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Columnista - 21 marzo, 2023

Gobernanza y gobernabilidad

Aún tenemos en la retina y en el imaginario la escena de unos vándalos desafiando a la autoridad.

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Aún tenemos en la retina y en el imaginario la  escena de unos vándalos desafiando a la autoridad retirando a las malas las vallas que fueron ubicadas por la administración municipal con el fin de hacer cumplir el decreto que restringía el acceso de las motos al centro de la ciudad, que dicho sea de paso está capturado por la informalidad, el caos y para nadie es un secreto que también por la ilegalidad, quienes son al final los que imponen su ley en ese espacio donde pareciera que el estado no opera.

Creo que toda la ciudad apoyó la medida y la recibió con tal beneplácito que llegamos a pensar que por fin se le iba a poner un “tatequieto” a esa pequeña Babilonia en la que se convirtió el centro de la ciudad, particularmente el sector de la Galería Popular y la tradicional “Calle del Cesar” y sus calles contiguas, situación que no necesita mayor ilustración porque basta pasar por ahí para verlo con nuestros propios ojos y que ha sido comentado en estas líneas hasta la saciedad; sin embargo, la dicha duró poco puesto que volvió de nuevo la anarquía, el chantaje, la presión indebida que motivó a que la administración anunciara la  “revisión de los alcances del decreto”, palabras más palabras menos, se interpretó como una “patraseada” con un mensaje fatal a la ciudadanía.

Se empezó a regarse como pólvora, que “el comercio” iría a paro y haría acciones vandálicas en el centro si la administración no echaba para atrás ese decreto que estaba “afectando gravemente sus ventas” y empezaron a rodar videos por las redes sociales mostrando completamente solas las calles del centro, la Galería y el tradicional centro comercial Unicentro (El del centro, no el otro), con ese argumento y bajo amenaza de “vías de hecho” forzaron a la administración a una mesa de “concertación” que hoy todavía genera muchas preguntas ¿Cuáles comerciantes son los que se están afectando, los que están matriculados en la Cámara de Comercio, pagan los impuestos de industria y comercio y predial, la planilla Pila, facturan electrónicamente y reportan sus movimientos a través del sector financiero formal y que ven cómo sus ventas cada día caen en picada porque sus clientes no quieren entrar a una zona donde el caos y el desorden son el pan de cada dia? O ¿A una red de invasores del espacio público, informales, que alimentan una poderosa red de cobradiarios que tiene su principal mercado en esa zona? Es eso lo que se debió validar antes de anunciar que el decreto se iba a “revisar”. 

No es cierto que por el hecho que las motos no ingresen al centro los “comerciantes” se van a quebrar, si se revisa la movilidad de ciudades capitales del tamaño de Valledupar la restricción de motos en ciertos sectores de la ciudad, incluida la zona céntrica, es una medida vigente, entonces ¿Por qué acá no puede hacerse lo mismo? Es aquí donde los conceptos de gobernanza y gobernabilidad se vuelven claves, puesto que la gobernanza según el portal es.slideshare.net  “puede verse como la pauta o estructura que emerge de un sistema socio político y el resultado conjunto del esfuerzo de interacción  de todos los actores intervinientes; y la gobernabilidad se refiere a la habilidad para gobernar” 

El estado fue diseñado para representar la autoridad, la ley y el orden y para ello deben contar con gobernantes que sepan interpretar esta condición de estadistas, entender que tienen bajo su mandato una sociedad que no solo le exigirá que los gobierne bien, sino que si da señales de debilidad o de ambigüedad más temprano que tarde va a perder su capacidad de gobernabilidad; lo que el centro requiere es una intervención del estado en su integralidad, el que ciudadanos pretendan que la moto los lleve hasta dentro de las instalaciones del almacén y no caminar un par de cuadras es sencillamente inaceptable puesto que  mientras  130 buses nuevos ruedan por las calles con dos pasajeros, el mototaxismo realiza 200 mil viajes dia, con las consecuencias que ya conocemos.

Si a la ciudadanía se le enseña a tomar las rutas de buses, a través de una campaña pedagógica seria, y el centro se interviene con la legalidad y la policía desmantela los carteles que se lo tomaron, el panorama sería el de un Valledupar diferente. 

