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Columnista - 26 agosto, 2021

De la moderación a la tibieza

Moderación, sobriedad, sensatez, prudencia, son palabras sinónimas que podrían ayudar a captar votos en un proceso electoral cuando el fin último sea ganar; claro, para los beneficiarios de las elecciones. La moderación, para algunos, podría significar no tocar temas fundamentales, los que deben ser, con tal de no perder posibles adeptos y lo importante sería […]

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Moderación, sobriedad, sensatez, prudencia, son palabras sinónimas que podrían ayudar a captar votos en un proceso electoral cuando el fin último sea ganar; claro, para los beneficiarios de las elecciones. La moderación, para algunos, podría significar no tocar temas fundamentales, los que deben ser, con tal de no perder posibles adeptos y lo importante sería ganar ocultando los verdaderos problemas. 

El moderado puede tender a la tibieza y al temor, sacrificando temas que la ciudadanía debería escuchar; también puede ser un pusilánime encapuchado, de esos que evaden los debates para avistar ballenas como lo hizo Fajardo. Es más fácil construir consensos cuando se abre la cartilla de todas las discusiones, apoyados en el pensamiento crítico, que cuando se rehúye el debate. En un país no existen temas vedados y menos para quienes aspiran a gobernarlo, todo se puede exponer sin perder la cordura; no importa sacrificar algunos votos pero todas las alcantarillas se deben destapar, la gente debe conocer todos los meandros de la política si se piensa en el país o región y no en las elecciones; la verdad se debe ir elaborando en cada debate, guste o no, y eso no es incompatible con la moderación. 

Denunciar no es perder la sobriedad ni sembrar odios, ni ser resentido, ni fomentar lucha de clases, es tener valor civil, aún a expensas de perder la vida. Si alguien solo cuida su expresión verbal en épocas electorales, pero se relaja en otras actividades de la vida todo el tiempo, es un farsante. Gandhi, un hombre sumamente equilibrado, le dijo a unos cristianos que lo visitaban: “Me gusta el Cristo de ustedes pero no ustedes porque no practican el cristianismo”. Dicen que por la verdad murió Cristo. Igual sucede en los procesos electorales. 

Esconderse detrás de unas consignas te hacen más hipócrita que sabio y prudente. No hay que creerles mucho a los sofistas. Las elecciones presidenciales en Colombia no son un sínodo o un conclave para escoger un papa, son una guerra sucia contra el adversario con mayor opción, donde perder la sindéresis es fácil, pero Petro la mantiene. Recuerdo que en un debate pasado, Oscar Iván Zuluaga descendió de su atril con intenciones claras de agredir a Santos, sus rasgos psicosomáticos lo delataban; Santos le dijo: “Cálmese doctor Zuluaga”, lo recuerdo bien. Con esta actitud, lejos de la moderación, Zuluaga le ganó a Santos en la 1ª vuelta. A Petro, muchos le cuestionan su falta de moderación porque hace denuncias que otros no hacen pero nunca han podido demostrarle que son falsas. 

Dicen que en la más reciente encuesta de Invamer Gallup perdió dos puntos porcentuales por sus supuestas imprudencias frente al paro pasado pero esta es una falsa percepción, dos puntos caen dentro del margen de error de las encuestas, no es una tragedia de opinión; además, Petro no fue un fogón, al contrario, siempre invitaba a la cordura. También, Eco Analítica le da amplia ventaja a Petro, siempre les gana a todos, así las encuestas las pague el adversario. Por eso, algunos comentaristas pierden la ecuanimidad y la sobriedad haciendo campaña por sus candidatos desde sus columnas, que se puede hacer pero con objetividad y moderación.

Columnista
26 agosto, 2021

De la moderación a la tibieza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Moderación, sobriedad, sensatez, prudencia, son palabras sinónimas que podrían ayudar a captar votos en un proceso electoral cuando el fin último sea ganar; claro, para los beneficiarios de las elecciones. La moderación, para algunos, podría significar no tocar temas fundamentales, los que deben ser, con tal de no perder posibles adeptos y lo importante sería […]


Moderación, sobriedad, sensatez, prudencia, son palabras sinónimas que podrían ayudar a captar votos en un proceso electoral cuando el fin último sea ganar; claro, para los beneficiarios de las elecciones. La moderación, para algunos, podría significar no tocar temas fundamentales, los que deben ser, con tal de no perder posibles adeptos y lo importante sería ganar ocultando los verdaderos problemas. 

El moderado puede tender a la tibieza y al temor, sacrificando temas que la ciudadanía debería escuchar; también puede ser un pusilánime encapuchado, de esos que evaden los debates para avistar ballenas como lo hizo Fajardo. Es más fácil construir consensos cuando se abre la cartilla de todas las discusiones, apoyados en el pensamiento crítico, que cuando se rehúye el debate. En un país no existen temas vedados y menos para quienes aspiran a gobernarlo, todo se puede exponer sin perder la cordura; no importa sacrificar algunos votos pero todas las alcantarillas se deben destapar, la gente debe conocer todos los meandros de la política si se piensa en el país o región y no en las elecciones; la verdad se debe ir elaborando en cada debate, guste o no, y eso no es incompatible con la moderación. 

Denunciar no es perder la sobriedad ni sembrar odios, ni ser resentido, ni fomentar lucha de clases, es tener valor civil, aún a expensas de perder la vida. Si alguien solo cuida su expresión verbal en épocas electorales, pero se relaja en otras actividades de la vida todo el tiempo, es un farsante. Gandhi, un hombre sumamente equilibrado, le dijo a unos cristianos que lo visitaban: “Me gusta el Cristo de ustedes pero no ustedes porque no practican el cristianismo”. Dicen que por la verdad murió Cristo. Igual sucede en los procesos electorales. 

Esconderse detrás de unas consignas te hacen más hipócrita que sabio y prudente. No hay que creerles mucho a los sofistas. Las elecciones presidenciales en Colombia no son un sínodo o un conclave para escoger un papa, son una guerra sucia contra el adversario con mayor opción, donde perder la sindéresis es fácil, pero Petro la mantiene. Recuerdo que en un debate pasado, Oscar Iván Zuluaga descendió de su atril con intenciones claras de agredir a Santos, sus rasgos psicosomáticos lo delataban; Santos le dijo: “Cálmese doctor Zuluaga”, lo recuerdo bien. Con esta actitud, lejos de la moderación, Zuluaga le ganó a Santos en la 1ª vuelta. A Petro, muchos le cuestionan su falta de moderación porque hace denuncias que otros no hacen pero nunca han podido demostrarle que son falsas. 

Dicen que en la más reciente encuesta de Invamer Gallup perdió dos puntos porcentuales por sus supuestas imprudencias frente al paro pasado pero esta es una falsa percepción, dos puntos caen dentro del margen de error de las encuestas, no es una tragedia de opinión; además, Petro no fue un fogón, al contrario, siempre invitaba a la cordura. También, Eco Analítica le da amplia ventaja a Petro, siempre les gana a todos, así las encuestas las pague el adversario. Por eso, algunos comentaristas pierden la ecuanimidad y la sobriedad haciendo campaña por sus candidatos desde sus columnas, que se puede hacer pero con objetividad y moderación.