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Editorial - 30 junio, 2021

El reto de Cerrejón en manos de Glencore

Durante su informe de gestión del 2020  quedó claro que fue el año más difícil de la historia de Cerrejón. Al problema del mercado internacional se le sumó el covid-19 y una huelga que demoró más de 90 días. Todo esto amenazó el futuro de la principal empresa de La Guajira, la cual, con la […]

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Durante su informe de gestión del 2020  quedó claro que fue el año más difícil de la historia de Cerrejón. Al problema del mercado internacional se le sumó el covid-19 y una huelga que demoró más de 90 días. Todo esto amenazó el futuro de la principal empresa de La Guajira, la cual, con la exportación de carbón y la entrega de contraprestaciones, determina el 40 % del PIB del departamento fronterizo.

Ahora, la explotación recibió la confianza de Glencore, el socio comprador natural,  la misma multinacional en proceso de entrega de  sus títulos  en el Cesar, en cabeza de Prodeco. Saliendo del Cesar y metiéndose más en La Guajira.

 A Anglo American y BHP adquirió sus respectivas participaciones del 33,3 % en el Proyecto Conjunto, convirtiéndose en el único propietario.

Por la situación del mercado -con una ventana actual de inesperados buenos precios-,  la multinacional buscará una recuperación de la inversión a 2 años, un mensaje a sus múltiples accionistas: hacen buen negocio.

Pero el camino es retador. Con oportunidades de explotación hasta 2034, y un descenso progresivo del volumen a partir del 2030, Cerrejón deberá demostrar  la competitividad del carbón colombiano en nuevos mercados. Y manejar con acierto la relación con la comunidad, sus trabajadores, su entorno y el ambiente.

La demanda en el Atlántico, su cliente natural, entró en declive por el colapso de las importaciones en Europa y el limitado crecimiento en el Mediterráneo y las Américas; afectada por las políticas medioambientales, el auge de las energías renovables y el sobreabastecimiento de gas natural, lo que la  obliga, como a Drummond, a girar hacia el mercado asiático.

Aunque las proyecciones dicen que la matriz energética mundial necesitará del carbón durante muchos años,  ya que la demanda  no puede sostenerse solo en otras fuentes como la  eólica y solar, los mercados no serán crecientes y la competencia mayor.

Con la expectativa de recuperación en el 2021, Cerrejón viene de un 2020 en el que la cifra final de producción fue de 12,4 millones de toneladas y de exportación de 13,6 millones de toneladas, la cifra más baja en los últimos 18 años de operación. Cifras que en nada se comparan con las de 2019, cuando alcanzaron las 25,8 millones de toneladas producidas y las 26,3 exportadas, y los niveles de más de una década atrás.

Debemos recordar que hizo ampliaciones en su infraestructura de tren y puerto para mover más de 40 millones de toneladas y sus restricciones en mina, por oposición política y social, justificadas por posibles daños  ambientales, no permitieron su aprovechamiento.

Deberá recuperar la confianza de los  clientes, después de la inestabilidad del suministro desde el 2020. Sin seguridad jurídica gubernamental y el apoyo de la población  guajira será imposible recobrarla. Cerrejón también tiene la responsabilidad de actuar  con transparencia y altos estándares sociales, laborales y ambientales. Si pierde Cerrejón, pierde el país, la costa Caribe, el Cesar y más La Guajira. En el 2020, con paros, recibió el departamento $203.000 millones por concepto de regalías, contra $565.000 millones en 2019. Una diferencia abismal.

Editorial
30 junio, 2021

El reto de Cerrejón en manos de Glencore

Durante su informe de gestión del 2020  quedó claro que fue el año más difícil de la historia de Cerrejón. Al problema del mercado internacional se le sumó el covid-19 y una huelga que demoró más de 90 días. Todo esto amenazó el futuro de la principal empresa de La Guajira, la cual, con la […]


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Durante su informe de gestión del 2020  quedó claro que fue el año más difícil de la historia de Cerrejón. Al problema del mercado internacional se le sumó el covid-19 y una huelga que demoró más de 90 días. Todo esto amenazó el futuro de la principal empresa de La Guajira, la cual, con la exportación de carbón y la entrega de contraprestaciones, determina el 40 % del PIB del departamento fronterizo.

Ahora, la explotación recibió la confianza de Glencore, el socio comprador natural,  la misma multinacional en proceso de entrega de  sus títulos  en el Cesar, en cabeza de Prodeco. Saliendo del Cesar y metiéndose más en La Guajira.

 A Anglo American y BHP adquirió sus respectivas participaciones del 33,3 % en el Proyecto Conjunto, convirtiéndose en el único propietario.

Por la situación del mercado -con una ventana actual de inesperados buenos precios-,  la multinacional buscará una recuperación de la inversión a 2 años, un mensaje a sus múltiples accionistas: hacen buen negocio.

Pero el camino es retador. Con oportunidades de explotación hasta 2034, y un descenso progresivo del volumen a partir del 2030, Cerrejón deberá demostrar  la competitividad del carbón colombiano en nuevos mercados. Y manejar con acierto la relación con la comunidad, sus trabajadores, su entorno y el ambiente.

La demanda en el Atlántico, su cliente natural, entró en declive por el colapso de las importaciones en Europa y el limitado crecimiento en el Mediterráneo y las Américas; afectada por las políticas medioambientales, el auge de las energías renovables y el sobreabastecimiento de gas natural, lo que la  obliga, como a Drummond, a girar hacia el mercado asiático.

Aunque las proyecciones dicen que la matriz energética mundial necesitará del carbón durante muchos años,  ya que la demanda  no puede sostenerse solo en otras fuentes como la  eólica y solar, los mercados no serán crecientes y la competencia mayor.

Con la expectativa de recuperación en el 2021, Cerrejón viene de un 2020 en el que la cifra final de producción fue de 12,4 millones de toneladas y de exportación de 13,6 millones de toneladas, la cifra más baja en los últimos 18 años de operación. Cifras que en nada se comparan con las de 2019, cuando alcanzaron las 25,8 millones de toneladas producidas y las 26,3 exportadas, y los niveles de más de una década atrás.

Debemos recordar que hizo ampliaciones en su infraestructura de tren y puerto para mover más de 40 millones de toneladas y sus restricciones en mina, por oposición política y social, justificadas por posibles daños  ambientales, no permitieron su aprovechamiento.

Deberá recuperar la confianza de los  clientes, después de la inestabilidad del suministro desde el 2020. Sin seguridad jurídica gubernamental y el apoyo de la población  guajira será imposible recobrarla. Cerrejón también tiene la responsabilidad de actuar  con transparencia y altos estándares sociales, laborales y ambientales. Si pierde Cerrejón, pierde el país, la costa Caribe, el Cesar y más La Guajira. En el 2020, con paros, recibió el departamento $203.000 millones por concepto de regalías, contra $565.000 millones en 2019. Una diferencia abismal.