La exgerente de Pactos Territoriales del Departamento Nacional de Planeación (DNP) dialogó con EL PILÓN sobre el estado de la ciudad de Valledupar, su origen político y los retos de las mujeres para ocupar cargos de elección popular.
María Isabel Campo es una de las mujeres que tiene el objetivo de ser la primera alcaldesa por elección popular de Valledupar, aunque proviene de una familia conservadora en términos políticos, recogerá firmas con el grupo de ciudadanos Renacer Vallenato.
Usted ha ocupado múltiples cargos públicos en el orden nacional, pero ¿desde cuándo consideró participar en política electoral?
Desde los 17 años tenía la inquietud de prestar el servicio obligatorio social en mi ciudad, me especialicé en Gestión Pública y Gobierno, después de estudiar Derecho, y en Alta Gerencia y tuve la oportunidad de estar en cargos públicos y privados.
Fui secretaria general, durante 8 años, del Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio Exterior, tuve la oportunidad de fusionar ambos ministerios y convertirlos en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Luego estuve como jefe de Gabinete de la Cancillería en Bogotá y fui cónsul de Colombia.
Posteriormente estuve en Planeación Nacional desde donde gestionamos el pacto más grande que se firmó, de $4.5 billones para los departamentos del Cesar y La Guajira, donde hubo obras importantes para Valledupar, como la Plaza de Ventas que se alcanzaron a entregar 50 mil millones, la cancha multipropósito que inicialmente era para los Juegos Bolivarianos, pero por demoras en la ejecución quedó dentro de la Villa Olímpica, la Policía Metropolitana, la segunda etapa de la Universidad Nacional, sede La Paz, y la segunda fase del Palacio de Justicia…
Cuando estaba en este mundo de Bogotá y cargos públicos siempre quise volver a Valledupar, pero se me atravesó otro reto que fue el de ser mamá de un niño que a los 10 días tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas hasta los 13 años, paralelamente a mi vida pública, también me tocó una lucha personal profunda para levantar a mi hijo de esa silla de ruedas.
Hace 5 años, cuando él volvió a caminar, comencé a pensar nuevamente en la posibilidad de cumplir ese sueño que había tenido a los 17 años y encontré que este era el momento para prestar mis servicios a Valledupar porque tengo las ganas y el conocimiento para sacar adelante a una ciudad que está en problemas y que desde un tiempo viene frenando su desarrollo y necesita un equipo dispuesto a servir, sin colores políticos.
Recogerá firmas para llegar a la Alcaldía. Usted proviene de una familia política, los Campo Cuello, muchos de ellos del Partido Conservador, ¿recogerá los principios del campismo y el conservatismo?
El conservatismo hoy en día es Ape Cuello y el conservatismo está apoyando a Ernesto Orozco, ni tampoco me interesa tener el aval político porque quiero que sea la ciudadanía vallenata la que me dé el aval porque quiere ser gobernada por una mujer sin colores.
Yo no vengo aquí a exponer mis apellidos, sin duda aprendí de mi papá (Rodolfo Campo Soto) que fue un alcalde modelo en su tiempo, mi abuelo y mi tío también le sirvieron a Valledupar y eso se recoge porque queda marcando tu vida, pero no vengo a hacer valer apellido, vengo a trabajar, no creo que los problemas que tiene Valledupar sean de derecha o izquierda, que los odios quepan, lo que hay que hacer es unirnos para recuperar la dignidad y el amor por Valledupar.
¿Cómo analiza la situación socioeconómica de Valledupar y qué hay por hacer para fortalecerla?
Valledupar tiene un problema de inseguridad gigantesco, también de desempleo y movilidad que están entrelazados.
La seguridad no se soluciona con mayor pie de fuerza, ahí está la Policía Metropolitana, pero la solución está en hacer una política pública integral porque la ciudad está llena de huecos y tiene problema de invasiones y vivienda, esa política debe incentivar la creación de empleo y permitir que los vallenatos puedan salir adelante a través del emprendimiento.
Más del 60 % de los vallenatos están en la informalidad, eso muestra que el rebusque es una de las características de la economía vallenata y que se requiere revisar la forma de bancarización para que los que tengan su negocios puedan formalizarse y no acudir al ‘gota a gota’ que asfixia a las familias. Valledupar también necesita un sistema turístico fuerte.
A pesar de los cargos que ocupan las mujeres en la función pública, ¿por qué cree que en Valledupar ha costado tener a la primera alcaldesa?
No es un secreto que la cultura vallenata ha sido machista, hoy las mujeres han ido ganando espacios en diferentes ámbitos y en el mundo entero las mujeres incursionaron en la política con fuerza. Creo que es tiempo para que una mujer gobierne a Valledupar y le devuelva su dignidad, sea moderna, organizada, con turismo, empleo y la alta tasa de homicidios anuales sea cosa del pasado.
Por Redacción Política.
