Carlos Federico García Mesa y Valentina Orozco iban en una moto al momento de ser agredidos con arma de fuego.
La mayoría de los habitantes del barrio Villa del Rosario descansaban cuando unos disparos provenientes de una de sus calles anunciaron la tragedia: afuera yacían los cuerpos sin vida de una pareja de muchachos atacados a balazos en extrañas circunstancias en ese sector del sur de Valledupar.
El reloj marcaba cerca de las 12:06 del amanecer del domingo. Una de las víctimas era Carlos Federico García Meza, de 22 años, y la otra, su novia de tan solo 16 años de edad, quien inicialmente no había sido identificada. Minutos después los parientes confirmaron que se trataba de Valentina Orozco.
Ellos murieron de varios disparos en el cuerpo: García Meza presentó una herida en el miembro inferior derecho a la altura del tercio superior del muslo, y la femenina en la espalda, brazos y piernas.
La primera versión sobre lo sucedido surgió por un testigo que conversó con la Policía judicial. Dijo que las víctimas se movilizaban en una motocicleta e iban en compañía de otras dos personas que también se desplazaban en un vehículo igual.
Contó que, al parecer, ellos habían participado en un hurto y fueron impactados con arma de fuego desde aproximadamente 100 metros, que primero cayó el cuerpo de Verónica Orozco.
“Una vez cae al suelo la segunda víctima (conductor de la motocicleta) los que iban en la otra moto se bajaron de la misma y de manera presurosa trataron de hacerle algún tipo de reanimación; al ver que no reaccionaba, tomaron la moto que el ahora occiso llevaba y huyeron del lugar”, indicó el testigo a las autoridades.
Al inspeccionar el área encontraron en el suelo siete vainillas calibre 9 milímetros.
Durante las primeras averiguaciones, los uniformados notaron que Carlos Federico García tenía una anotación judicial por el delito de hurto cometido aparentemente en condición de flagrancia el año pasado, pero no identificaron que perteneciera a alguna estructura delincuencial.
En contraposición, los familiares de Carlos Federico García dudan que él hubiese cometido un atraco, e inclusive, consideran que fue al contrario porque a él le robaron la moto.
“Exijo claridad frente a la otra versión de que había hurtado a alguien. Se necesita que esas personas afectadas muestren la correspondiente queja ante las autoridades”, manifestó Jorge García, padre del joven fallecido.
Agregó que su hijo era técnico en minas y proveniente de una familia de músicos.
Los cuerpos de las víctimas la mañana del domingo fueron reclamados por los familiares en el Instituto de Medicina Legal.
Con este caso ascienden a 79 las muertes violentas por arma de fuego, arma blanca y elemento contundente registradas por la prensa en lo corrido del año en Valledupar.
De esas, cuatro fueron cometidas en el entrante mes de noviembre. Las primeras víctimas fueron Alex Enrique Aguilera, asesinado en hechos sucedidos en Tobías Daza, y un sujeto no identificado que mataron en la margen derecha del río Guatapurí.
Carlos Federico García Mesa y Valentina Orozco iban en una moto al momento de ser agredidos con arma de fuego.
La mayoría de los habitantes del barrio Villa del Rosario descansaban cuando unos disparos provenientes de una de sus calles anunciaron la tragedia: afuera yacían los cuerpos sin vida de una pareja de muchachos atacados a balazos en extrañas circunstancias en ese sector del sur de Valledupar.
El reloj marcaba cerca de las 12:06 del amanecer del domingo. Una de las víctimas era Carlos Federico García Meza, de 22 años, y la otra, su novia de tan solo 16 años de edad, quien inicialmente no había sido identificada. Minutos después los parientes confirmaron que se trataba de Valentina Orozco.
Ellos murieron de varios disparos en el cuerpo: García Meza presentó una herida en el miembro inferior derecho a la altura del tercio superior del muslo, y la femenina en la espalda, brazos y piernas.
La primera versión sobre lo sucedido surgió por un testigo que conversó con la Policía judicial. Dijo que las víctimas se movilizaban en una motocicleta e iban en compañía de otras dos personas que también se desplazaban en un vehículo igual.
Contó que, al parecer, ellos habían participado en un hurto y fueron impactados con arma de fuego desde aproximadamente 100 metros, que primero cayó el cuerpo de Verónica Orozco.
“Una vez cae al suelo la segunda víctima (conductor de la motocicleta) los que iban en la otra moto se bajaron de la misma y de manera presurosa trataron de hacerle algún tipo de reanimación; al ver que no reaccionaba, tomaron la moto que el ahora occiso llevaba y huyeron del lugar”, indicó el testigo a las autoridades.
Al inspeccionar el área encontraron en el suelo siete vainillas calibre 9 milímetros.
Durante las primeras averiguaciones, los uniformados notaron que Carlos Federico García tenía una anotación judicial por el delito de hurto cometido aparentemente en condición de flagrancia el año pasado, pero no identificaron que perteneciera a alguna estructura delincuencial.
En contraposición, los familiares de Carlos Federico García dudan que él hubiese cometido un atraco, e inclusive, consideran que fue al contrario porque a él le robaron la moto.
“Exijo claridad frente a la otra versión de que había hurtado a alguien. Se necesita que esas personas afectadas muestren la correspondiente queja ante las autoridades”, manifestó Jorge García, padre del joven fallecido.
Agregó que su hijo era técnico en minas y proveniente de una familia de músicos.
Los cuerpos de las víctimas la mañana del domingo fueron reclamados por los familiares en el Instituto de Medicina Legal.
Con este caso ascienden a 79 las muertes violentas por arma de fuego, arma blanca y elemento contundente registradas por la prensa en lo corrido del año en Valledupar.
De esas, cuatro fueron cometidas en el entrante mes de noviembre. Las primeras víctimas fueron Alex Enrique Aguilera, asesinado en hechos sucedidos en Tobías Daza, y un sujeto no identificado que mataron en la margen derecha del río Guatapurí.