Cuando en días pasados José Leonardo Valencia Molano, rector nacional de la Fundación Universitaria del Área Andina, en un evento que tuvo lugar en Valledupar destacó a Gelca Gutiérrez Barranco, rectora de la sede de Valledupar de esta universidad, como una maquina impresionante de lo que el Área Andina ha podido lograr en la región, […]
Cuando en días pasados José Leonardo Valencia Molano, rector nacional de la Fundación Universitaria del Área Andina, en un evento que tuvo lugar en Valledupar destacó a Gelca Gutiérrez Barranco, rectora de la sede de Valledupar de esta universidad, como una maquina impresionante de lo que el Área Andina ha podido lograr en la región, estaba, ni mas ni menos, haciendo referencia a una mujer que hace ciudad, departamento y región, y que ha sido pieza principal en el continuo crecimiento del Área Andina en nuestra ciudad.
A mí, en particular, me llamó la atención el lugar donde el rector Valencia Molano hizo el reconocimiento a la rectora Gutiérrez Barranco y mostró con cifras el crecimiento de la sede de Valledupar; me refiero al auditorio Macondo de esa misma sede, el cual me impresionó, lo encontré similar a los auditorios Luis Carlos Galán de la Pontificia Universidad Javeriana, y Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes. Claro, entiendo que nada peor que las comparaciones, pero muchas veces, aunque odiosas, son necesarias para evidenciar los crecimientos en materia de educación superior.
En particular soy de los que tiene gusto por los campus de las universidades, el impacto arquitectónico y lo que generan en el entorno. Es evidente lo que la infraestructura física del Área Andina ha generado para la zona que, urbanísticamente hablando, más proyección tiene en Valledupar.
Uno debe hablar bien de lo de uno, cuando se lo merece claro está, en ese sentido, la llegada en el 2008 de la ingeniera Gelca Gutiérrez Barranco a ejercer como rectora de la sede de Valledupar ha dado dinamismo y constante transformación; haber logrado que la universidad construyera, para el servicio principalmente de los estudiantes de esta sede, un nuevo edificio de 7 pisos con cerca de 13 mil m2 en área construida, así lo evidencia. Edificio donde está ubicado el auditorio Macondo.
Además de lo palpable a los ojos, si uno se concentra en los datos puntuales de programas de pregrado se encuentra con que la sede de Valledupar cuenta con una cantidad relevante: Administración de Empresas, Diseño Gráfico, Entrenamiento Deportivo, Licenciatura en Educación Infantil, Medicina, Psicología, Comunicación Social, Derecho, Ingeniería Ambiental, Ingeniería Civil, Ingeniería de Minas, Ingeniería Geológica, Ingeniería Industrial. Pero también se encuentra uno con un dinamismo desde la academia en términos de ciudad–región, lo cual gusta, en términos de dejar entrar y también de construir hacia afuera; me gusta que ponen la mirada más allá de las paredes físicas y virtuales.
Aunque, en particular, he sido critico por la debilidad en infraestructura hospitalaria y personal docente calificado de los programas de medicina en ciudades intermedias, encuentro que el de la sede del Área Andina en Valledupar, cuenta con registro calificado y a pesar del poco tiempo tiene posicionamiento en el Cesar y La Guajira.
Es de destacar que a partir del 2021, el Área Andina recibió la Acreditación Institucional de Alta Calidad Multicampus, que consiste en un proceso voluntario que hacen las instituciones de educación superior para obtener un reconocimiento de estándares superiores de calidad y de cumplimiento de la misión con una evaluación por parte del Consejo Nacional de Acreditación.
Seguramente el Área Andina y la rectora Gelca Gutiérrez Barranco tienen claro que lo más complejo en ese crecimiento de la sede de Valledupar es asegurar una oferta de calidad en educación superior. Sostener estándares de calidad para pregrado y posgrado no es fácil. Así como tampoco es fácil la acreditación de excelencia de programas y la acreditación institucional. Haberse sometido al examen del Consejo Nacional de Acreditación no es un simple enunciado.
Da gusto ver lo que han logrado; de hecho observo que en lo que más hacen énfasis dentro de ese crecimiento y que parece simple, pero que es complejo, es que quieren que al mismo tiempo crezca una ciudad, un departamento y una región.