La exgerente de Pactos Territoriales del Departamento Nacional de Planeación (DNP) dialogó con EL PILÓN sobre el estado de la ciudad de Valledupar, su origen político y los retos de las mujeres para ocupar cargos de elección popular.
María Isabel Campo es una de las mujeres que tiene el objetivo de ser la primera alcaldesa por elección popular de Valledupar, aunque proviene de una familia conservadora en términos políticos, recogerá firmas con el grupo de ciudadanos Renacer Vallenato.
Usted ha ocupado múltiples cargos públicos en el orden nacional, pero ¿desde cuándo consideró participar en política electoral?
Desde los 17 años tenía la inquietud de prestar el servicio obligatorio social en mi ciudad, me especialicé en Gestión Pública y Gobierno, después de estudiar Derecho, y en Alta Gerencia y tuve la oportunidad de estar en cargos públicos y privados.
Fui secretaria general, durante 8 años, del Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio Exterior, tuve la oportunidad de fusionar ambos ministerios y convertirlos en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Luego estuve como jefe de Gabinete de la Cancillería en Bogotá y fui cónsul de Colombia.
Posteriormente estuve en Planeación Nacional desde donde gestionamos el pacto más grande que se firmó, de $4.5 billones para los departamentos del Cesar y La Guajira, donde hubo obras importantes para Valledupar, como la Plaza de Ventas que se alcanzaron a entregar 50 mil millones, la cancha multipropósito que inicialmente era para los Juegos Bolivarianos, pero por demoras en la ejecución quedó dentro de la Villa Olímpica, la Policía Metropolitana, la segunda etapa de la Universidad Nacional, sede La Paz, y la segunda fase del Palacio de Justicia…
Cuando estaba en este mundo de Bogotá y cargos públicos siempre quise volver a Valledupar, pero se me atravesó otro reto que fue el de ser mamá de un niño que a los 10 días tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas hasta los 13 años, paralelamente a mi vida pública, también me tocó una lucha personal profunda para levantar a mi hijo de esa silla de ruedas.
Hace 5 años, cuando él volvió a caminar, comencé a pensar nuevamente en la posibilidad de cumplir ese sueño que había tenido a los 17 años y encontré que este era el momento para prestar mis servicios a Valledupar porque tengo las ganas y el conocimiento para sacar adelante a una ciudad que está en problemas y que desde un tiempo viene frenando su desarrollo y necesita un equipo dispuesto a servir, sin colores políticos.
Recogerá firmas para llegar a la Alcaldía. Usted proviene de una familia política, los Campo Cuello, muchos de ellos del Partido Conservador, ¿recogerá los principios del campismo y el conservatismo?
El conservatismo hoy en día es Ape Cuello y el conservatismo está apoyando a Ernesto Orozco, ni tampoco me interesa tener el aval político porque quiero que sea la ciudadanía vallenata la que me dé el aval porque quiere ser gobernada por una mujer sin colores.
Yo no vengo aquí a exponer mis apellidos, sin duda aprendí de mi papá (Rodolfo Campo Soto) que fue un alcalde modelo en su tiempo, mi abuelo y mi tío también le sirvieron a Valledupar y eso se recoge porque queda marcando tu vida, pero no vengo a hacer valer apellido, vengo a trabajar, no creo que los problemas que tiene Valledupar sean de derecha o izquierda, que los odios quepan, lo que hay que hacer es unirnos para recuperar la dignidad y el amor por Valledupar.
¿Cómo analiza la situación socioeconómica de Valledupar y qué hay por hacer para fortalecerla?
Valledupar tiene un problema de inseguridad gigantesco, también de desempleo y movilidad que están entrelazados.
La seguridad no se soluciona con mayor pie de fuerza, ahí está la Policía Metropolitana, pero la solución está en hacer una política pública integral porque la ciudad está llena de huecos y tiene problema de invasiones y vivienda, esa política debe incentivar la creación de empleo y permitir que los vallenatos puedan salir adelante a través del emprendimiento.
Más del 60 % de los vallenatos están en la informalidad, eso muestra que el rebusque es una de las características de la economía vallenata y que se requiere revisar la forma de bancarización para que los que tengan su negocios puedan formalizarse y no acudir al ‘gota a gota’ que asfixia a las familias. Valledupar también necesita un sistema turístico fuerte.
A pesar de los cargos que ocupan las mujeres en la función pública, ¿por qué cree que en Valledupar ha costado tener a la primera alcaldesa?
No es un secreto que la cultura vallenata ha sido machista, hoy las mujeres han ido ganando espacios en diferentes ámbitos y en el mundo entero las mujeres incursionaron en la política con fuerza. Creo que es tiempo para que una mujer gobierne a Valledupar y le devuelva su dignidad, sea moderna, organizada, con turismo, empleo y la alta tasa de homicidios anuales sea cosa del pasado.
Por Redacción Política.