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Columnista - 14 junio, 2022

Herido de muerte

A estas alturas del partido poco les interesa si el ingeniero tiene o no un Programa de Gobierno coherente

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Hace algunos años, más de los que yo quisiera, leía en el libro Raíces que, en África, cuando entrenaban a un muchacho en su formación de hombre integral, hacían especial énfasis en el arte de la cacería. 

Le enseñaban que, a una fiera, a pesar de haberla vencido, debían dejarle una vía de escape, porque de lo contrario combatiría con más brutalidad. Nada más peligroso que la última reacción de un animal herido de muerte, su respuesta es por lo general también mortal.

Es lo que estamos viviendo en esta etapa de las elecciones presidenciales más trascendentales de los últimos tiempos. El uribismo, en todas sus fases y presentaciones ha sido derrotado y hoy se encuentra en sus estertores. Iniciaron con una débil consulta interna que dejó más divisiones que cohesión, en el periplo hasta las toldas del septuagenario ingeniero Rodolfo Hernández que ya ustedes conocen.

A estas alturas del partido poco les interesa si el ingeniero tiene o no un Programa de Gobierno coherente, el cual se pueda medir en su momento como la ejecución cierta de un Plan de Desarrollo o si la imputación por corrupción que profirió en su contra la Fiscalía General de la Nación, sea la antesala a una estela de coimas y demás prácticas corruptas en las que participen sus más cercanos familiares ya como presidente de la República.     

Hoy solo interesa mantener en el poder en cuerpo ajeno. Es su único fin, no les importa ya tener gobierno propio, sino que Petro no sea presidente, saben que de ser así sería su sepultura y para evitarlo acuden a las peores perfidias mediáticas, sin importar la decadencia en la que hacen sucumbir a importantes medios de comunicación y con ellos a buenos periodistas. 

Los uribistas saben que Petro es su único rival, por lo tanto, no lo quieren como presidente, pues sería el cierre de un capítulo en esta historia tan mal escrita por ellos. Quedan pocos días para cerrar esta elección, por lo que los petristas necesitarán mucha prudencia en todos los ámbitos de su cotidianidad, si quieren mantener la preferencia en el elector. 

Cualquier error pudiera ser fatal, por cuanto daría al traste con una oportunidad histórica y a la que le faltarían muchos años para volverse a repetir.

Aparte de que las toldas gobiernistas expelen mucha violencia al momento de confrontar argumentos, llegando a extremos incluso de poner en riesgo la integridad de contradictores, algunos naturales y otros que, sin ser de la izquierda o grupos alternativos, sí vemos en Gustavo Petro la oportunidad de generar un cambio en la cultura insensible de administrar los recursos de todos en beneficio de solo unos pocos.

Entonces la recomendación para todos es salir a las calles, pacíficamente a seducir a quienes aún no han tomado partido, convencidos que la participación política reduce las brechas sociales que nos condenan en la pobreza. Recordando siempre que hasta el último momento el ‘rodolfouribismo’ sigue siendo peligroso, en su tozuda tragedia de ver cómo se les escapa el poder entre los dedos de las manos. 

El secreto estará en trabajar armoniosamente hasta el último momento, para no tener que aplazar el triunfo porque nos pasó como magistralmente Edilberto Daza le cantara a la valentía de un gallo fino, cuando en su verso vallenato dijo, “que ya se está muriendo, pero en la agonía, le mete el pico al otro y lo deja tendido”. Todos a votar. Fuerte abrazo.

Columnista
14 junio, 2022

Herido de muerte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

A estas alturas del partido poco les interesa si el ingeniero tiene o no un Programa de Gobierno coherente


Hace algunos años, más de los que yo quisiera, leía en el libro Raíces que, en África, cuando entrenaban a un muchacho en su formación de hombre integral, hacían especial énfasis en el arte de la cacería. 

Le enseñaban que, a una fiera, a pesar de haberla vencido, debían dejarle una vía de escape, porque de lo contrario combatiría con más brutalidad. Nada más peligroso que la última reacción de un animal herido de muerte, su respuesta es por lo general también mortal.

Es lo que estamos viviendo en esta etapa de las elecciones presidenciales más trascendentales de los últimos tiempos. El uribismo, en todas sus fases y presentaciones ha sido derrotado y hoy se encuentra en sus estertores. Iniciaron con una débil consulta interna que dejó más divisiones que cohesión, en el periplo hasta las toldas del septuagenario ingeniero Rodolfo Hernández que ya ustedes conocen.

A estas alturas del partido poco les interesa si el ingeniero tiene o no un Programa de Gobierno coherente, el cual se pueda medir en su momento como la ejecución cierta de un Plan de Desarrollo o si la imputación por corrupción que profirió en su contra la Fiscalía General de la Nación, sea la antesala a una estela de coimas y demás prácticas corruptas en las que participen sus más cercanos familiares ya como presidente de la República.     

Hoy solo interesa mantener en el poder en cuerpo ajeno. Es su único fin, no les importa ya tener gobierno propio, sino que Petro no sea presidente, saben que de ser así sería su sepultura y para evitarlo acuden a las peores perfidias mediáticas, sin importar la decadencia en la que hacen sucumbir a importantes medios de comunicación y con ellos a buenos periodistas. 

Los uribistas saben que Petro es su único rival, por lo tanto, no lo quieren como presidente, pues sería el cierre de un capítulo en esta historia tan mal escrita por ellos. Quedan pocos días para cerrar esta elección, por lo que los petristas necesitarán mucha prudencia en todos los ámbitos de su cotidianidad, si quieren mantener la preferencia en el elector. 

Cualquier error pudiera ser fatal, por cuanto daría al traste con una oportunidad histórica y a la que le faltarían muchos años para volverse a repetir.

Aparte de que las toldas gobiernistas expelen mucha violencia al momento de confrontar argumentos, llegando a extremos incluso de poner en riesgo la integridad de contradictores, algunos naturales y otros que, sin ser de la izquierda o grupos alternativos, sí vemos en Gustavo Petro la oportunidad de generar un cambio en la cultura insensible de administrar los recursos de todos en beneficio de solo unos pocos.

Entonces la recomendación para todos es salir a las calles, pacíficamente a seducir a quienes aún no han tomado partido, convencidos que la participación política reduce las brechas sociales que nos condenan en la pobreza. Recordando siempre que hasta el último momento el ‘rodolfouribismo’ sigue siendo peligroso, en su tozuda tragedia de ver cómo se les escapa el poder entre los dedos de las manos. 

El secreto estará en trabajar armoniosamente hasta el último momento, para no tener que aplazar el triunfo porque nos pasó como magistralmente Edilberto Daza le cantara a la valentía de un gallo fino, cuando en su verso vallenato dijo, “que ya se está muriendo, pero en la agonía, le mete el pico al otro y lo deja tendido”. Todos a votar. Fuerte abrazo.