Cuando en días pasados José Leonardo Valencia Molano, rector nacional de la Fundación Universitaria del Área Andina, en un evento que tuvo lugar en Valledupar destacó a Gelca Gutiérrez Barranco, rectora de la sede de Valledupar de esta universidad, como una maquina impresionante de lo que el Área Andina ha podido lograr en la región, […]
Cuando en días pasados José Leonardo Valencia Molano, rector nacional de la Fundación Universitaria del Área Andina, en un evento que tuvo lugar en Valledupar destacó a Gelca Gutiérrez Barranco, rectora de la sede de Valledupar de esta universidad, como una maquina impresionante de lo que el Área Andina ha podido lograr en la región, estaba, ni mas ni menos, haciendo referencia a una mujer que hace ciudad, departamento y región, y que ha sido pieza principal en el continuo crecimiento del Área Andina en nuestra ciudad.
A mí, en particular, me llamó la atención el lugar donde el rector Valencia Molano hizo el reconocimiento a la rectora Gutiérrez Barranco y mostró con cifras el crecimiento de la sede de Valledupar; me refiero al auditorio Macondo de esa misma sede, el cual me impresionó, lo encontré similar a los auditorios Luis Carlos Galán de la Pontificia Universidad Javeriana, y Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes. Claro, entiendo que nada peor que las comparaciones, pero muchas veces, aunque odiosas, son necesarias para evidenciar los crecimientos en materia de educación superior.
En particular soy de los que tiene gusto por los campus de las universidades, el impacto arquitectónico y lo que generan en el entorno. Es evidente lo que la infraestructura física del Área Andina ha generado para la zona que, urbanísticamente hablando, más proyección tiene en Valledupar.
Uno debe hablar bien de lo de uno, cuando se lo merece claro está, en ese sentido, la llegada en el 2008 de la ingeniera Gelca Gutiérrez Barranco a ejercer como rectora de la sede de Valledupar ha dado dinamismo y constante transformación; haber logrado que la universidad construyera, para el servicio principalmente de los estudiantes de esta sede, un nuevo edificio de 7 pisos con cerca de 13 mil m2 en área construida, así lo evidencia. Edificio donde está ubicado el auditorio Macondo.
Además de lo palpable a los ojos, si uno se concentra en los datos puntuales de programas de pregrado se encuentra con que la sede de Valledupar cuenta con una cantidad relevante: Administración de Empresas, Diseño Gráfico, Entrenamiento Deportivo, Licenciatura en Educación Infantil, Medicina, Psicología, Comunicación Social, Derecho, Ingeniería Ambiental, Ingeniería Civil, Ingeniería de Minas, Ingeniería Geológica, Ingeniería Industrial. Pero también se encuentra uno con un dinamismo desde la academia en términos de ciudad–región, lo cual gusta, en términos de dejar entrar y también de construir hacia afuera; me gusta que ponen la mirada más allá de las paredes físicas y virtuales.
Aunque, en particular, he sido critico por la debilidad en infraestructura hospitalaria y personal docente calificado de los programas de medicina en ciudades intermedias, encuentro que el de la sede del Área Andina en Valledupar, cuenta con registro calificado y a pesar del poco tiempo tiene posicionamiento en el Cesar y La Guajira.
Es de destacar que a partir del 2021, el Área Andina recibió la Acreditación Institucional de Alta Calidad Multicampus, que consiste en un proceso voluntario que hacen las instituciones de educación superior para obtener un reconocimiento de estándares superiores de calidad y de cumplimiento de la misión con una evaluación por parte del Consejo Nacional de Acreditación.
Seguramente el Área Andina y la rectora Gelca Gutiérrez Barranco tienen claro que lo más complejo en ese crecimiento de la sede de Valledupar es asegurar una oferta de calidad en educación superior. Sostener estándares de calidad para pregrado y posgrado no es fácil. Así como tampoco es fácil la acreditación de excelencia de programas y la acreditación institucional. Haberse sometido al examen del Consejo Nacional de Acreditación no es un simple enunciado.
Da gusto ver lo que han logrado; de hecho observo que en lo que más hacen énfasis dentro de ese crecimiento y que parece simple, pero que es complejo, es que quieren que al mismo tiempo crezca una ciudad, un departamento y una región.