Por: Eloy Gutiérrez Anaya

Columnista
21 marzo, 2023

Gobernanza y gobernabilidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Aún tenemos en la retina y en el imaginario la escena de unos vándalos desafiando a la autoridad.


Aún tenemos en la retina y en el imaginario la  escena de unos vándalos desafiando a la autoridad retirando a las malas las vallas que fueron ubicadas por la administración municipal con el fin de hacer cumplir el decreto que restringía el acceso de las motos al centro de la ciudad, que dicho sea de paso está capturado por la informalidad, el caos y para nadie es un secreto que también por la ilegalidad, quienes son al final los que imponen su ley en ese espacio donde pareciera que el estado no opera.

Creo que toda la ciudad apoyó la medida y la recibió con tal beneplácito que llegamos a pensar que por fin se le iba a poner un “tatequieto” a esa pequeña Babilonia en la que se convirtió el centro de la ciudad, particularmente el sector de la Galería Popular y la tradicional “Calle del Cesar” y sus calles contiguas, situación que no necesita mayor ilustración porque basta pasar por ahí para verlo con nuestros propios ojos y que ha sido comentado en estas líneas hasta la saciedad; sin embargo, la dicha duró poco puesto que volvió de nuevo la anarquía, el chantaje, la presión indebida que motivó a que la administración anunciara la  “revisión de los alcances del decreto”, palabras más palabras menos, se interpretó como una “patraseada” con un mensaje fatal a la ciudadanía.

Se empezó a regarse como pólvora, que “el comercio” iría a paro y haría acciones vandálicas en el centro si la administración no echaba para atrás ese decreto que estaba “afectando gravemente sus ventas” y empezaron a rodar videos por las redes sociales mostrando completamente solas las calles del centro, la Galería y el tradicional centro comercial Unicentro (El del centro, no el otro), con ese argumento y bajo amenaza de “vías de hecho” forzaron a la administración a una mesa de “concertación” que hoy todavía genera muchas preguntas ¿Cuáles comerciantes son los que se están afectando, los que están matriculados en la Cámara de Comercio, pagan los impuestos de industria y comercio y predial, la planilla Pila, facturan electrónicamente y reportan sus movimientos a través del sector financiero formal y que ven cómo sus ventas cada día caen en picada porque sus clientes no quieren entrar a una zona donde el caos y el desorden son el pan de cada dia? O ¿A una red de invasores del espacio público, informales, que alimentan una poderosa red de cobradiarios que tiene su principal mercado en esa zona? Es eso lo que se debió validar antes de anunciar que el decreto se iba a “revisar”. 

No es cierto que por el hecho que las motos no ingresen al centro los “comerciantes” se van a quebrar, si se revisa la movilidad de ciudades capitales del tamaño de Valledupar la restricción de motos en ciertos sectores de la ciudad, incluida la zona céntrica, es una medida vigente, entonces ¿Por qué acá no puede hacerse lo mismo? Es aquí donde los conceptos de gobernanza y gobernabilidad se vuelven claves, puesto que la gobernanza según el portal es.slideshare.net  “puede verse como la pauta o estructura que emerge de un sistema socio político y el resultado conjunto del esfuerzo de interacción  de todos los actores intervinientes; y la gobernabilidad se refiere a la habilidad para gobernar” 

El estado fue diseñado para representar la autoridad, la ley y el orden y para ello deben contar con gobernantes que sepan interpretar esta condición de estadistas, entender que tienen bajo su mandato una sociedad que no solo le exigirá que los gobierne bien, sino que si da señales de debilidad o de ambigüedad más temprano que tarde va a perder su capacidad de gobernabilidad; lo que el centro requiere es una intervención del estado en su integralidad, el que ciudadanos pretendan que la moto los lleve hasta dentro de las instalaciones del almacén y no caminar un par de cuadras es sencillamente inaceptable puesto que  mientras  130 buses nuevos ruedan por las calles con dos pasajeros, el mototaxismo realiza 200 mil viajes dia, con las consecuencias que ya conocemos.

Si a la ciudadanía se le enseña a tomar las rutas de buses, a través de una campaña pedagógica seria, y el centro se interviene con la legalidad y la policía desmantela los carteles que se lo tomaron, el panorama sería el de un Valledupar diferente. 

Por: Eloy Gutiérrez Anaya