Por diversas razones se ha dado la coincidencia de que los precios de nuestros principales productos del campo se han disparado, generándose una bonanza que deseamos continúe en el tiempo y dé la oportunidad a los productores de recuperarse después de un prolongado periodo de sequía financiera y climática. Los precios han alcanzado niveles insospechados […]
Por diversas razones se ha dado la coincidencia de que los precios de nuestros principales productos del campo se han disparado, generándose una bonanza que deseamos continúe en el tiempo y dé la oportunidad a los productores de recuperarse después de un prolongado periodo de sequía financiera y climática.
Los precios han alcanzado niveles insospechados y solo aquellos que se mantuvieron en el negocio, como suele pasar, son los que están en capacidad de aprovechar la coyuntura. Los precios del ganado, de la palma y del café, nuestros principales productos, registran buenas cifras, y sus mercados de exportación se encuentran en auge. Es más sorprendente porque esos productos llegaban a alcanzar esos rangos solo cuando hace unas décadas se estimulaban por el mercado de la rica Venezuela. Los buenos precios se extienden al maíz y al algodón, aunque la superficie en estos cultivos es muy baja.
Como toda regla tiene su excepción, esta vez es el arroz, cuya suerte es a otro precio, dado que se debate en una cruda encrucijada comercial; hubiera sido una significativa válvula de escape si el de buena calidad que se produce en Cesar y La Guajira se colocara en Aruba, Las Bahamas o Jamaica.
De la ganadería ya sabemos cómo las exportaciones de los últimos años, especialmente del ganado en pie, cambiaron la composición del hato en la costa y en el territorio nacional. Y cómo los precios del ganado en pie han sido tan generosos que el productor se siente satisfecho y se puede estar perdiendo el foco en la competitividad que debe alcanzar la industria al ofrecer carnes en canal y cortes especiales, como hicimos hace un tiempo con el mercado del vecino país, dándole valor agregado a la actividad.
Por el lado de la palma la cosa pinta bien, y esas casi 100.000 hectáreas sembradas en el departamento podrían tener un importante respiro después de periodo dolorosos. Los precios altos parecieron corregirse hacia abajo a mediados de año pero volvieron a repuntar en julio-agosto, y no ha habido la capacidad de los grandes productores mundiales como Malasia e Indonesia de aumentar su producción y cubrir las necesidades mundiales. Le favorece que los precios de la soja, su gran competidor, se mantengan altos por los climas desfavorables en los Estados Unidos. Los expertos se debaten en especular si la bonanza irá hasta iniciarse el próximo año o estamos entrando en un ciclo de por lo menos 3 años de buenos precios.
La carga del café, de 125 kilos, se comprará hoy al cafetero a $1.800.000, batiendo todos los records de que se tenga memoria en las últimas décadas. Además, se viene reconociendo en el mercado mundial una prima de calidad al producto colombiano superior a 50 centavos por libra. En el Cesar son 19 municipios que producen el café, 16 de ellos en la serranía del Perijá y 3 en la Sierra Nevada. Las variedades de la región con sus nuevas marcas y procesos empiezan a ganar terreno. El llamado es a controlar los también altos costos de producción, en particular los fertilizantes. Si bien la devaluación ayuda al exportar, grava al traer insumos no producidos en el país. Es el momento de ahorrar e invertir bien.
Por diversas razones se ha dado la coincidencia de que los precios de nuestros principales productos del campo se han disparado, generándose una bonanza que deseamos continúe en el tiempo y dé la oportunidad a los productores de recuperarse después de un prolongado periodo de sequía financiera y climática. Los precios han alcanzado niveles insospechados […]
Por diversas razones se ha dado la coincidencia de que los precios de nuestros principales productos del campo se han disparado, generándose una bonanza que deseamos continúe en el tiempo y dé la oportunidad a los productores de recuperarse después de un prolongado periodo de sequía financiera y climática.
Los precios han alcanzado niveles insospechados y solo aquellos que se mantuvieron en el negocio, como suele pasar, son los que están en capacidad de aprovechar la coyuntura. Los precios del ganado, de la palma y del café, nuestros principales productos, registran buenas cifras, y sus mercados de exportación se encuentran en auge. Es más sorprendente porque esos productos llegaban a alcanzar esos rangos solo cuando hace unas décadas se estimulaban por el mercado de la rica Venezuela. Los buenos precios se extienden al maíz y al algodón, aunque la superficie en estos cultivos es muy baja.
Como toda regla tiene su excepción, esta vez es el arroz, cuya suerte es a otro precio, dado que se debate en una cruda encrucijada comercial; hubiera sido una significativa válvula de escape si el de buena calidad que se produce en Cesar y La Guajira se colocara en Aruba, Las Bahamas o Jamaica.
De la ganadería ya sabemos cómo las exportaciones de los últimos años, especialmente del ganado en pie, cambiaron la composición del hato en la costa y en el territorio nacional. Y cómo los precios del ganado en pie han sido tan generosos que el productor se siente satisfecho y se puede estar perdiendo el foco en la competitividad que debe alcanzar la industria al ofrecer carnes en canal y cortes especiales, como hicimos hace un tiempo con el mercado del vecino país, dándole valor agregado a la actividad.
Por el lado de la palma la cosa pinta bien, y esas casi 100.000 hectáreas sembradas en el departamento podrían tener un importante respiro después de periodo dolorosos. Los precios altos parecieron corregirse hacia abajo a mediados de año pero volvieron a repuntar en julio-agosto, y no ha habido la capacidad de los grandes productores mundiales como Malasia e Indonesia de aumentar su producción y cubrir las necesidades mundiales. Le favorece que los precios de la soja, su gran competidor, se mantengan altos por los climas desfavorables en los Estados Unidos. Los expertos se debaten en especular si la bonanza irá hasta iniciarse el próximo año o estamos entrando en un ciclo de por lo menos 3 años de buenos precios.
La carga del café, de 125 kilos, se comprará hoy al cafetero a $1.800.000, batiendo todos los records de que se tenga memoria en las últimas décadas. Además, se viene reconociendo en el mercado mundial una prima de calidad al producto colombiano superior a 50 centavos por libra. En el Cesar son 19 municipios que producen el café, 16 de ellos en la serranía del Perijá y 3 en la Sierra Nevada. Las variedades de la región con sus nuevas marcas y procesos empiezan a ganar terreno. El llamado es a controlar los también altos costos de producción, en particular los fertilizantes. Si bien la devaluación ayuda al exportar, grava al traer insumos no producidos en el país. Es el momento de ahorrar e invertir bien.