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Columnista - 24 diciembre, 2022

Natilla, buñuelos y año nuevo

Se acercan la Navidad y el 2023 y afloran sentimientos de alegría, satisfacción, agradecimiento, nostalgia, algo de tristeza y por estos tiempos en Colombia, incertidumbre.

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Se acercan la Navidad y el 2023 y afloran sentimientos de alegría, satisfacción, agradecimiento, nostalgia, algo de tristeza y por estos tiempos en Colombia, incertidumbre.

De todas maneras la invitación de esta columna es a quedarnos con lo bueno, la invitación incluye hacer balances para identificar en ellos lo positivo, lo que puede mejorarse y lo que quedó pendiente.

Agradecer siempre será un ritual de vida, más cuando se cierran etapas como este aciago segundo semestre de 2022 que nos dejó a la izquierda en el poder. Estamos vivos, somos sobrevivientes a la pandemia, tenemos salud, trabajo, estamos en plena etapa productiva y Dios, como siempre, estuvo a nuestro lado cuidándonos y animándonos a enfrentar las adversidades típicas de la vida. 

Seguramente quedan muchos sinsabores, en mi caso hemos tenido, como sucedió entre 2010 y 2018 -sí señores, el gobierno Santos-, que tragarnos muchos pero muchísimos sapos. Los problemas del país son muchos y en vez de avizorar mejoras se pueden anticipar más dificultades. Nada podemos hacer al respecto sino rezar para que este cuatrienio termine pronto y cause los menores daños posibles.

Pero no todo es tan malo como la situación política actual. Tenemos que seguir trabajando y luchando, desde la posición que ocupemos o desde el rol social que estamos llamados a cumplir, para que la vida de todos sea mejor. El compromiso tiene que ser madrugar animados, positivos, con ganas de comernos el mundo, siempre dispuestos a contagiar a quienes nos leen y nos rodean de ánimo y una excelente actitud frente a la vida. Tenemos un papel que cumplir y ese, sea el que sea, debe enfocarse en ayudar y ayudar.

Nadie dice que la vida sea fácil. Pero si como sucedió hace más de 2000 años, Jesucristo entregó su vida por nosotros, si Dios nos lo envió para expiar nuestras muchas culpas, debemos honrar ese sacrificio sagrado y entregar todo lo que tenemos para que este mundo sea mejor, menos desigual, más feliz y tranquilo.

No es tan difícil. Y para aquel que no vea con claridad cómo puede aportar algo, aquí va: desde nuestro rol en la familia, como esposos, hijos, hermanos, padres, acompañemos a nuestros familiares -los que se dejen, con los que podamos- en el día a día; digamosles que los queremos, que son parte fundamental de nuestras vidas, que por ellos hemos sido bendecidos, entreguémosles amor y tiempo que es de lo que carece el planeta hoy. Sí se puede, sí se puede… Basta comprometernos y disfrutar cuando se ayuda. ¡Qué bonito se siente!

Al dar al universo lo mejor que tenemos recibimos de él lo mejor que puede darnos. Uno da y uno recibe, eso es así, la vida no se queda con nada…

En esta línea recomiendo muy especialmente 3 libros para leerlos el año que viene: ‘Los 4 Acuerdos’ del Dr. Miguel Ruiz, ‘Ubuntu’ de Stephen Lundin y Bob Nelson y ‘El Elemento’ de Sir Ken Robinson. Cada uno de ellos aportará a la visión desesperanzadora de la vida que tenemos y será un faro de luz que nos inspirará a asumir el compromiso de no sólo comer buñuelos, natilla y celebrar, sino hacerlo con la plena consciencia de que tenemos que hacer mucho por los demás, por otros que quizás no conozcamos. A partir de su lectura podremos conocernos a fondo y así mejorar la manera como nos relacionamos con el mundo, con los demás y podremos construir proyectos de vida con propósito y fuertes componentes de responsabilidad social, en síntesis, un mundo mejor.

Feliz Navidad y un 2023 lleno de bendiciones para nuestros lectores que cada semana nos inspiran a sentarnos a escribir y dejar un mensaje, que nos apoyan y acompañan silenciosamente, pero hacen de nuestro oficio algo útil y que vale mucho la pena; para nuestras familias y amigos, para este país que quiere salir adelante, para quienes, en contra de las noticias que recibimos impotentes a diario, creemos que sí es posible un mejor mañana sin desconocer que lo bueno debe empezar desde hoy.

Mientras tanto, a los jugadores argentinos: hay que saber ganar, vergonzoso lo que han dicho y hecho.

¡Felices Fiestas y que Dios nos siga bendiciendo!

