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Columnista - 11 enero, 2011

Obras sin tributar, demagogia con Valledupar

Y a demás Por: Alberto Herazo Palmera Se fue el 2010. Entramos al 2011. Es hora de comenzar a hacer algunas reflexiones, sobre nuestra ciudad. Ya Valledupar no es aquella ciudad de antaño. Hoy es una ciudad diferente. Hoy en día tenemos buenas clínicas, muchos espacios públicos nuevos y recuperados, más colegios, más bibliotecas y […]

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Y a demás

Por: Alberto Herazo Palmera

Se fue el 2010. Entramos al 2011. Es hora de comenzar a hacer algunas reflexiones, sobre nuestra ciudad. Ya Valledupar no es aquella ciudad de antaño. Hoy es una ciudad diferente. Hoy en día tenemos buenas clínicas, muchos espacios públicos nuevos y recuperados, más colegios, más bibliotecas y mayor cobertura de servicios públicos, aunque no tan eficientes. Sin embargo, estas obras tienen un costo permanente que se ve aumentado año tras año por el rezago existente y por el crecimiento de la población de Valledupar.
El progreso y desarrollo del que hemos sido testigos, es tan solo el comienzo. Nos falta mucho. Tenemos todavía déficits en muchos frentes de viviendas, dotación de escuelas, arreglos de vías y pavimentación, en salud y ni hablar de las necesidades de acueducto y alcantarillado pluvial y sanitario, para miles de vallenatos que viven prácticamente en el lodo.
El desarrollo tiene un gran costo económico y un beneficio real en la calidad de nuestra vida. Es claro que lo verdaderamente valioso nunca resultará fácil o sencillo y convertir a Valledupar en una ciudad moderna, con excelentes condiciones sociales, de infraestructura, de servicios, etc., no es tarea fácil.
Entonces, ¿Quién asumirá la sostenibilidad y las necesidades de inversión que requiere Valledupar en los próximos años?, ¿será que los vallenatos seremos victimas de nuestro propio progreso?.
En este sentido, se necesitan nuevos ingresos permanentes para asegurar el mantenimiento de las nuevas obras, gastos que serán recurrentes año tras año.
Es por eso que la actual administración municipal debe insistir en la necesidad de aprobar más recursos que busque lograr la disminución de la evasión, la elusión (quien tributa, pero en menor cuantía de la debida) mediante algunos mecanismos de procedimiento, siendo esta una medida responsable y consecuente con las necesidades de esta ciudad.
Valledupar cuenta con una administración que ha demostrado un manejo responsable de sus escasos recursos. Desafortunadamente, no se ha logrado al máximo un sensible aumento en el recaudo de recursos, no se si ha disminuido en gastos de funcionamiento o ha obtenido o pueda obtener créditos, pues no se como está su calificación de riesgo en el mercado.
En este sentido, el problema financiero no se debe a manejos indebidos, las finanzas de Valledupar están presionadas por el desarrollo que los vallenatos queremos para la ciudad y por el mejoramiento de las condiciones de vida de miles de ciudadanos.
Yo creo que la ciudadanía debe apoyar a nuestro alcalde Luis Fabián Fernández, en el sentido que paguemos todos nuestros impuestos si queremos nuestro desarrollo, más inversiones sin apoyar la generación de recursos sería demagogia.
La demagogia es el lenguaje de los mentirosos y de los políticos cuyas promesas se quedan en los discursos. Valledupar urge un acuerdo para su sostenibilidad y aquellos que no lo suscriban serán por que están dispuestos a afrontar, en el futuro, un costo electoral más elevado.
Por esto, cuando le exigimos y pedimos al alcalde hacer obras y reformas sin que tributemos es hacer demagogia con Valledupar.

Columnista
11 enero, 2011

Obras sin tributar, demagogia con Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Y a demás Por: Alberto Herazo Palmera Se fue el 2010. Entramos al 2011. Es hora de comenzar a hacer algunas reflexiones, sobre nuestra ciudad. Ya Valledupar no es aquella ciudad de antaño. Hoy es una ciudad diferente. Hoy en día tenemos buenas clínicas, muchos espacios públicos nuevos y recuperados, más colegios, más bibliotecas y […]


Y a demás

Por: Alberto Herazo Palmera

Se fue el 2010. Entramos al 2011. Es hora de comenzar a hacer algunas reflexiones, sobre nuestra ciudad. Ya Valledupar no es aquella ciudad de antaño. Hoy es una ciudad diferente. Hoy en día tenemos buenas clínicas, muchos espacios públicos nuevos y recuperados, más colegios, más bibliotecas y mayor cobertura de servicios públicos, aunque no tan eficientes. Sin embargo, estas obras tienen un costo permanente que se ve aumentado año tras año por el rezago existente y por el crecimiento de la población de Valledupar.
El progreso y desarrollo del que hemos sido testigos, es tan solo el comienzo. Nos falta mucho. Tenemos todavía déficits en muchos frentes de viviendas, dotación de escuelas, arreglos de vías y pavimentación, en salud y ni hablar de las necesidades de acueducto y alcantarillado pluvial y sanitario, para miles de vallenatos que viven prácticamente en el lodo.
El desarrollo tiene un gran costo económico y un beneficio real en la calidad de nuestra vida. Es claro que lo verdaderamente valioso nunca resultará fácil o sencillo y convertir a Valledupar en una ciudad moderna, con excelentes condiciones sociales, de infraestructura, de servicios, etc., no es tarea fácil.
Entonces, ¿Quién asumirá la sostenibilidad y las necesidades de inversión que requiere Valledupar en los próximos años?, ¿será que los vallenatos seremos victimas de nuestro propio progreso?.
En este sentido, se necesitan nuevos ingresos permanentes para asegurar el mantenimiento de las nuevas obras, gastos que serán recurrentes año tras año.
Es por eso que la actual administración municipal debe insistir en la necesidad de aprobar más recursos que busque lograr la disminución de la evasión, la elusión (quien tributa, pero en menor cuantía de la debida) mediante algunos mecanismos de procedimiento, siendo esta una medida responsable y consecuente con las necesidades de esta ciudad.
Valledupar cuenta con una administración que ha demostrado un manejo responsable de sus escasos recursos. Desafortunadamente, no se ha logrado al máximo un sensible aumento en el recaudo de recursos, no se si ha disminuido en gastos de funcionamiento o ha obtenido o pueda obtener créditos, pues no se como está su calificación de riesgo en el mercado.
En este sentido, el problema financiero no se debe a manejos indebidos, las finanzas de Valledupar están presionadas por el desarrollo que los vallenatos queremos para la ciudad y por el mejoramiento de las condiciones de vida de miles de ciudadanos.
Yo creo que la ciudadanía debe apoyar a nuestro alcalde Luis Fabián Fernández, en el sentido que paguemos todos nuestros impuestos si queremos nuestro desarrollo, más inversiones sin apoyar la generación de recursos sería demagogia.
La demagogia es el lenguaje de los mentirosos y de los políticos cuyas promesas se quedan en los discursos. Valledupar urge un acuerdo para su sostenibilidad y aquellos que no lo suscriban serán por que están dispuestos a afrontar, en el futuro, un costo electoral más elevado.
Por esto, cuando le exigimos y pedimos al alcalde hacer obras y reformas sin que tributemos es hacer demagogia con Valledupar.