Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 21 octubre, 2021

Los senadores fantasmas

Se acercan las elecciones al Congreso de 2022 y con ello vuelven los políticos a buscar los votos después que salieron electos y a muchos ni más se les volvió a ver la cara. En el caso del Cesar, que entre el diablo y escoja qué congresista ha hecho menos mal las cosas. Pero dentro […]

Boton Wpp

Se acercan las elecciones al Congreso de 2022 y con ello vuelven los políticos a buscar los votos después que salieron electos y a muchos ni más se les volvió a ver la cara. En el caso del Cesar, que entre el diablo y escoja qué congresista ha hecho menos mal las cosas. Pero dentro de ellos hay uno que parece arbolito de navidad, aparece una vez al año y está de adorno. Es el caso del senador de la U José Alfredo Gnecco, el cual merece atención especial.  

Gnecco Zuleta es un senador sombrío y desconocido en el Congreso. No se le ve dando la pela por un proyecto de ley importante, tampoco haciendo un debate de control político, su voz no se conoce, pasa de agache en las discusiones y solo aparece para votar y pupitrear todo lo que haya que pupitrear. 

Hace poco salió con un proyecto de alivios para usuarios del Icetex, que es solo una medida desesperada ante la proximidad de elecciones y la imposibilidad de tener algo para mostrar de gestión legislativa. De resto, los proyectos de ley que reporta son de bancada o de variedad de congresistas donde su nombre aparece como en muchas otras cosas, de bulto. 

Si no fuera porque en la repartija de puestos para esta legislatura le dieron la Presidencia de la Comisión Tercera del Senado y con ello debe moderar las sesiones, no le escucharíamos la voz. Igual de nada ha servido eso, porque siendo el presidente de una comisión económica del Senado con tanto poder no ha movido un dedo por los temas álgidos para la salud en el Cesar, como el caso del Hospital Rosario Pumarejo y el Idreec, que lo que necesitan es plata. Pero tranquilos, todos sabemos por qué no se mueve con eso.  

Gnecco sí es muy conocido por su apellido, así como por las salpicadas de su nombre que hizo el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, de coimas por valor de 150 millones de pesos que habría pagado para dilatar el proceso de su padre Lucas Gnecco, que finalmente terminó condenado. A propósito, en la investigación de esas delaciones poco se ha avanzado. 

Los que también conocen de su excelentísima labor son los líderes y personas que lo han apoyado. Muchos lo han dicho, “el tema con José Alfredo es que se hace elegir y no lo vuelve uno a ver”. Ay canasto, cuando le pides el voto a la gente y te desapareces, la gente te castiga. 

Con todo ello, tiene la cachaza de querer reelegirse como prócer de la patria. La maquinaria y los fajos de dinero los tiene, tanto como en 2018 cuando Franco Ovalle le puso la Gobernación del Cesar y las alcaldías a su disposición. Esta vez vuelve a tener la Gobernación del clan Gnecco además de la Alcaldía de Valledupar. 

Sin embargo, ¿volverá el pueblo a creer en un senador fantasma que aparece una vez al año?, ¿volverán a votar por quien lleva 12 años en el Congreso y solo tiene para mostrar una labor mediocre y sombría?, ¿Lo apoyarán conociendo la pobre gestión de su pupilo alcalde de Valledupar? 

La fórmula mágica de José Alfredo en la Cámara es el representante Eliecer Salazar, cuya situación es muy parecida. Ambos hacen política con contratos y buena plata y su voz tampoco se conoce en el Congreso. La única diferencia es que al “rey de las interventorías en el Cesar” le gusta hacerse famoso por votos como el de eliminar la Ley de garantías o por sus comentarios machistas, como cuando dijo que “el problema en municipios pequeños para conseguir suficiente representación femenina se debe al nivel intelectual”. Es decir, que las mujeres en las regiones no tienen la capacidad para postularse a cargos públicos. ¡Hágame el bendito favor! 

El otro senador fantasma que eligió el Cesar en el 2018 es Didier Lobo, de Cambio Radical, que vendió un cambio en campaña y no ha dado la talla. Tampoco participa en los debate en el Congreso, no lee los proyectos de ley ni sus propias ponencias y la gente que lo apoyó poco lo ha vuelto a ver. Es que si por un lado llueve, por el otro no escampa. Qué tragedia la que vive este departamento con su representación política en el Congreso. 

Y entonces, ¿los van a volver a elegir?, ¿no merece este departamento algo distinto? Ojo con el voto mis queridos cesarenses, ya los han engañado mucho, no dejen que lo vuelvan a hacer. 

Twitter: @IvanLozanoba. 