Columnista
24 diciembre, 2022

Natilla, buñuelos y año nuevo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

Se acercan la Navidad y el 2023 y afloran sentimientos de alegría, satisfacción, agradecimiento, nostalgia, algo de tristeza y por estos tiempos en Colombia, incertidumbre.


Se acercan la Navidad y el 2023 y afloran sentimientos de alegría, satisfacción, agradecimiento, nostalgia, algo de tristeza y por estos tiempos en Colombia, incertidumbre.

De todas maneras la invitación de esta columna es a quedarnos con lo bueno, la invitación incluye hacer balances para identificar en ellos lo positivo, lo que puede mejorarse y lo que quedó pendiente.

Agradecer siempre será un ritual de vida, más cuando se cierran etapas como este aciago segundo semestre de 2022 que nos dejó a la izquierda en el poder. Estamos vivos, somos sobrevivientes a la pandemia, tenemos salud, trabajo, estamos en plena etapa productiva y Dios, como siempre, estuvo a nuestro lado cuidándonos y animándonos a enfrentar las adversidades típicas de la vida. 

Seguramente quedan muchos sinsabores, en mi caso hemos tenido, como sucedió entre 2010 y 2018 -sí señores, el gobierno Santos-, que tragarnos muchos pero muchísimos sapos. Los problemas del país son muchos y en vez de avizorar mejoras se pueden anticipar más dificultades. Nada podemos hacer al respecto sino rezar para que este cuatrienio termine pronto y cause los menores daños posibles.

Pero no todo es tan malo como la situación política actual. Tenemos que seguir trabajando y luchando, desde la posición que ocupemos o desde el rol social que estamos llamados a cumplir, para que la vida de todos sea mejor. El compromiso tiene que ser madrugar animados, positivos, con ganas de comernos el mundo, siempre dispuestos a contagiar a quienes nos leen y nos rodean de ánimo y una excelente actitud frente a la vida. Tenemos un papel que cumplir y ese, sea el que sea, debe enfocarse en ayudar y ayudar.

Nadie dice que la vida sea fácil. Pero si como sucedió hace más de 2000 años, Jesucristo entregó su vida por nosotros, si Dios nos lo envió para expiar nuestras muchas culpas, debemos honrar ese sacrificio sagrado y entregar todo lo que tenemos para que este mundo sea mejor, menos desigual, más feliz y tranquilo.

No es tan difícil. Y para aquel que no vea con claridad cómo puede aportar algo, aquí va: desde nuestro rol en la familia, como esposos, hijos, hermanos, padres, acompañemos a nuestros familiares -los que se dejen, con los que podamos- en el día a día; digamosles que los queremos, que son parte fundamental de nuestras vidas, que por ellos hemos sido bendecidos, entreguémosles amor y tiempo que es de lo que carece el planeta hoy. Sí se puede, sí se puede… Basta comprometernos y disfrutar cuando se ayuda. ¡Qué bonito se siente!

Al dar al universo lo mejor que tenemos recibimos de él lo mejor que puede darnos. Uno da y uno recibe, eso es así, la vida no se queda con nada…

En esta línea recomiendo muy especialmente 3 libros para leerlos el año que viene: ‘Los 4 Acuerdos’ del Dr. Miguel Ruiz, ‘Ubuntu’ de Stephen Lundin y Bob Nelson y ‘El Elemento’ de Sir Ken Robinson. Cada uno de ellos aportará a la visión desesperanzadora de la vida que tenemos y será un faro de luz que nos inspirará a asumir el compromiso de no sólo comer buñuelos, natilla y celebrar, sino hacerlo con la plena consciencia de que tenemos que hacer mucho por los demás, por otros que quizás no conozcamos. A partir de su lectura podremos conocernos a fondo y así mejorar la manera como nos relacionamos con el mundo, con los demás y podremos construir proyectos de vida con propósito y fuertes componentes de responsabilidad social, en síntesis, un mundo mejor.

Feliz Navidad y un 2023 lleno de bendiciones para nuestros lectores que cada semana nos inspiran a sentarnos a escribir y dejar un mensaje, que nos apoyan y acompañan silenciosamente, pero hacen de nuestro oficio algo útil y que vale mucho la pena; para nuestras familias y amigos, para este país que quiere salir adelante, para quienes, en contra de las noticias que recibimos impotentes a diario, creemos que sí es posible un mejor mañana sin desconocer que lo bueno debe empezar desde hoy.

Mientras tanto, a los jugadores argentinos: hay que saber ganar, vergonzoso lo que han dicho y hecho.

¡Felices Fiestas y que Dios nos siga bendiciendo!