El 18 de octubre, Jaime García Chadid escribió una columna titulada ‘Valledupar, ayer’. La describe ampliamente; en uno de los párrafos recordaba así a la villa urbana a la que llegó en 1970: “Por los grifos salía agua en algunas ocasiones. El Festival Vallenato estaba lejos de lo que alcanzó a ser. El orgullo vallenato […]
El 18 de octubre, Jaime García Chadid escribió una columna titulada ‘Valledupar, ayer’. La describe ampliamente; en uno de los párrafos recordaba así a la villa urbana a la que llegó en 1970: “Por los grifos salía agua en algunas ocasiones. El Festival Vallenato estaba lejos de lo que alcanzó a ser. El orgullo vallenato se cimentaba en su producción algodonera, la empresa Asocesar, y TAC, la aerolínea”.
Hace 50 años Valledupar tenía una de las principales aerolíneas de aviación del país, Transporte Aéreo del Cesar, TAC, después convertida en Aerovías del Cesar, Aerocesar.
Desde entonces, Valledupar registró el mayor crecimiento histórico de la nación, y ahora, en el 2021, según el Dane, por población ha igualado a Santa Marta y supera a Montería. En su cabecera pasa ampliamente a la capital de Córdoba, pues esta tiene casi 400.000 habitantes y la cesarense 470.000.
Además se ha convertido en eje de una región que va desde Plato, Magdalena, hasta Barrancas, y se extiende hasta el centro del departamento y los sures de Bolívar y el Magdalena. Es frecuente ver a residentes de Plato venir a la ciudad para tomar avión.
Pero, con todo eso, Valledupar ha perdido vuelo. Su transporte aéreo, indicador clave de desarrollo, ingreso y bienestar material de una ciudad, está en un nivel desilusionante de volumen y frecuencia diaria.
Este jueves 28 de octubre, Valledupar tiene solo 3 vuelos a Bogotá. Dos de Avianca y uno de Latam. Santa Marta, el mismo día, solo a Bogotá tiene 42 vuelos, de Avianca, Latam y Viva; sin incluir trayectos a Medellín o Cali. Ese dato exhibe su atractivo turismo, pues sus itinerarios casi doblan a su vecina, la pujante Barranquilla, en vuelos nacionales. Aclaramos que, a diferencia, la ‘Arenosa’ tiene vuelos internacionales.
Pero veamos qué sucede con la ganadera Montería. Para este jueves tiene 21 vuelos a la capital de la república. Y además tiene 7 directos a Medellín.
¿Será que Valledupar tiene un mercado, demandante de tiquetes aéreos, minúsculo en comparación a esas ciudades? Es probable, y es deprimente. Mucha fachada pero la gente en general parece no tener suficiente dinero.
Se argumenta que las aerolíneas no aumentan la ruta de los aviones porque no es necesario, pues así mantienen los altos precios de la tarifa de transporte. Ese argumento no tiene lógica económica ni comercial: si hay un mercado grande se ofrece una oferta correspondiente, como sucede en otros destinos. No cabe pensar que las aerolíneas tienen una intención malévola con los provincianos de cobrarnos tarifas altas y disponernos pocos aviones.
¿Cómo superar ese círculo de pocos vuelos si el mercado no amerita o inicialmente no demanda más? Aunque para los próximos meses se proyecten aumentos de frecuencia, seguiremos en unos niveles relativos muy bajos. Tendremos que buscar fórmulas creativas, hacer gestiones con las aerolíneas, con el gobierno, la aeronáutica, los gremios, los hoteleros y operadores turísticos, porque también es cierto que con más vuelos se genera más mercado (la oferta crea demanda), se dinamizan las visitas, el turismo y los negocios, que, a su vez, alimentan el transporte aéreo.
El 18 de octubre, Jaime García Chadid escribió una columna titulada ‘Valledupar, ayer’. La describe ampliamente; en uno de los párrafos recordaba así a la villa urbana a la que llegó en 1970: “Por los grifos salía agua en algunas ocasiones. El Festival Vallenato estaba lejos de lo que alcanzó a ser. El orgullo vallenato […]
El 18 de octubre, Jaime García Chadid escribió una columna titulada ‘Valledupar, ayer’. La describe ampliamente; en uno de los párrafos recordaba así a la villa urbana a la que llegó en 1970: “Por los grifos salía agua en algunas ocasiones. El Festival Vallenato estaba lejos de lo que alcanzó a ser. El orgullo vallenato se cimentaba en su producción algodonera, la empresa Asocesar, y TAC, la aerolínea”.
Hace 50 años Valledupar tenía una de las principales aerolíneas de aviación del país, Transporte Aéreo del Cesar, TAC, después convertida en Aerovías del Cesar, Aerocesar.
Desde entonces, Valledupar registró el mayor crecimiento histórico de la nación, y ahora, en el 2021, según el Dane, por población ha igualado a Santa Marta y supera a Montería. En su cabecera pasa ampliamente a la capital de Córdoba, pues esta tiene casi 400.000 habitantes y la cesarense 470.000.
Además se ha convertido en eje de una región que va desde Plato, Magdalena, hasta Barrancas, y se extiende hasta el centro del departamento y los sures de Bolívar y el Magdalena. Es frecuente ver a residentes de Plato venir a la ciudad para tomar avión.
Pero, con todo eso, Valledupar ha perdido vuelo. Su transporte aéreo, indicador clave de desarrollo, ingreso y bienestar material de una ciudad, está en un nivel desilusionante de volumen y frecuencia diaria.
Este jueves 28 de octubre, Valledupar tiene solo 3 vuelos a Bogotá. Dos de Avianca y uno de Latam. Santa Marta, el mismo día, solo a Bogotá tiene 42 vuelos, de Avianca, Latam y Viva; sin incluir trayectos a Medellín o Cali. Ese dato exhibe su atractivo turismo, pues sus itinerarios casi doblan a su vecina, la pujante Barranquilla, en vuelos nacionales. Aclaramos que, a diferencia, la ‘Arenosa’ tiene vuelos internacionales.
Pero veamos qué sucede con la ganadera Montería. Para este jueves tiene 21 vuelos a la capital de la república. Y además tiene 7 directos a Medellín.
¿Será que Valledupar tiene un mercado, demandante de tiquetes aéreos, minúsculo en comparación a esas ciudades? Es probable, y es deprimente. Mucha fachada pero la gente en general parece no tener suficiente dinero.
Se argumenta que las aerolíneas no aumentan la ruta de los aviones porque no es necesario, pues así mantienen los altos precios de la tarifa de transporte. Ese argumento no tiene lógica económica ni comercial: si hay un mercado grande se ofrece una oferta correspondiente, como sucede en otros destinos. No cabe pensar que las aerolíneas tienen una intención malévola con los provincianos de cobrarnos tarifas altas y disponernos pocos aviones.
¿Cómo superar ese círculo de pocos vuelos si el mercado no amerita o inicialmente no demanda más? Aunque para los próximos meses se proyecten aumentos de frecuencia, seguiremos en unos niveles relativos muy bajos. Tendremos que buscar fórmulas creativas, hacer gestiones con las aerolíneas, con el gobierno, la aeronáutica, los gremios, los hoteleros y operadores turísticos, porque también es cierto que con más vuelos se genera más mercado (la oferta crea demanda), se dinamizan las visitas, el turismo y los negocios, que, a su vez, alimentan el transporte aéreo.