Columnista
21 octubre, 2021

Los senadores fantasmas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Iván Lozano

Se acercan las elecciones al Congreso de 2022 y con ello vuelven los políticos a buscar los votos después que salieron electos y a muchos ni más se les volvió a ver la cara. En el caso del Cesar, que entre el diablo y escoja qué congresista ha hecho menos mal las cosas. Pero dentro […]


Se acercan las elecciones al Congreso de 2022 y con ello vuelven los políticos a buscar los votos después que salieron electos y a muchos ni más se les volvió a ver la cara. En el caso del Cesar, que entre el diablo y escoja qué congresista ha hecho menos mal las cosas. Pero dentro de ellos hay uno que parece arbolito de navidad, aparece una vez al año y está de adorno. Es el caso del senador de la U José Alfredo Gnecco, el cual merece atención especial.  

Gnecco Zuleta es un senador sombrío y desconocido en el Congreso. No se le ve dando la pela por un proyecto de ley importante, tampoco haciendo un debate de control político, su voz no se conoce, pasa de agache en las discusiones y solo aparece para votar y pupitrear todo lo que haya que pupitrear. 

Hace poco salió con un proyecto de alivios para usuarios del Icetex, que es solo una medida desesperada ante la proximidad de elecciones y la imposibilidad de tener algo para mostrar de gestión legislativa. De resto, los proyectos de ley que reporta son de bancada o de variedad de congresistas donde su nombre aparece como en muchas otras cosas, de bulto. 

Si no fuera porque en la repartija de puestos para esta legislatura le dieron la Presidencia de la Comisión Tercera del Senado y con ello debe moderar las sesiones, no le escucharíamos la voz. Igual de nada ha servido eso, porque siendo el presidente de una comisión económica del Senado con tanto poder no ha movido un dedo por los temas álgidos para la salud en el Cesar, como el caso del Hospital Rosario Pumarejo y el Idreec, que lo que necesitan es plata. Pero tranquilos, todos sabemos por qué no se mueve con eso.  

Gnecco sí es muy conocido por su apellido, así como por las salpicadas de su nombre que hizo el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, de coimas por valor de 150 millones de pesos que habría pagado para dilatar el proceso de su padre Lucas Gnecco, que finalmente terminó condenado. A propósito, en la investigación de esas delaciones poco se ha avanzado. 

Los que también conocen de su excelentísima labor son los líderes y personas que lo han apoyado. Muchos lo han dicho, “el tema con José Alfredo es que se hace elegir y no lo vuelve uno a ver”. Ay canasto, cuando le pides el voto a la gente y te desapareces, la gente te castiga. 

Con todo ello, tiene la cachaza de querer reelegirse como prócer de la patria. La maquinaria y los fajos de dinero los tiene, tanto como en 2018 cuando Franco Ovalle le puso la Gobernación del Cesar y las alcaldías a su disposición. Esta vez vuelve a tener la Gobernación del clan Gnecco además de la Alcaldía de Valledupar. 

Sin embargo, ¿volverá el pueblo a creer en un senador fantasma que aparece una vez al año?, ¿volverán a votar por quien lleva 12 años en el Congreso y solo tiene para mostrar una labor mediocre y sombría?, ¿Lo apoyarán conociendo la pobre gestión de su pupilo alcalde de Valledupar? 

La fórmula mágica de José Alfredo en la Cámara es el representante Eliecer Salazar, cuya situación es muy parecida. Ambos hacen política con contratos y buena plata y su voz tampoco se conoce en el Congreso. La única diferencia es que al “rey de las interventorías en el Cesar” le gusta hacerse famoso por votos como el de eliminar la Ley de garantías o por sus comentarios machistas, como cuando dijo que “el problema en municipios pequeños para conseguir suficiente representación femenina se debe al nivel intelectual”. Es decir, que las mujeres en las regiones no tienen la capacidad para postularse a cargos públicos. ¡Hágame el bendito favor! 

El otro senador fantasma que eligió el Cesar en el 2018 es Didier Lobo, de Cambio Radical, que vendió un cambio en campaña y no ha dado la talla. Tampoco participa en los debate en el Congreso, no lee los proyectos de ley ni sus propias ponencias y la gente que lo apoyó poco lo ha vuelto a ver. Es que si por un lado llueve, por el otro no escampa. Qué tragedia la que vive este departamento con su representación política en el Congreso. 

Y entonces, ¿los van a volver a elegir?, ¿no merece este departamento algo distinto? Ojo con el voto mis queridos cesarenses, ya los han engañado mucho, no dejen que lo vuelvan a hacer. 

Twitter: @IvanLozanoba.