Los partidos políticos utilizan diferentes mecanismos que en ocasiones pueden mermar la libertad de sus militantes para poder subsistir, pero, no debemos olvidar que somos más que un color, un logo o una simple ideología.
El hombre por naturaleza está inclinado a participar en política, unos se interesan por hacerlo directamente al postularse a un cargo de elección popular y otros, por apoyar a los candidatos inscritos o para seguir la ideología de un partido político en particular. Pero, el común determinador entre los ciudadanos es que están interesados en las decisiones que se toman y repercuten en el territorio nacional.
Ahora bien, los partidos políticos fueron creados para promover la participación de la ciudadanía en la política y agrupar a aquellos que comparten ideales. Sin embargo, se han convertido en un medio para esclavizar a sus militantes porque con el fin de fidelizar los votos, se encuentran regidos por reglas como la prohibición de doble militancia, establecida en la Ley Estatutaria 1475 de 2011.
La mencionada prohibición consiste en que una persona no puede pertenecer simultáneamente a dos partidos o movimientos políticos, lo que implica que deben votar por candidatos pertenecientes al grupo político o movimiento al que pertenecen, si los hubiere, de lo contrario serán sancionados dependiendo a lo establecido en los estatutos de su partido.
Por ende, esta regla prácticamente condena a los integrantes del partido a militar en este de por vida o a lidiar con drásticas consecuencias como las que implica que un candidato electo renuncie un año antes de la inscripción de las candidaturas a su curul, para poder pertenecer a otro partido o movimiento político.
Por lo anterior, es evidente que más allá de preocuparse por mantener a sus seguidores por pasión o elección, los partidos políticos optan por retenerlos con sanción. De esta manera, se está perdiendo la verdadera esencia de pertenecer a un grupo político, la libertad de pensamiento, y por ello, hoy en día más que votar por partidos o movimientos, votamos por personas.
Sin importar el grupo político al que pertenece el candidato, nos dejamos guiar por nuestras emociones, por lo que este logra transmitir y sus aptitudes, de esta forma no solo mantenemos viva la pasión de participar directa o indirectamente en política, sino que lo hacemos por las razones indicadas.
En conclusión, los partidos políticos utilizan diferentes mecanismos que en ocasiones pueden mermar la libertad de sus militantes para poder subsistir, pero, no debemos olvidar que somos más que un color, un logo o una simple ideología.
Por Shirley Carolina Pana Ramos.
Los partidos políticos utilizan diferentes mecanismos que en ocasiones pueden mermar la libertad de sus militantes para poder subsistir, pero, no debemos olvidar que somos más que un color, un logo o una simple ideología.
El hombre por naturaleza está inclinado a participar en política, unos se interesan por hacerlo directamente al postularse a un cargo de elección popular y otros, por apoyar a los candidatos inscritos o para seguir la ideología de un partido político en particular. Pero, el común determinador entre los ciudadanos es que están interesados en las decisiones que se toman y repercuten en el territorio nacional.
Ahora bien, los partidos políticos fueron creados para promover la participación de la ciudadanía en la política y agrupar a aquellos que comparten ideales. Sin embargo, se han convertido en un medio para esclavizar a sus militantes porque con el fin de fidelizar los votos, se encuentran regidos por reglas como la prohibición de doble militancia, establecida en la Ley Estatutaria 1475 de 2011.
La mencionada prohibición consiste en que una persona no puede pertenecer simultáneamente a dos partidos o movimientos políticos, lo que implica que deben votar por candidatos pertenecientes al grupo político o movimiento al que pertenecen, si los hubiere, de lo contrario serán sancionados dependiendo a lo establecido en los estatutos de su partido.
Por ende, esta regla prácticamente condena a los integrantes del partido a militar en este de por vida o a lidiar con drásticas consecuencias como las que implica que un candidato electo renuncie un año antes de la inscripción de las candidaturas a su curul, para poder pertenecer a otro partido o movimiento político.
Por lo anterior, es evidente que más allá de preocuparse por mantener a sus seguidores por pasión o elección, los partidos políticos optan por retenerlos con sanción. De esta manera, se está perdiendo la verdadera esencia de pertenecer a un grupo político, la libertad de pensamiento, y por ello, hoy en día más que votar por partidos o movimientos, votamos por personas.
Sin importar el grupo político al que pertenece el candidato, nos dejamos guiar por nuestras emociones, por lo que este logra transmitir y sus aptitudes, de esta forma no solo mantenemos viva la pasión de participar directa o indirectamente en política, sino que lo hacemos por las razones indicadas.
En conclusión, los partidos políticos utilizan diferentes mecanismos que en ocasiones pueden mermar la libertad de sus militantes para poder subsistir, pero, no debemos olvidar que somos más que un color, un logo o una simple ideología.
Por Shirley Carolina Pana Ramos.