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Editorial - 24 mayo, 2021

No es tiempo de revocatoria sino de convocatoria

Es inconveniente la propuesta de revocar mandatarios, alcaldes o gobernadores, como la pretendida en algunos municipios del departamento y en el municipio de Valledupar, por diversas razones que a continuación expondremos.  El mecanismo de la revocatoria del mandato tiene su origen en el artículo 259 de la Constitución Política, que establece con claridad que  “Quienes […]

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Es inconveniente la propuesta de revocar mandatarios, alcaldes o gobernadores, como la pretendida en algunos municipios del departamento y en el municipio de Valledupar, por diversas razones que a continuación expondremos. 

El mecanismo de la revocatoria del mandato tiene su origen en el artículo 259 de la Constitución Política, que establece con claridad que  “Quienes elijan gobernadores y alcaldes imponen por mandato al elegido el programa que presentó al inscribirse como candidato. La ley reglamentará el ejercicio del voto programático”. Efectivamente se reglamentó ampliando como causa la de la insatisfacción.

Entrando en el punto, esa revocatoria es inconveniente e inoportuna porque la circunstancia excepcional de la pandemia y sus efectos desbarató los programas de gobierno, y  aunque no podemos ser laxos con el gobernante para que haga lo que a bien le parece, es fácil inferir que no los podrá llevar a cabo, y si algo se realiza no es de esperar que se logre en el grado inicialmente esperado. 

Como dijo recientemente el diario El Universal ante la  revocatoria que se promueve contra el alcalde Willian Dau: “…Tiene sentido que los promotores de la iniciativa revisen si la actual, imprevisible y extraordinaria emergencia causada por el coronavirus es o no una causal eficiente para considerar un mayor grado de comprensión de las razones que han demeritado la gestión del burgomaestre, como ha ocurrido con buena parte de los mandatarios en el orbe.

No es lo mismo aquilatar la gestión de un gerente si la valoración se hace en situaciones normales, que si se juzga frente a un evento grave y prolongado de fuerza mayor como es la actual pandemia. Adicionalmente, no es claro si resulta conveniente ejercer ese derecho de participación ciudadana en medio de esta situación excepcional, máxime si consideramos una verdad incontrastable: estos procesos de revocatoria, debido a su regulación, nunca prosperan, con lo que ello supone en pérdida de energía, recursos, inestabilidad política y credibilidad ciudadana en esta figura”. (13 de enero 2021, ‘La revocatoria del alcalde’). 

Hay otros elementos. La caída de los ingresos municipales, no por falta de gestión sino por la crisis económica derivada de la pandemia. Para tener una idea, sin entrar en el rubro de impuestos, Emdupar, primera empresa del municipio de Valledupar, pasó de recaudar de $4.300 millones mensuales a niveles aproximados de $3.000 millones, una caída del 30 %. 

Si prosperara una revocatoria, se tendría que designar un mandatario de transición de la cuerda del alcalde saliente mientras se convocan nuevas elecciones. ¿Vale la pena hacerlo para que ejerza el nuevo 18 meses o menos?  

Hoy,  además, hay una  gran protesta nacional con bloqueos de muchos sectores y se requiere otra forma de abordar los conflictos. Es el momento no de revocar sino de convocar a la ciudadanía al diálogo para entre todos, incluidos actores como los jóvenes, se pueda llegar a acuerdos de superación del terrible drama de salud y dolorosos decesos, pobreza, desempleo, desactivación económica y desesperanza.

Editorial
24 mayo, 2021

No es tiempo de revocatoria sino de convocatoria

Es inconveniente la propuesta de revocar mandatarios, alcaldes o gobernadores, como la pretendida en algunos municipios del departamento y en el municipio de Valledupar, por diversas razones que a continuación expondremos.  El mecanismo de la revocatoria del mandato tiene su origen en el artículo 259 de la Constitución Política, que establece con claridad que  “Quienes […]


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Es inconveniente la propuesta de revocar mandatarios, alcaldes o gobernadores, como la pretendida en algunos municipios del departamento y en el municipio de Valledupar, por diversas razones que a continuación expondremos. 

El mecanismo de la revocatoria del mandato tiene su origen en el artículo 259 de la Constitución Política, que establece con claridad que  “Quienes elijan gobernadores y alcaldes imponen por mandato al elegido el programa que presentó al inscribirse como candidato. La ley reglamentará el ejercicio del voto programático”. Efectivamente se reglamentó ampliando como causa la de la insatisfacción.

Entrando en el punto, esa revocatoria es inconveniente e inoportuna porque la circunstancia excepcional de la pandemia y sus efectos desbarató los programas de gobierno, y  aunque no podemos ser laxos con el gobernante para que haga lo que a bien le parece, es fácil inferir que no los podrá llevar a cabo, y si algo se realiza no es de esperar que se logre en el grado inicialmente esperado. 

Como dijo recientemente el diario El Universal ante la  revocatoria que se promueve contra el alcalde Willian Dau: “…Tiene sentido que los promotores de la iniciativa revisen si la actual, imprevisible y extraordinaria emergencia causada por el coronavirus es o no una causal eficiente para considerar un mayor grado de comprensión de las razones que han demeritado la gestión del burgomaestre, como ha ocurrido con buena parte de los mandatarios en el orbe.

No es lo mismo aquilatar la gestión de un gerente si la valoración se hace en situaciones normales, que si se juzga frente a un evento grave y prolongado de fuerza mayor como es la actual pandemia. Adicionalmente, no es claro si resulta conveniente ejercer ese derecho de participación ciudadana en medio de esta situación excepcional, máxime si consideramos una verdad incontrastable: estos procesos de revocatoria, debido a su regulación, nunca prosperan, con lo que ello supone en pérdida de energía, recursos, inestabilidad política y credibilidad ciudadana en esta figura”. (13 de enero 2021, ‘La revocatoria del alcalde’). 

Hay otros elementos. La caída de los ingresos municipales, no por falta de gestión sino por la crisis económica derivada de la pandemia. Para tener una idea, sin entrar en el rubro de impuestos, Emdupar, primera empresa del municipio de Valledupar, pasó de recaudar de $4.300 millones mensuales a niveles aproximados de $3.000 millones, una caída del 30 %. 

Si prosperara una revocatoria, se tendría que designar un mandatario de transición de la cuerda del alcalde saliente mientras se convocan nuevas elecciones. ¿Vale la pena hacerlo para que ejerza el nuevo 18 meses o menos?  

Hoy,  además, hay una  gran protesta nacional con bloqueos de muchos sectores y se requiere otra forma de abordar los conflictos. Es el momento no de revocar sino de convocar a la ciudadanía al diálogo para entre todos, incluidos actores como los jóvenes, se pueda llegar a acuerdos de superación del terrible drama de salud y dolorosos decesos, pobreza, desempleo, desactivación económica y desesperanza.