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Columnista - 22 agosto, 2022

Tierra y predial

Que la tierra no paga impuestos, mentira; que no paga lo que debiera, también mentira, porque, además, tampoco recibe del Estado lo que debiera.

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Si algo les indigna a quienes viven en el campo, dedicados a la agricultura o la ganadería; pequeños o grandes productores de comida para los colombianos o para exportar, en medio de grandes necesidades para vivir y producir sin que a nadie parezca importarle, es que, encima de todo, los acusen de que no pagan predial o no pagan lo que debieran. 

¿Qué no pagan? Si se trata de predios formalizados es una mentira, y si hay morosos, pues a las autoridades municipales les corresponde cobrarlo. Si se trata de predios no formalizados, sin escrituras, que efectivamente no pagan, el responsable es el Estado, por su incapacidad para garantizar el registro notarial y catastral de los inmuebles, aunque no sea fácil donde ejercen soberanía las mafias del narcotráfico, pero en departamentos sin violencia, como Boyacá, no hay derecho a que, según el IGAC, el rezago catastral sea del 75%. 

¿Qué no pagan lo que debieran?, una acusación que les cae a los predios con avalúo catastral, no es sino otra mentira de las narrativas de la izquierda contra los propietarios de la tierra y, sobre todo, contra los ganaderos. En Colombia, el catastro rural en 2001 sumaba 30 billones de pesos y en 2021 se había multiplicado por siete y alcanza los 212 billones de pesos; y como el catastro es la base del predial, el recaudo también se ha multiplicado por siete, o más, pues los consejos deciden su cuantía dentro de rangos del 1 al 16 por mil. 

Ahora bien, si la tierra formal paga predial a los municipios, ¿qué recibe el sector rural de los municipios? Un pequeño ganadero de un pueblo cercano a Bogotá me contaba que lo quieren embargar por mora en el predial. Vive lejos del pueblo por carretera destapada y por allá no va un policía, ni un viaje de recebo, la luz es de Codensa y el agua de acueducto veredal, pero él compra insumos y gasta en el pueblo sin recibir nada, pues su predial se queda en el casco urbano. No es la excepción, sino la norma, por lo que la ley debería obligar a que, como mínimo, un 75% del predial rural se reinvierta en el sector rural. 

Otra pregunta: además de los predios informales, ¿quiénes no pagan?  El clásico de Indalecio Liévano sobre los conflictos de nuestra historia relata que la Reforma Tributaria de Venero de Leyva en 1591 definía “el género de impuestos a que estaban obligados los indios”. Hoy, cinco siglos después, hay 710 resguardos con 35 millones de hectáreas para 1,9 millones de indígenas, el 30% del territorio para el 4,4% de la población; pero ellos, además de ser los más grandes propietarios de tierras y de recibir 2,5 billones al año…, ¡no pagan predial!, pues los municipios se lo cobran al Presupuesto Nacional, es decir, lo pagamos con nuestros impuestos.

Que la tierra no paga impuestos, mentira; que no paga lo que debiera, también mentira, porque, además, tampoco recibe del Estado lo que debiera.

Columnista
22 agosto, 2022

Tierra y predial

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Félix Lafaurie Rivera

Que la tierra no paga impuestos, mentira; que no paga lo que debiera, también mentira, porque, además, tampoco recibe del Estado lo que debiera.


Si algo les indigna a quienes viven en el campo, dedicados a la agricultura o la ganadería; pequeños o grandes productores de comida para los colombianos o para exportar, en medio de grandes necesidades para vivir y producir sin que a nadie parezca importarle, es que, encima de todo, los acusen de que no pagan predial o no pagan lo que debieran. 

¿Qué no pagan? Si se trata de predios formalizados es una mentira, y si hay morosos, pues a las autoridades municipales les corresponde cobrarlo. Si se trata de predios no formalizados, sin escrituras, que efectivamente no pagan, el responsable es el Estado, por su incapacidad para garantizar el registro notarial y catastral de los inmuebles, aunque no sea fácil donde ejercen soberanía las mafias del narcotráfico, pero en departamentos sin violencia, como Boyacá, no hay derecho a que, según el IGAC, el rezago catastral sea del 75%. 

¿Qué no pagan lo que debieran?, una acusación que les cae a los predios con avalúo catastral, no es sino otra mentira de las narrativas de la izquierda contra los propietarios de la tierra y, sobre todo, contra los ganaderos. En Colombia, el catastro rural en 2001 sumaba 30 billones de pesos y en 2021 se había multiplicado por siete y alcanza los 212 billones de pesos; y como el catastro es la base del predial, el recaudo también se ha multiplicado por siete, o más, pues los consejos deciden su cuantía dentro de rangos del 1 al 16 por mil. 

Ahora bien, si la tierra formal paga predial a los municipios, ¿qué recibe el sector rural de los municipios? Un pequeño ganadero de un pueblo cercano a Bogotá me contaba que lo quieren embargar por mora en el predial. Vive lejos del pueblo por carretera destapada y por allá no va un policía, ni un viaje de recebo, la luz es de Codensa y el agua de acueducto veredal, pero él compra insumos y gasta en el pueblo sin recibir nada, pues su predial se queda en el casco urbano. No es la excepción, sino la norma, por lo que la ley debería obligar a que, como mínimo, un 75% del predial rural se reinvierta en el sector rural. 

Otra pregunta: además de los predios informales, ¿quiénes no pagan?  El clásico de Indalecio Liévano sobre los conflictos de nuestra historia relata que la Reforma Tributaria de Venero de Leyva en 1591 definía “el género de impuestos a que estaban obligados los indios”. Hoy, cinco siglos después, hay 710 resguardos con 35 millones de hectáreas para 1,9 millones de indígenas, el 30% del territorio para el 4,4% de la población; pero ellos, además de ser los más grandes propietarios de tierras y de recibir 2,5 billones al año…, ¡no pagan predial!, pues los municipios se lo cobran al Presupuesto Nacional, es decir, lo pagamos con nuestros impuestos.

Que la tierra no paga impuestos, mentira; que no paga lo que debiera, también mentira, porque, además, tampoco recibe del Estado lo que debiera.