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Columnista - 1 junio, 2023

Dos rutas para lo rural: sistemas agroalimentarios y turismo rural

Lo rural se está reinventado y hay ríos de tintas que escriben  sobre la “nueva ruralidad” la cual no es solo agraria sino que es un espacio complejo pendiente de llenarse de contenido.

Boton Wpp

Lo rural se está reinventado y hay ríos de tintas que escriben  sobre la “nueva ruralidad” la cual no es solo agraria sino que es un espacio complejo pendiente de llenarse de contenido.

Y su camino se está construyendo y  está, también, haciendo camino al andar.

Hay uno que es importante. Los sistemas agroalimentarios. Ellos se han venido -desde lo comercial- reconfigurándose  en las ciudades con las tiendas “Hard Discount” como  ARA, D1 e Isimo que son de precio bajo, con referencias limitadas de productos, en locales austeros, con marcas propias y poco conocidas que exhiben la mercancía en cajas.  

De esas habrá este año 4.400 en todo el  país. Mueven mucha plata. ARA compra $7.2 billones al año e invertirá U$ 1.000 millones de dólares en los próximos 5 años y D1  $570 mil millones  de pesos en el 2023.

Ello puede ayudar a la seguridad alimentaria y hasta -depende de los encadenamientos-  a la economía popular pero, por lo pronto, están recomponiendo  los sistemas agroalimentarios urbanos porque están cambiando  el sistema y la geografía de suministro; particularmente los  esquemas de distribución, abastecimiento y comercialización con economías de escala -desplazando tiendas de barrio e intermediarios- pero al mismo tiempo, están creando nuevos flujos en la red de suministros y distribución, esquema de precios, hábitos de consumo y posicionamiento de nuevas marcas. 

Está ocurriendo una verdadera reconfiguración. El  impacto dependerá del nivel de inclusión de la agricultura familiar y emprendedores en los sistemas agroalimentarios. Ese es el reto porque, paulatinamente y dispersos en la geografía urbana, se está conformando un  cúmulo de mercado mayorista que redefine territorios.

El otro camino es el turismo rural y una de sus formas es en áreas que proporcionen seguridad. Es el turismo que procura salud. Son las terapias de naturaleza para el estrés, la ansiedad y el reencuentro personal; el que  crea referentes e impregna cultura como, por ejemplo, Disney  en USA o como puede hacerlo Panaca, en otro formato, en Colombia.

Un formato que lleva turistas urbanos a lo rural y ello implica que los citadinos cambien la percepción de lo rural, empaticen, conozcan los vínculos que la ciudad tienen con lo rural, revaloricen el campo  y se percaten que no todo sucede en la ciudad sino que depende de lo rural en por lo menos suministro de alimentos, servicios ambientales e hídricos, en tradición e historia. 

Además, este tipo de turismo muestra una ruralidad  lúdica y atractiva con vivencias gastronómicas tradicionales, senderos y avistamientos de aves, coworking, arbolterapia. jardinería, ecoturismo; es decir, una experiencia integral centrada en turismo social, el bienestar corporal, mental y el aprendizaje  en una ruralidad despoblada de la que casi todos quieren huir. 

Esa es  la importancia del turismo. Ese que  está en boga, es ¡Chic! Y es inmersivo en la naturaleza. He ahí, otro camino a la ruralidad pero que necesita, igual que el agroalimentario, incentivos del gobierno. @enriqueha

Columnista
1 junio, 2023

Dos rutas para lo rural: sistemas agroalimentarios y turismo rural

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

Lo rural se está reinventado y hay ríos de tintas que escriben  sobre la “nueva ruralidad” la cual no es solo agraria sino que es un espacio complejo pendiente de llenarse de contenido.


Lo rural se está reinventado y hay ríos de tintas que escriben  sobre la “nueva ruralidad” la cual no es solo agraria sino que es un espacio complejo pendiente de llenarse de contenido.

Y su camino se está construyendo y  está, también, haciendo camino al andar.

Hay uno que es importante. Los sistemas agroalimentarios. Ellos se han venido -desde lo comercial- reconfigurándose  en las ciudades con las tiendas “Hard Discount” como  ARA, D1 e Isimo que son de precio bajo, con referencias limitadas de productos, en locales austeros, con marcas propias y poco conocidas que exhiben la mercancía en cajas.  

De esas habrá este año 4.400 en todo el  país. Mueven mucha plata. ARA compra $7.2 billones al año e invertirá U$ 1.000 millones de dólares en los próximos 5 años y D1  $570 mil millones  de pesos en el 2023.

Ello puede ayudar a la seguridad alimentaria y hasta -depende de los encadenamientos-  a la economía popular pero, por lo pronto, están recomponiendo  los sistemas agroalimentarios urbanos porque están cambiando  el sistema y la geografía de suministro; particularmente los  esquemas de distribución, abastecimiento y comercialización con economías de escala -desplazando tiendas de barrio e intermediarios- pero al mismo tiempo, están creando nuevos flujos en la red de suministros y distribución, esquema de precios, hábitos de consumo y posicionamiento de nuevas marcas. 

Está ocurriendo una verdadera reconfiguración. El  impacto dependerá del nivel de inclusión de la agricultura familiar y emprendedores en los sistemas agroalimentarios. Ese es el reto porque, paulatinamente y dispersos en la geografía urbana, se está conformando un  cúmulo de mercado mayorista que redefine territorios.

El otro camino es el turismo rural y una de sus formas es en áreas que proporcionen seguridad. Es el turismo que procura salud. Son las terapias de naturaleza para el estrés, la ansiedad y el reencuentro personal; el que  crea referentes e impregna cultura como, por ejemplo, Disney  en USA o como puede hacerlo Panaca, en otro formato, en Colombia.

Un formato que lleva turistas urbanos a lo rural y ello implica que los citadinos cambien la percepción de lo rural, empaticen, conozcan los vínculos que la ciudad tienen con lo rural, revaloricen el campo  y se percaten que no todo sucede en la ciudad sino que depende de lo rural en por lo menos suministro de alimentos, servicios ambientales e hídricos, en tradición e historia. 

Además, este tipo de turismo muestra una ruralidad  lúdica y atractiva con vivencias gastronómicas tradicionales, senderos y avistamientos de aves, coworking, arbolterapia. jardinería, ecoturismo; es decir, una experiencia integral centrada en turismo social, el bienestar corporal, mental y el aprendizaje  en una ruralidad despoblada de la que casi todos quieren huir. 

Esa es  la importancia del turismo. Ese que  está en boga, es ¡Chic! Y es inmersivo en la naturaleza. He ahí, otro camino a la ruralidad pero que necesita, igual que el agroalimentario, incentivos del gobierno. @enriqueha