Desde mí cocina Por Silvia Betancourt Alliegro No se puede sentir en carne propia el dolor ajeno, evidente es, mas imagino el estado moral y psicológico de todos los parientes de los secuestrados que las Farc liberarían el fin de semana. Creo firmemente que nada puede justificar la infamia de mantener en vilo el alma […]
Desde mí cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
No se puede sentir en carne propia el dolor ajeno, evidente es, mas imagino el estado moral y psicológico de todos los parientes de los secuestrados que las Farc liberarían el fin de semana.
Creo firmemente que nada puede justificar la infamia de mantener en vilo el alma de tantas personas y de toda una nación que está supeditada a las conveniencias de los que tienen el poder por las buenas o por las malas.
Es que en los instantes de angustia, o alterados en cualquiera de sus formas, el tiempo adquiere otra dimensión, me parece que lo puedo explicar concisamente en una poesía que alguna vez escribí, la busco y vuelvo.
Devenir
Tiempo: te encargas de engendrar mentiras fabricadas en torno a un espacio y el verbo se concentra en narrarlas.
Superas barreras concretas en medio de generaciones animadas; transcurres si estoy presente porque ausente no me tocas.
Culpable eres que la humanidad escriba libros rigurosamente cronológicos
¡Mentira!
Porque desde el instante en que se empieza a narrar se vive a la inversa.
Eres el más entrañable amigo de la parca que espera agazapada a que le quites carne y fibra al animal letrado.
Tiempo pasado, aún vives en el que sueña y piensa, culpable eres de los recuerdos, de los remordimientos, de las utopías.
Tiempo presente, que soslayamos atiborrados de información que se traslada al pasado; de qué nos sirves si no nos explicas que el sol es hoy, que el agua también y que la brisa habita en ti.
Tiempo futuro, anhelamos que seas mejor que los precedentes, aunque inexorablemente te convertirás en ellos; dejarás de ser quimera, esperanza o ilusión, por ello los legos te llamarán destino.
Miles de abrazos fuertes a los secuestrados y a sus familias; quiero reafirmarles que el tiempo transcurre en pasado y presente mientras estemos vivos, no sabremos qué nos deparará el futuro, pero hago votos para que sea pleno en abundancia de bienes espirituales y materiales.
[email protected]
Twitter @yastao
Desde mí cocina Por Silvia Betancourt Alliegro No se puede sentir en carne propia el dolor ajeno, evidente es, mas imagino el estado moral y psicológico de todos los parientes de los secuestrados que las Farc liberarían el fin de semana. Creo firmemente que nada puede justificar la infamia de mantener en vilo el alma […]
Desde mí cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
No se puede sentir en carne propia el dolor ajeno, evidente es, mas imagino el estado moral y psicológico de todos los parientes de los secuestrados que las Farc liberarían el fin de semana.
Creo firmemente que nada puede justificar la infamia de mantener en vilo el alma de tantas personas y de toda una nación que está supeditada a las conveniencias de los que tienen el poder por las buenas o por las malas.
Es que en los instantes de angustia, o alterados en cualquiera de sus formas, el tiempo adquiere otra dimensión, me parece que lo puedo explicar concisamente en una poesía que alguna vez escribí, la busco y vuelvo.
Devenir
Tiempo: te encargas de engendrar mentiras fabricadas en torno a un espacio y el verbo se concentra en narrarlas.
Superas barreras concretas en medio de generaciones animadas; transcurres si estoy presente porque ausente no me tocas.
Culpable eres que la humanidad escriba libros rigurosamente cronológicos
¡Mentira!
Porque desde el instante en que se empieza a narrar se vive a la inversa.
Eres el más entrañable amigo de la parca que espera agazapada a que le quites carne y fibra al animal letrado.
Tiempo pasado, aún vives en el que sueña y piensa, culpable eres de los recuerdos, de los remordimientos, de las utopías.
Tiempo presente, que soslayamos atiborrados de información que se traslada al pasado; de qué nos sirves si no nos explicas que el sol es hoy, que el agua también y que la brisa habita en ti.
Tiempo futuro, anhelamos que seas mejor que los precedentes, aunque inexorablemente te convertirás en ellos; dejarás de ser quimera, esperanza o ilusión, por ello los legos te llamarán destino.
Miles de abrazos fuertes a los secuestrados y a sus familias; quiero reafirmarles que el tiempo transcurre en pasado y presente mientras estemos vivos, no sabremos qué nos deparará el futuro, pero hago votos para que sea pleno en abundancia de bienes espirituales y materiales.
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