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Columnista - 31 mayo, 2022

Apague el bombillo y cierre la puerta (30-V-2022)

La animadversión hacia un candidato no debe ser suficiente argumento para inmolarnos en la limitación intelectual y chabacanería

Boton Wpp

Por mucho que los resultados electorales no cumplan las expectativas particulares de cada quien, siempre habrá situaciones especiales y hasta chistosas que le ponen el toque suave a la derrota. En la reciente elección fueron los uribistas radicales, quienes sin despeinarse y apenas a media hora de haber cerrado las urnas de votación, ya estaban festejando como de ellos el paso del ingeniero Rodolfo Hernández a la segunda vuelta presidencial.

Incluso algunos líderes, dos días antes de las elecciones, cuando la suerte ya estaba echada, hábilmente anunciaron su apoyo al exalcalde de Bucaramanga, intentando maquillar con su minúscula participación en el guarismo rodolfista, el estruendoso fracaso electoral de una ideología sustentada en la inequidad, la amenaza y el terror, siniestrada en esta oportunidad por el regionalismo paisa del gran jefe y la andanada de yerros y abusos implementados desde el Palacio de Nariño por un presidente inepto.

Dicen ahora que cualquiera menos Petro, en ese sentido ya registran un peregrinaje: primero fue la Cabal, brincaron donde Zuluaga, lo cambiaron por ‘Fico’, se pegaron a Rodolfo y si todo sale mal piensan en Zapateiro, según afirman algunos amigos frotándose las manos en grupos de WhatsApp, considerando seriamente incumplir la Constitución para no entregar el poder.  

Y mientras los uribistas disimulaban la dolorosa lágrima de un ojo con el esplendoroso brillo del otro, los petristas se despedían de una victoria en primera vuelta, algunos con pesimismo, otros perplejos, pero en términos reales con cierta tranquilidad, porque a pesar de la fortaleza económica, autoritarismo y corte derechista del ingeniero, se espera que para la segunda baje la compra de votos, como consecuencia de su desprecio por la clase política tradicional y los clanes que apoyaron a ‘Fico’.

Lo que sí es cierto es el crecimiento electoral de Gustavo Petro, en la primera vuelta del año 2018 sacó 4.851.254 votos, correspondiendo al 25.08% del total de la votación, esta vez registró 8.527.768 sufragios, para un 40.32% del universo de votos escrutados. Hoy los pronósticos son inciertos, muchos serán los factores determinantes en el comportamiento del elector.

Vencerá quien cuente con activistas trabajando unidos, sin egoísmos, celos o mentirosos protagonismos sin haber ganado aún nada. El electorado quiere una plataforma programática afín a nuestro desarrollo integral, a la lucha contra el cambio climático, a la equidad de géneros, a la dignificación del ser humano, a la seguridad y al trabajo bien remunerado, en fin, a vivir sabroso como lo predica la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez. 

Las ventajas comparativas también generan opinión. La diferencia entre los dos candidatos es abismal, escoger al mejor no es difícil, el discurso del ingeniero más parece el pie forzado en un concurso de piquería local, que los planteamientos de un estadista capacitado para asumir el mandato popular de guiar nuestros destinos. La recurrente diatriba sobre la corrupción, cuando hay serias acusaciones penales en curso, no deja de ser una engañosa frase concebida para atraer adeptos en tiempo de elecciones. 

La animadversión hacia un candidato no debe ser suficiente argumento para inmolarnos en la limitación intelectual y chabacanería.

