Creo que muchos colombianos nos hemos preguntado cuál será la causa de que los músicos vallenatos y de algunos otros géneros musicales sean más propensos a caer en adicciones como las drogas o el alcohol, y terminamos divagando en las respuestas. Hoy me quiero aventurar en algunas hipótesis, con la licencia que me otorga ser […]
Creo que muchos colombianos nos hemos preguntado cuál será la causa de que los músicos vallenatos y de algunos otros géneros musicales sean más propensos a caer en adicciones como las drogas o el alcohol, y terminamos divagando en las respuestas. Hoy me quiero aventurar en algunas hipótesis, con la licencia que me otorga ser columnista de opinión.
Históricamente, los músicos son asociados con vicios y, especialmente, con consumo de alcohol, el vallenato no es la excepción, desde nuestros juglares hasta los más famosos y encopetados artistas populares han llevado una vida relacionada con este problema, con muy contados casos de abstemios.
También varios de nuestros músicos han permanecido inmersos en otros tipos de adicciones a sustancias psicoactivas, que incluso han podido hasta causarles la muerte; sin embargo, es muy poco lo que se ha hecho para atacar estructuralmente este problema, solo se han abordado casos individuales.
¿Quién dijo que a un músico, sea hombre o sea mujer, le da mejores resultados y le trae más fanáticos en la medida en que muestre su desorden con el consumo de drogas o alcohol?
Se dice que aquellos artistas que realizan más giras, presentaciones en vivo y viajan por carretera, están en un entorno fácil para caer en adicciones, eso sumado al ambiente de los camerinos, las salas de concierto, los bares, donde se encuentra alcohol y droga como dulces en piñata de niños, son un ambiente propicio para ello.
La fama en algunos y la riqueza en otros son dos factores que ponen a los músicos en otro círculo social, que entre otras cosas les da facilidades para sostener cualquier habito que elijan, amén de ser blanco de traficantes de drogas.
Otro factor que a mi juicio es preponderante, consiste en el hecho de que el músico cree que el estado de ebriedad o de éxtasis por cualquiera de esas sustancias no afecta negativamente su actividad, sino al contrario, pero lo más grave, pocas veces tiene a su lado alguien que lo oriente hacia otro camino, porque en su entorno casi siempre los demás son sus dependientes económicos.
Los managers y compañeros temen confrontarlos por temor a ser despedidos, luego entonces terminan apoyándolos y hasta acompañándolos a consumir.
¿Han pensado algunas de nuestras autoridades locales en que se pueden implementar políticas públicas encaminadas a atacar este problema? Algunas y algunos de nuestros artistas ahora le agregan otro ingrediente, que es llamar la atención con comportamientos eróticos o sexuales, en clara emulación a otros géneros exitosos. Error, ese no es el camino.
Al vallenato y a nuestros artistas no solo los protegemos y salvaguardamos construyendo moles de cemento, que, si bien generan grandes coimas, pueden terminar de elefantes blancos, sino también haciendo un esfuerzo para ayudar a los músicos a no caer en estos flagelos o apoyarlos en su rehabilitación, solo de esta manera se salvan vidas, se preservan talentos y consiguientemente nuestro acervo cultural.
COLOFÓN: Mientras en algunos países del mundo se viene censurando, incluso por las autoridades y la legislación interna a las letras ofensivas de la dignidad humana que emplea el reguetón, algunos de nuestros artistas por el solo hecho de estar a la moda y con el único propósito de conseguir fama y dinero buscan fusiones y colaboraciones. No es a cualquier precio que se le vende el alma al diablo.
Creo que muchos colombianos nos hemos preguntado cuál será la causa de que los músicos vallenatos y de algunos otros géneros musicales sean más propensos a caer en adicciones como las drogas o el alcohol, y terminamos divagando en las respuestas. Hoy me quiero aventurar en algunas hipótesis, con la licencia que me otorga ser […]
Creo que muchos colombianos nos hemos preguntado cuál será la causa de que los músicos vallenatos y de algunos otros géneros musicales sean más propensos a caer en adicciones como las drogas o el alcohol, y terminamos divagando en las respuestas. Hoy me quiero aventurar en algunas hipótesis, con la licencia que me otorga ser columnista de opinión.
Históricamente, los músicos son asociados con vicios y, especialmente, con consumo de alcohol, el vallenato no es la excepción, desde nuestros juglares hasta los más famosos y encopetados artistas populares han llevado una vida relacionada con este problema, con muy contados casos de abstemios.
También varios de nuestros músicos han permanecido inmersos en otros tipos de adicciones a sustancias psicoactivas, que incluso han podido hasta causarles la muerte; sin embargo, es muy poco lo que se ha hecho para atacar estructuralmente este problema, solo se han abordado casos individuales.
¿Quién dijo que a un músico, sea hombre o sea mujer, le da mejores resultados y le trae más fanáticos en la medida en que muestre su desorden con el consumo de drogas o alcohol?
Se dice que aquellos artistas que realizan más giras, presentaciones en vivo y viajan por carretera, están en un entorno fácil para caer en adicciones, eso sumado al ambiente de los camerinos, las salas de concierto, los bares, donde se encuentra alcohol y droga como dulces en piñata de niños, son un ambiente propicio para ello.
La fama en algunos y la riqueza en otros son dos factores que ponen a los músicos en otro círculo social, que entre otras cosas les da facilidades para sostener cualquier habito que elijan, amén de ser blanco de traficantes de drogas.
Otro factor que a mi juicio es preponderante, consiste en el hecho de que el músico cree que el estado de ebriedad o de éxtasis por cualquiera de esas sustancias no afecta negativamente su actividad, sino al contrario, pero lo más grave, pocas veces tiene a su lado alguien que lo oriente hacia otro camino, porque en su entorno casi siempre los demás son sus dependientes económicos.
Los managers y compañeros temen confrontarlos por temor a ser despedidos, luego entonces terminan apoyándolos y hasta acompañándolos a consumir.
¿Han pensado algunas de nuestras autoridades locales en que se pueden implementar políticas públicas encaminadas a atacar este problema? Algunas y algunos de nuestros artistas ahora le agregan otro ingrediente, que es llamar la atención con comportamientos eróticos o sexuales, en clara emulación a otros géneros exitosos. Error, ese no es el camino.
Al vallenato y a nuestros artistas no solo los protegemos y salvaguardamos construyendo moles de cemento, que, si bien generan grandes coimas, pueden terminar de elefantes blancos, sino también haciendo un esfuerzo para ayudar a los músicos a no caer en estos flagelos o apoyarlos en su rehabilitación, solo de esta manera se salvan vidas, se preservan talentos y consiguientemente nuestro acervo cultural.
COLOFÓN: Mientras en algunos países del mundo se viene censurando, incluso por las autoridades y la legislación interna a las letras ofensivas de la dignidad humana que emplea el reguetón, algunos de nuestros artistas por el solo hecho de estar a la moda y con el único propósito de conseguir fama y dinero buscan fusiones y colaboraciones. No es a cualquier precio que se le vende el alma al diablo.