Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 25 mayo, 2021

Caprichitos

Aunque digan que “después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”, dando cuenta de que ya se firmó un jugoso contrato, la juventud salió a marchar contra la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata, considerándola una obra tan costosa como innecesaria, peor ahora cuando los instrumentos de planificación indican que la […]

Boton Wpp

Aunque digan que “después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”, dando cuenta de que ya se firmó un jugoso contrato, la juventud salió a marchar contra la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata, considerándola una obra tan costosa como innecesaria, peor ahora cuando los instrumentos de planificación indican que la inversión de las regalías debe direccionarse hacia sectores de mayor impacto social, debido a las seculares brechas que son comunes a todos y cada uno de los municipios del departamento del Cesar.  

Es posible que la marcha sea inocua a la materialización de la iniciativa gubernamental, pero quedará el antecedente, aún en contra de los periodistas que replicaron el estratégico libreto impuesto desde la casa de gobierno, promoviendo dudas de que la protesta no era contra el leonino gasto; para que en un futuro no se diga que los cesarenses aceptamos sumisos, al menos algunos, la construcción de un esperpento a todas luces inconveniente y que, si estudiamos integralmente el proceso contractual desde la etapa de planeación, fácilmente se puede determinar que también es ilegal.   

La formulación del proyecto nace con falencias. La Descripción de la Necesidad se remite a una crónica de la música vallenata, sin ningún estudio técnico ni análisis de la necesidad a satisfacer, tal vez si se hubiera hecho el resultado dejaría clara la impertinencia del proyecto. En la Justificación se expresa la simple percepción subjetiva del redactor, no se soporta con cifras las potencialidades turísticas del departamento, tampoco hay estudios serios sobre el cacareado impacto del centro en la economía del departamento, es decir, que técnicamente no pudieron justificar lo injustificable. 

El cantinflesco Planteamiento del Problema no plantea ningún problema, por el contrario, contradice la literatura de la Justificación, la cual encasilla el proyecto como de reactivación económica mediante el impulso de la actividad turística, mientras este divaga sobre la preservación y salvaguarda del patrimonio cultural. 

La Descripción del Problema la basan en que no hay escenarios idóneos para el desarrollo de eventos acerca de la tradición y el folklor vallenato, se les olvidó que existe el Parque de la Leyenda, los auditorios Paisaje de Sol y Crispín Villazón con capacidad similar al que plantean en el proyecto. Los Objetivos no son consecuentes con la Necesidad, Justificación y Planteamiento del problema. Muy seguramente los entes de control soslayarán estos detalles, lo que no quiere decir que estemos a salvo frente a un claro interés ilícito en la celebración de un contrato.   

Siguen las perlas. Imagínense una obra que cuesta casi 140 mil millones de pesos y a la que muy seguramente adicionarán un 50 %, dirigida por un profesional con dedicación en tiempo del 50 por ciento, ¿quién la dirigirá en el otro 50? Averígüelo Vargas. 

En la evaluación de la oferta, por ser licitación pública, el mayor peso debió tenerlo el precio, al cual solo le dieron 400 puntos y no los subjetivos factores de calidad con 490. Con razón hubo un único oferente. El costo del metro cuadrado supera los 22 millones de pesos, mientras que en los modernos edificios de apartamentos que surcan nuestros cielos el promedio está entre 3.5 y 4 millones, siendo los mismos precios unitarios. Saquen conclusiones.

Se acabó el espacio y en el tintero quedan temas como la ubicación, el diseño arquitectónico, la oferta única y su procedencia, la coherencia con el Plan de Desarrollo y la aplicación de la Ley 2056 acerca de las brechas sociales definidas técnicamente por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, las cuales, en vez de cerrarse, se abrirán para satisfacer un caprichito del gobernador. Un abrazo.

Columnista
25 mayo, 2021

Caprichitos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Aunque digan que “después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”, dando cuenta de que ya se firmó un jugoso contrato, la juventud salió a marchar contra la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata, considerándola una obra tan costosa como innecesaria, peor ahora cuando los instrumentos de planificación indican que la […]


Aunque digan que “después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”, dando cuenta de que ya se firmó un jugoso contrato, la juventud salió a marchar contra la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata, considerándola una obra tan costosa como innecesaria, peor ahora cuando los instrumentos de planificación indican que la inversión de las regalías debe direccionarse hacia sectores de mayor impacto social, debido a las seculares brechas que son comunes a todos y cada uno de los municipios del departamento del Cesar.  

Es posible que la marcha sea inocua a la materialización de la iniciativa gubernamental, pero quedará el antecedente, aún en contra de los periodistas que replicaron el estratégico libreto impuesto desde la casa de gobierno, promoviendo dudas de que la protesta no era contra el leonino gasto; para que en un futuro no se diga que los cesarenses aceptamos sumisos, al menos algunos, la construcción de un esperpento a todas luces inconveniente y que, si estudiamos integralmente el proceso contractual desde la etapa de planeación, fácilmente se puede determinar que también es ilegal.   

La formulación del proyecto nace con falencias. La Descripción de la Necesidad se remite a una crónica de la música vallenata, sin ningún estudio técnico ni análisis de la necesidad a satisfacer, tal vez si se hubiera hecho el resultado dejaría clara la impertinencia del proyecto. En la Justificación se expresa la simple percepción subjetiva del redactor, no se soporta con cifras las potencialidades turísticas del departamento, tampoco hay estudios serios sobre el cacareado impacto del centro en la economía del departamento, es decir, que técnicamente no pudieron justificar lo injustificable. 

El cantinflesco Planteamiento del Problema no plantea ningún problema, por el contrario, contradice la literatura de la Justificación, la cual encasilla el proyecto como de reactivación económica mediante el impulso de la actividad turística, mientras este divaga sobre la preservación y salvaguarda del patrimonio cultural. 

La Descripción del Problema la basan en que no hay escenarios idóneos para el desarrollo de eventos acerca de la tradición y el folklor vallenato, se les olvidó que existe el Parque de la Leyenda, los auditorios Paisaje de Sol y Crispín Villazón con capacidad similar al que plantean en el proyecto. Los Objetivos no son consecuentes con la Necesidad, Justificación y Planteamiento del problema. Muy seguramente los entes de control soslayarán estos detalles, lo que no quiere decir que estemos a salvo frente a un claro interés ilícito en la celebración de un contrato.   

Siguen las perlas. Imagínense una obra que cuesta casi 140 mil millones de pesos y a la que muy seguramente adicionarán un 50 %, dirigida por un profesional con dedicación en tiempo del 50 por ciento, ¿quién la dirigirá en el otro 50? Averígüelo Vargas. 

En la evaluación de la oferta, por ser licitación pública, el mayor peso debió tenerlo el precio, al cual solo le dieron 400 puntos y no los subjetivos factores de calidad con 490. Con razón hubo un único oferente. El costo del metro cuadrado supera los 22 millones de pesos, mientras que en los modernos edificios de apartamentos que surcan nuestros cielos el promedio está entre 3.5 y 4 millones, siendo los mismos precios unitarios. Saquen conclusiones.

Se acabó el espacio y en el tintero quedan temas como la ubicación, el diseño arquitectónico, la oferta única y su procedencia, la coherencia con el Plan de Desarrollo y la aplicación de la Ley 2056 acerca de las brechas sociales definidas técnicamente por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, las cuales, en vez de cerrarse, se abrirán para satisfacer un caprichito del gobernador. Un abrazo.