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Columnista - 25 enero, 2022

Manos a la obra… Por un cambio urgente

Ese mundo en el que aquel que tiene mucho quiere más y si puede quitarle al otro pues lo hace sin pudor alguno; ese mundo en el que unos pocos concentran el poderío ‘capitalista politiquero’, apellidos de dinero que ponen y quitan gobernantes. 

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Este mundo, el que pretendemos cambiar, pues todo lo vemos complejo, duro, caro, sin oportunidades y quizás con demasiadas normas; con excesiva corrupción, con desorbitantes impuestos.

Con desmedida desigualdad social y sin oportunidades para aquellos que con sacrificio alcanzan  peldaños medianamente superiores. 

Ese mundo en el que aquel que tiene mucho quiere más y si puede quitarle al otro pues lo hace sin pudor alguno; ese mundo en el que unos pocos concentran el poderío ‘capitalista politiquero’, apellidos de dinero que ponen y quitan gobernantes. 

Terratenientes con tanta tierra que se ufanan de tener hatos inmensos de ganados, produciendo para dos o tres familias y el campesino que produce vida no tiene ni una fanega de tierra para labrar. 

O aquel que propone, sin contemplación alguna, llenar el mundo de virus y matar millones de personas para luego erigirse como el salvador vendiendo la vacuna, que cura o que medianamente lo hace, para enriquecerse más.  Triste mundo.

Pues bien, ese mundo necesita de nosotros;  que nos pongamos serios y le demos una manito o mejor las dos.

Ya está bueno de tanta corruptela, de tantos desmanes económicos, de tantos politiqueros que corrompen la política. 

Es hora de cambiar a ese congresista que solo después de cuatro años se da cuenta que la basura afea una avenida de Valledupar y con videos oportunistas pretende cambiar la historia, sin embargo tiene asegurada su reelección con el clientelismo y la plata. 

Un exalcalde que pensó, que el pueblo pensaría, sería el salvador de este departamento; al parecer  no le alcanzó ni la gasolina ni tampoco el carbón de su tierra para despegar en ese intento.

Un senador que se acordó que tenía las llaves del progreso  después de ocho años, en el que no se le vio ni en las curvas. ¿El progreso será el almacén del centro, el de los Ropero? Le recuerdo señor senador que ese almacén ya no existe.

Dos representantes peleándose por la gestión de la intervención del hospital. ¿Será acaso que quieren colgar en su oficina el certificado de defunción del  hospital?

Se acordaron bastante tarde de este centro de salud. ¿Y del IDREEC quién dice algo?

El otro representante cree tener  un cielo despejado, se vislumbran unos cuantos nubarrones; ojalá y no le llueva y lo veamos pasar boyando por el podrido río Cesar.

No hay nada nuevo, las mismas caras repitiendo hasta el cansancio ser el mesías y al mejor estilo cometa Halley,  solo aparecen en épocas de TLC: tamal, lechona y cerveza. 

Necesitamos propuestas serias, nuevas caras con intención de cambio y de progreso, desde luego no todo está perdido, pues está en nuestras manos hacer algo por el mundo.

Debemos tener aires de avanzada y de cambios profundos, líderes que nos pongan a soñar con el ‘sí se puede’ pero no como eslogan de campaña de político barato y ruin, sino como política seria de cambio social en la que este mundo, que está incrédulo, comience a ver con confianza a los políticos jóvenes.

Hace falta oxigenar un Congreso en el que nadie cree. Y sin que todos sean malos, el noventa por ciento no sirve, hay que invertir la pirámide.

Es hora de cambiar y no ser artífices de nuestra propia destrucción; volver a hacer lo mismo de siempre no aguanta. Manos a la obra…  Solo eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

Columnista
25 enero, 2022

Manos a la obra… Por un cambio urgente

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Ese mundo en el que aquel que tiene mucho quiere más y si puede quitarle al otro pues lo hace sin pudor alguno; ese mundo en el que unos pocos concentran el poderío ‘capitalista politiquero’, apellidos de dinero que ponen y quitan gobernantes. 


Este mundo, el que pretendemos cambiar, pues todo lo vemos complejo, duro, caro, sin oportunidades y quizás con demasiadas normas; con excesiva corrupción, con desorbitantes impuestos.

Con desmedida desigualdad social y sin oportunidades para aquellos que con sacrificio alcanzan  peldaños medianamente superiores. 

Ese mundo en el que aquel que tiene mucho quiere más y si puede quitarle al otro pues lo hace sin pudor alguno; ese mundo en el que unos pocos concentran el poderío ‘capitalista politiquero’, apellidos de dinero que ponen y quitan gobernantes. 

Terratenientes con tanta tierra que se ufanan de tener hatos inmensos de ganados, produciendo para dos o tres familias y el campesino que produce vida no tiene ni una fanega de tierra para labrar. 

O aquel que propone, sin contemplación alguna, llenar el mundo de virus y matar millones de personas para luego erigirse como el salvador vendiendo la vacuna, que cura o que medianamente lo hace, para enriquecerse más.  Triste mundo.

Pues bien, ese mundo necesita de nosotros;  que nos pongamos serios y le demos una manito o mejor las dos.

Ya está bueno de tanta corruptela, de tantos desmanes económicos, de tantos politiqueros que corrompen la política. 

Es hora de cambiar a ese congresista que solo después de cuatro años se da cuenta que la basura afea una avenida de Valledupar y con videos oportunistas pretende cambiar la historia, sin embargo tiene asegurada su reelección con el clientelismo y la plata. 

Un exalcalde que pensó, que el pueblo pensaría, sería el salvador de este departamento; al parecer  no le alcanzó ni la gasolina ni tampoco el carbón de su tierra para despegar en ese intento.

Un senador que se acordó que tenía las llaves del progreso  después de ocho años, en el que no se le vio ni en las curvas. ¿El progreso será el almacén del centro, el de los Ropero? Le recuerdo señor senador que ese almacén ya no existe.

Dos representantes peleándose por la gestión de la intervención del hospital. ¿Será acaso que quieren colgar en su oficina el certificado de defunción del  hospital?

Se acordaron bastante tarde de este centro de salud. ¿Y del IDREEC quién dice algo?

El otro representante cree tener  un cielo despejado, se vislumbran unos cuantos nubarrones; ojalá y no le llueva y lo veamos pasar boyando por el podrido río Cesar.

No hay nada nuevo, las mismas caras repitiendo hasta el cansancio ser el mesías y al mejor estilo cometa Halley,  solo aparecen en épocas de TLC: tamal, lechona y cerveza. 

Necesitamos propuestas serias, nuevas caras con intención de cambio y de progreso, desde luego no todo está perdido, pues está en nuestras manos hacer algo por el mundo.

Debemos tener aires de avanzada y de cambios profundos, líderes que nos pongan a soñar con el ‘sí se puede’ pero no como eslogan de campaña de político barato y ruin, sino como política seria de cambio social en la que este mundo, que está incrédulo, comience a ver con confianza a los políticos jóvenes.

Hace falta oxigenar un Congreso en el que nadie cree. Y sin que todos sean malos, el noventa por ciento no sirve, hay que invertir la pirámide.

Es hora de cambiar y no ser artífices de nuestra propia destrucción; volver a hacer lo mismo de siempre no aguanta. Manos a la obra…  Solo eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara