colapsar con la llegada de El Niño. A lo anterior se vienen a añadir los problemas de liquidez que afrontan todos los operadores de red debido a la enorme cartera que representa para ellos las alzas diferidas a sus usuarios bajo la modalidad de opción tarifaria, que ya supera los $6 billones, suma esta equivalente a dos veces los ingresos anuales de los mismos.
Además, las empresas distribuidoras de energía afrontan una delicada situación financiera debido a la mora en el giro por parte del Gobierno de los subsidios a los estratos 1, 2 y 3. Son $2.3 billones los que se le adeudan por este concepto, por eso ASOCODIS, que las agrupa y representa ha puesto el grito en el cielo y está en rogativa frente al alto gobierno.