En medio de tanta crisis, respirar poesía y cultivar la cultura es como hallar un oasis en medio de la aridez más sofocante.
En medio de tanta crisis, respirar poesía y cultivar la cultura es como hallar un oasis en medio de la aridez más sofocante.
No es fácil encontrar un grupo de personas afín con este objetivo, pero cuando te das la mano con ellos, te sientes como en el paraíso, solo que sin culebra y sin frutas prohibidas.
No es fácil encontrar un grupo que no esté tocado por la política y el mal uso de este elemento que nos tiene más agobiado que el mismo Covid 19. La distancia que entre amigos ha planteado la politiquería y en el que infortunadamente hemos caído todos… sin excepción, ahonda más la brecha de la polarización en Colombia.
Sin embargo este no es el tema de esta nota. Hoy quiero resaltar la cofradía que degustamos un grupo de amigos que participamos como invitados de honor y jurados del V Festival Internacional de Poesía y Encuentro Nacional de Declamadores ‘Clemencia Tarifa’ de Codazzi Cesar, encabezado por su presidente Nidio Quiroz y la directora de la Fundación Árboles Azules, Maira Muñoz y el fabuloso equipo que ve germinar un semillero de niños declamadores que tiene una gran artesana de la cultura llamada Milva Orozco.
En este selecto grupo encontramos invitados internacionales que disfrutaron y marcaron una pauta interesante para que pudiéramos darnos la oportunidad del aprendizaje en la interculturalidad entre países hermanos: Puerto Rico, Panamá, Venezuela y Colombia.
Encontramos en este maravilloso grupo a Lucía Margarita Cruz Rivera de Salinas y Carolina Jun Rodríguez de Juana Díaz, Puerto Rico.
David Oliveros Gutiérrez, de Caracas Venezuela; Vielka Argelis Gutiérrez, de Ciudad Panamá; Selene ‘Romzu’, de Riohacha; León Fidel Ojeda de Porto Alegre del Hamaquero Córdoba, el sitio que escogió el mar para sonreír.
De la mágica y hermosa población de Aguachica, llegó Esperanza Rodríguez Yañez y de allí cerquita, desde Ocaña, nos visitó Bexi Mendoza.
La fragancia de la Serranía del Perijá abrazó a todos y cautivó a Yaneth Álvarez de Chinú, ‘la casa grande de la poesía’, junto a William Álvarez y la coronada reina del festival, Dayana Lara Carrasquilla que se lleva de Codazzi el galardón de este año como la mejor declamadora. Para ella y para Milena, su mamá, mil felicitaciones.
Nos visitó Esteban Abad desde Sahagún, con sus apuntes y excelsa declamación; la voz dulce y la fuerza intelectual de Lina María Wadnípar.
Oficiando casi de local, estuvo Wilsao y Enrique Orozco; desde Valledupar: Ana D. Mejía Dangond, Marta Navarro Bentham, la talentosa joven Yajamna Durán.
Desde el otro Valle, el del Cauca, acompañó de manera especial este evento Mónica Ossa Grain.
Un nutrido grupo de talentosos y extraordinarios declamadores se dieron cita y en un evento mágico compitieron en las categorías infantil, juvenil y mayores.
Tertulias, foros, actividades con los niños, jóvenes y mayores deleitaron el tiempo que duró este proceso que alcanzó a llegar hasta la Fundación Universitaria del Área Andina.
Hubo charlas que alcanzaron los límites de lo inagotable; se habló de arte, de emprendimiento de poesía y música vallenata.
Es en este punto donde Lucía Margarita Cruz nos dijo: el vallenato es una pasión. Y sí que tiene razón.
La conclusión es que en ‘Codazzi hay poetas y hay poesía’. La magia de Macondo del Caribe colombiano… ‘Esta vaina sirve’ Carol Jun. Sólo Eso
En medio de tanta crisis, respirar poesía y cultivar la cultura es como hallar un oasis en medio de la aridez más sofocante.
En medio de tanta crisis, respirar poesía y cultivar la cultura es como hallar un oasis en medio de la aridez más sofocante.
No es fácil encontrar un grupo de personas afín con este objetivo, pero cuando te das la mano con ellos, te sientes como en el paraíso, solo que sin culebra y sin frutas prohibidas.
No es fácil encontrar un grupo que no esté tocado por la política y el mal uso de este elemento que nos tiene más agobiado que el mismo Covid 19. La distancia que entre amigos ha planteado la politiquería y en el que infortunadamente hemos caído todos… sin excepción, ahonda más la brecha de la polarización en Colombia.
Sin embargo este no es el tema de esta nota. Hoy quiero resaltar la cofradía que degustamos un grupo de amigos que participamos como invitados de honor y jurados del V Festival Internacional de Poesía y Encuentro Nacional de Declamadores ‘Clemencia Tarifa’ de Codazzi Cesar, encabezado por su presidente Nidio Quiroz y la directora de la Fundación Árboles Azules, Maira Muñoz y el fabuloso equipo que ve germinar un semillero de niños declamadores que tiene una gran artesana de la cultura llamada Milva Orozco.
En este selecto grupo encontramos invitados internacionales que disfrutaron y marcaron una pauta interesante para que pudiéramos darnos la oportunidad del aprendizaje en la interculturalidad entre países hermanos: Puerto Rico, Panamá, Venezuela y Colombia.
Encontramos en este maravilloso grupo a Lucía Margarita Cruz Rivera de Salinas y Carolina Jun Rodríguez de Juana Díaz, Puerto Rico.
David Oliveros Gutiérrez, de Caracas Venezuela; Vielka Argelis Gutiérrez, de Ciudad Panamá; Selene ‘Romzu’, de Riohacha; León Fidel Ojeda de Porto Alegre del Hamaquero Córdoba, el sitio que escogió el mar para sonreír.
De la mágica y hermosa población de Aguachica, llegó Esperanza Rodríguez Yañez y de allí cerquita, desde Ocaña, nos visitó Bexi Mendoza.
La fragancia de la Serranía del Perijá abrazó a todos y cautivó a Yaneth Álvarez de Chinú, ‘la casa grande de la poesía’, junto a William Álvarez y la coronada reina del festival, Dayana Lara Carrasquilla que se lleva de Codazzi el galardón de este año como la mejor declamadora. Para ella y para Milena, su mamá, mil felicitaciones.
Nos visitó Esteban Abad desde Sahagún, con sus apuntes y excelsa declamación; la voz dulce y la fuerza intelectual de Lina María Wadnípar.
Oficiando casi de local, estuvo Wilsao y Enrique Orozco; desde Valledupar: Ana D. Mejía Dangond, Marta Navarro Bentham, la talentosa joven Yajamna Durán.
Desde el otro Valle, el del Cauca, acompañó de manera especial este evento Mónica Ossa Grain.
Un nutrido grupo de talentosos y extraordinarios declamadores se dieron cita y en un evento mágico compitieron en las categorías infantil, juvenil y mayores.
Tertulias, foros, actividades con los niños, jóvenes y mayores deleitaron el tiempo que duró este proceso que alcanzó a llegar hasta la Fundación Universitaria del Área Andina.
Hubo charlas que alcanzaron los límites de lo inagotable; se habló de arte, de emprendimiento de poesía y música vallenata.
Es en este punto donde Lucía Margarita Cruz nos dijo: el vallenato es una pasión. Y sí que tiene razón.
La conclusión es que en ‘Codazzi hay poetas y hay poesía’. La magia de Macondo del Caribe colombiano… ‘Esta vaina sirve’ Carol Jun. Sólo Eso