El premio lo recibió la investigadora Adriana Tofiño y el equipo de trabajo ejecutor del proyecto de fríjol común de sequía desarrollado desde el Centro de Investigación (C.I) Motilonia.
La Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, ocupó el primer lugar según la Iniciativa de Cooperación para la Alimentación y la Agricultura entre Corea y Latinoamérica.
El premio lo recibió la investigadora Adriana Tofiño y el equipo de trabajo ejecutor del proyecto de fríjol común de sequía desarrollado desde el Centro de Investigación (C.I) Motilonia.
El proyecto que se titula “Obtención de variedades para uso comercial o de economía campesina de frijoles tolerantes a la sequía bajo sistemas de producción sostenibles en el Caribe colombiano”, beneficia a los pequeños productores y a las comunidades más vulnerables del Caribe.
“Estás estrategias contribuirán no solo al entendimiento del comportamiento del frijol, también al ahorro de recursos en programas de mejoramiento al permitir la identificación rápida de los mejores materiales para priorizar su siembra en campo”, acotó Tofiño.
El objetivo de este proyecto es cultivar fríjol con alta tolerancia a la sequía y a las altas temperaturas para obtener 800 kilogramos por hectárea con suministro hídrico inferior a 540 mm durante el ciclo productivo.
El premio lo recibió la investigadora Adriana Tofiño y el equipo de trabajo ejecutor del proyecto de fríjol común de sequía desarrollado desde el Centro de Investigación (C.I) Motilonia.
La Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, ocupó el primer lugar según la Iniciativa de Cooperación para la Alimentación y la Agricultura entre Corea y Latinoamérica.
El premio lo recibió la investigadora Adriana Tofiño y el equipo de trabajo ejecutor del proyecto de fríjol común de sequía desarrollado desde el Centro de Investigación (C.I) Motilonia.
El proyecto que se titula “Obtención de variedades para uso comercial o de economía campesina de frijoles tolerantes a la sequía bajo sistemas de producción sostenibles en el Caribe colombiano”, beneficia a los pequeños productores y a las comunidades más vulnerables del Caribe.
“Estás estrategias contribuirán no solo al entendimiento del comportamiento del frijol, también al ahorro de recursos en programas de mejoramiento al permitir la identificación rápida de los mejores materiales para priorizar su siembra en campo”, acotó Tofiño.
El objetivo de este proyecto es cultivar fríjol con alta tolerancia a la sequía y a las altas temperaturas para obtener 800 kilogramos por hectárea con suministro hídrico inferior a 540 mm durante el ciclo productivo.