Entonces honremos el momento de nuestra historia que nos llama a no equivocarnos, favoreciendo patrones de liderazgo con fines y propósitos muy diferentes a los de quien elige. El voto es el poder y su buen uso nos mantiene vigentes. Cuando permitimos que nos conquisten, nos usen y nos tiren al no serles ya útil, muy seguramente recibiremos la tarjeta que pocos días antes de la primera vuelta recibiera el excandidato ‘Fico’, la cual decía: “Doctor Federico, antes de salir apague el bombillo y cierre la puerta. Atte Álvaro Uribe”. Fuerte abrazo. – 

Columnista
31 mayo, 2022

Apague el bombillo y cierre la puerta (30-V-2022)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

La animadversión hacia un candidato no debe ser suficiente argumento para inmolarnos en la limitación intelectual y chabacanería


Por mucho que los resultados electorales no cumplan las expectativas particulares de cada quien, siempre habrá situaciones especiales y hasta chistosas que le ponen el toque suave a la derrota. En la reciente elección fueron los uribistas radicales, quienes sin despeinarse y apenas a media hora de haber cerrado las urnas de votación, ya estaban festejando como de ellos el paso del ingeniero Rodolfo Hernández a la segunda vuelta presidencial.

Incluso algunos líderes, dos días antes de las elecciones, cuando la suerte ya estaba echada, hábilmente anunciaron su apoyo al exalcalde de Bucaramanga, intentando maquillar con su minúscula participación en el guarismo rodolfista, el estruendoso fracaso electoral de una ideología sustentada en la inequidad, la amenaza y el terror, siniestrada en esta oportunidad por el regionalismo paisa del gran jefe y la andanada de yerros y abusos implementados desde el Palacio de Nariño por un presidente inepto.

Dicen ahora que cualquiera menos Petro, en ese sentido ya registran un peregrinaje: primero fue la Cabal, brincaron donde Zuluaga, lo cambiaron por ‘Fico’, se pegaron a Rodolfo y si todo sale mal piensan en Zapateiro, según afirman algunos amigos frotándose las manos en grupos de WhatsApp, considerando seriamente incumplir la Constitución para no entregar el poder.  

Y mientras los uribistas disimulaban la dolorosa lágrima de un ojo con el esplendoroso brillo del otro, los petristas se despedían de una victoria en primera vuelta, algunos con pesimismo, otros perplejos, pero en términos reales con cierta tranquilidad, porque a pesar de la fortaleza económica, autoritarismo y corte derechista del ingeniero, se espera que para la segunda baje la compra de votos, como consecuencia de su desprecio por la clase política tradicional y los clanes que apoyaron a ‘Fico’.

Lo que sí es cierto es el crecimiento electoral de Gustavo Petro, en la primera vuelta del año 2018 sacó 4.851.254 votos, correspondiendo al 25.08% del total de la votación, esta vez registró 8.527.768 sufragios, para un 40.32% del universo de votos escrutados. Hoy los pronósticos son inciertos, muchos serán los factores determinantes en el comportamiento del elector.

Vencerá quien cuente con activistas trabajando unidos, sin egoísmos, celos o mentirosos protagonismos sin haber ganado aún nada. El electorado quiere una plataforma programática afín a nuestro desarrollo integral, a la lucha contra el cambio climático, a la equidad de géneros, a la dignificación del ser humano, a la seguridad y al trabajo bien remunerado, en fin, a vivir sabroso como lo predica la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez. 

Las ventajas comparativas también generan opinión. La diferencia entre los dos candidatos es abismal, escoger al mejor no es difícil, el discurso del ingeniero más parece el pie forzado en un concurso de piquería local, que los planteamientos de un estadista capacitado para asumir el mandato popular de guiar nuestros destinos. La recurrente diatriba sobre la corrupción, cuando hay serias acusaciones penales en curso, no deja de ser una engañosa frase concebida para atraer adeptos en tiempo de elecciones. 

La animadversión hacia un candidato no debe ser suficiente argumento para inmolarnos en la limitación intelectual y chabacanería.

Entonces honremos el momento de nuestra historia que nos llama a no equivocarnos, favoreciendo patrones de liderazgo con fines y propósitos muy diferentes a los de quien elige. El voto es el poder y su buen uso nos mantiene vigentes. Cuando permitimos que nos conquisten, nos usen y nos tiren al no serles ya útil, muy seguramente recibiremos la tarjeta que pocos días antes de la primera vuelta recibiera el excandidato ‘Fico’, la cual decía: “Doctor Federico, antes de salir apague el bombillo y cierre la puerta. Atte Álvaro Uribe”. Fuerte abrazo. –