Es conocido en Valledupar; La Paz, donde uno de sus clientes de renombre fue el desaparecido cantante Jorge Oñate; San Diego, Becerril, Chiriguaná y en La Guajira.
El arribo a las calles de los pueblos que enmarcan su periplo es como su grito distintivo: súbito, repetitivo, inesperado, fugaz. La gente siempre lo ve, pero no todos los días, y esto es suficiente para convertirse en parte de la costumbre, del imaginario simbólico y los tratos cotidianos. Oriundo de Barranquilla, tiene más de 40 años de vivir en el Cesar, donde ha desarrollado su actividad mercantil; aunque, eventualmente, también pasa por pueblos de La Guajira.
-Primero trabajé llevando los productos al hombro. Después, me las ingenié y emparapeté esta, -dice- mientras enseña su bicicleta de colores rojos y blancos, mismos que obedecen a su afición por el Junior.
De mediana estatura, tez morena y acento golpeado –a la manera del dialecto español barranquillero- es conocido en Valledupar; La Paz, donde uno de sus clientes de renombre fue el desaparecido cantante Jorge Oñate, San Diego, Becerril y Chiriguaná; y en La Guajira, en pueblos como San Juan, Villanueva y Fonseca. Su pregón, que equivale a su discurso de venta, consiste en dos palabras que parecieran ser una sola, prototípicas de la singular economía caribe del lenguaje, hasta para vender y subsistir en la memoria de la provincia. ¡El traperocepillo!
POR: ALEXANDER GUTIÉRREZ/ EL PILÓN
Es conocido en Valledupar; La Paz, donde uno de sus clientes de renombre fue el desaparecido cantante Jorge Oñate; San Diego, Becerril, Chiriguaná y en La Guajira.
El arribo a las calles de los pueblos que enmarcan su periplo es como su grito distintivo: súbito, repetitivo, inesperado, fugaz. La gente siempre lo ve, pero no todos los días, y esto es suficiente para convertirse en parte de la costumbre, del imaginario simbólico y los tratos cotidianos. Oriundo de Barranquilla, tiene más de 40 años de vivir en el Cesar, donde ha desarrollado su actividad mercantil; aunque, eventualmente, también pasa por pueblos de La Guajira.
-Primero trabajé llevando los productos al hombro. Después, me las ingenié y emparapeté esta, -dice- mientras enseña su bicicleta de colores rojos y blancos, mismos que obedecen a su afición por el Junior.
De mediana estatura, tez morena y acento golpeado –a la manera del dialecto español barranquillero- es conocido en Valledupar; La Paz, donde uno de sus clientes de renombre fue el desaparecido cantante Jorge Oñate, San Diego, Becerril y Chiriguaná; y en La Guajira, en pueblos como San Juan, Villanueva y Fonseca. Su pregón, que equivale a su discurso de venta, consiste en dos palabras que parecieran ser una sola, prototípicas de la singular economía caribe del lenguaje, hasta para vender y subsistir en la memoria de la provincia. ¡El traperocepillo!
POR: ALEXANDER GUTIÉRREZ/ EL PILÓN